Con la muerte de Gil se va una de esas voces únicas y contundentes de la poesía ecuatoriana.

El poeta azogueño murió en Guayaquil, a los 82 años, por problemas respiratorios. Donó su gran acervo al centro cultural que lleva su nombre en Azogues.

Las voces fundamentales de la poesía ecuatoriana aparecen en una nueva colección del Centro de Publicaciones de la PUCE. Las tres antologías están ilustradas con cuadros de pintores nacionales.

Asegura que, parte de su vida, la pasó bajo una opresión que no le permitía expresarse, hasta que conoció la escritura.

Por primera vez, el escritor portovelense será publicado por la editorial chilena Cinosargo, dirigida por Daniel Rojas. En Ecuador se presentará en julio.