Dilma Rousseff se dirigió a la prensa internacional para denunciar que es víctima de un golpe de Estado.

Sectores industriales, de servicios y del poderoso agronegocio, que respaldan el juicio político contra la presidenta, quieren reformar las leyes de mercado.

Michel Temer es sospechoso de haber manipulado cuentas fiscales, el mismo delito del que se acusa a Rousseff.

Ayer se recordaron 52 años de la asonada que impuso un gobierno militar, el cual torturó a la actual mandataria.

Michel Temer dirige el PMDB, aliado de Dilma Rousseff. Hoy se reúne el consejo directivo de la agrupación para decidir si mantiene su respaldo. Hay dos vertientes en esta tienda política.

La gobernante advirtió que no renunciará pese a las presiones de sectores de la derecha y judiciales.

Expertos estiman que los ricos apoyan la destitución de la presidenta Dilma porque se oponen a los cambios a favor de los pobres del país. En 6 años el índice de pobreza pasó de 25,2% a 7,3%.