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El periodismo narrativo construye memoria

El periodista barranquillero, fuera del Centro Cultural La Clave de Apu, después de su último taller en Quito.
El periodista barranquillero, fuera del Centro Cultural La Clave de Apu, después de su último taller en Quito.
Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
19 de noviembre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

El periodista Alberto Salcedo Ramos (Barranquilla, 1963) es un costeño apacible a quien incomodaron con un cuestionamiento en un programa de radio colombiano: “¿Usted -le dijo un colega, al aire-, cuándo va a dar el salto a la literatura?”.

“Me parece una pregunta espantosa -recuerda el autor de la crónica ‘La eterna parranda de Diomedes’-, primero, porque prueba que el tipo cree que el periodismo es de una familia inferior a la literatura y que hay que dar un salto; segundo, porque no tiene idea de qué diablos es literatura”.

Antes de dictar una charla en la Universidad Central de Ecuador, el pasado martes, Alberto se sienta en uno de los sillones apostados fuera del auditorio que ocupará y pide un café, que no sea instantáneo, que las cosas buenas toman su tiempo. El periodismo, reflexiona, tiene que estar bien escrito, debe hacerle preguntas a la sociedad e intentar comprender la condición humana para dejar una huella en la historia.

“La literatura no es un patrimonio exclusivo de quienes hacen novelas, cuentos y ensayos”, les dirá el maestro de periodismo a sus escuchas: “Si ves una biblioteca donde no está el libro Hiroshima, de John Hersey, algo está mal ahí porque es una obra que se puede leer en cualquier momento y está escrita con belleza estética. Hay literatura de no ficción”.

Después, el autor -que fue uno de los invitados de la Feria del libro de Quito 2016- recordará una broma de uno de sus amigos: “Él propuso que Bob Dylan reciba la distinción del Premio Nobel, claro, porque se la merece, pero que done el monto económico del premio para ayudar a los damnificados de la música de Ricardo Arjona. Las cosas tienen que estar bien contadas”.

Aunque parezca un registro efímero, el cronista colombiano cree que el periodismo debe contribuir en la construcción de la memoria, pese a que “vivimos en sociedades histéricas donde no hay oído para lo importante, sino para lo ruidoso. Hay gente ilusa que cree, por ejemplo, que las redes sociales son espacios de diálogo y no lo son necesariamente, pero hay que darles un buen uso”.

Salcedo Ramos explica que, con la crónica, el suceso que se disputaba el espacio con los avisos clasificados puede llegar a la primera página. El fenómeno El Niño, como dato, dice el periodista, estará en primera página, pero la historia de una familia afectada por esto tiene que ser un relato significativo, emocional, para estar en ese lugar, atrayendo a un mayor número de público para “darles a entender una noticia que los afecta y que, quizás, ellos no sabían que les afectaba”.

‘El rostro humano de la noticia’

La frase era el título que llevaban los talleres de Salcedo hace unos años, encontrar ese rostro es algo que explicó en un taller, durante 3 días, en su última visita a Quito. El fin es no quedarse estancado en la coyuntura del momento, que el periódico de ayer tenga una historia memorable, ir más allá del relato noticioso, “que no valga solamente en términos informativos, sino que refleje una época, una tendencia de la sociedad, que muestre el espíritu de un país, que, sobre todo, cree empatía con el lector”.

Una exalumna de Alberto Salcedo Ramos, que residía en Australia, leyó El Oro y la Oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé -que acaba de publicarse en lengua francesa con el título L’Or et l’Obscurité-, pese a que odiaba el boxeo. “Es que esa es la historia de un hombre, de un ser humano”, le confesó. La universalidad y atemporalidad pueden estar en el relato periodístico y ese es el enfoque a buscar desde la crónica.

Sobre la postergación de la paz

Hay ciertos hechos históricos que requieren una perspectiva para comprenderlos, dice el cronista barranquillero en entrevista con este diario. Se refiere al plebiscito del pasado 2 de octubre, en el que una mayoría de colombianos no aceptó las condiciones en que su Gobierno y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) acordarían una paz “estable y duradera”.

“Me preocupa -dice Salcedo Ramos- que, aun después de esa jornada electoral, sigamos sin buscar unos puntos de acuerdo que nos ayuden a construir el nuevo rumbo. Lo cierto es que hay una Colombia ligada al pasado, y otra que queremos que mire de frente hacia el futuro. Debe haber una diferencia entre justicia y venganza”. (I)

Datos

Alberto Salcedo Ramos es maestro de la Fundación García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). Ha dictado talleres de crónica en España, Perú, México, Argentina, Venezuela, Ecuador, Colombia, Estados Unidos y Bolivia.

Su biografía del boxeador Antonio Cervantes fue presentada en lengua francesa anoche, en la Maison de l’Amérique Latine à Paris con el título L’Or et l’Obscurité. La vie glorieuse et tragique de Kid Pambelé. La traducción estuvo a cargo de Cyril Gay.

Una antología, Crónica, publicada por la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional de México (UNAM) tuvo como compilador a Felipe Restrepo Pombo, director de la revista mexicana Gatopardo.

El cronista hizo una confesión: “No soporto la idea de quedarme con curiosidad”.

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