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Ecuador, 28 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Dreamtown retrata a los jóvenes chotenses más allá del fútbol

Aníbal Chalá y Carlos Maldonado estuvieron junto a la cineasta Betty Bastidas en el estreno que se dio en el festival Encuentros del Otro Cine, el jueves pasado.
Aníbal Chalá y Carlos Maldonado estuvieron junto a la cineasta Betty Bastidas en el estreno que se dio en el festival Encuentros del Otro Cine, el jueves pasado.
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
28 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Carlos Maldonado es un futbolista chotense que sueña —como muchos de sus paisanos— con que el estruendo de sus goles llegue al mundo entero. Su propósito tiene un límite en la etiqueta de ‘semiprofesional’ y, pese a que no está en la mira de grandes directores técnicos, una cineasta lo enfocó.

Aníbal Chalá acaba de cumplir la mayoría de edad y corre tras el sueño de Maldonado con más bríos. Desde que Chalá tenía 12 años, Betty Bastidas —directora del documental Dreamtown— lo siguió en las canchas de El Chota y sus transformaciones como jugador se presentaron la noche del pasado jueves, durante la XV edición del festival Encuentros del Otro Cine.

La película, de corte intimista, no es un retrato cándido de la superación personal dentro del deporte más popular del mundo, sino un vistazo a la realidad de este en Ecuador, país que históricamente ha relegado a su población negra, la cual tuvo un lugar de reivindicación socioeconómica en el balompié.

“Empezamos a seguir a Ulises de la Cruz cuando estaba a punto de retirarse de las canchas profesionales”, dice Bastidas, en La Cafetina del cine Ochoymedio, “él se hizo asambleísta y siempre ha usado al fútbol para emprender cambios sociales en el valle de El Chota, no solamente ligados al deporte sino a otras profesiones y sitios como un hospital, escuelas y hasta una universidad”.

Sobre si en El Chota el fútbol sigue siendo una aspiración mayoritaria, Bastidas dice que “hay un progreso que se ha dado lentamente. Habrá unos 30 futbolistas que han llegado al mundo profesional y, al ser familiares y amigos de muchos jóvenes, los entusiasman y marcan unos pasos a seguir pero Tierra de sueños es fértil por los anhelos diversos”, más allá de que el lugar sea considerado una cantera de deportistas.

El racismo es abordado a través del transcurso temporal, pues en la historia quedará registrado —con muchas interpretaciones— que 7 futbolistas chotenses pusieron en alto el nombre del país e hicieron visible a su pueblo en dos Copas Mundiales de Fútbol.

“Lo que uno necesita es que las generaciones menores no estén limitadas en sus sueños, deben saber que hay que luchar por estos y no darse por vencidos pese al sacrificio que requiere hacerlos realidad. Todos tenemos ese derecho de ver nuestros sueños realizados sin que importe de dónde vinimos, aunque pertenezcamos a una etnia que no es representada o si tenemos pocos recursos”, insiste Bastidas, quien migró a los Estados Unidos cuando tenía 9 años, en 1987. “Nos enriquece mucho celebrar nuestras diversidades, nos fortalece no excluirlas ni abandonarlas”.

Los condicionamientos del éxito

En la sociedad, el diálogo sirve como un pase-gol. Las diferencias se diluyen mientras los ciudadanos se acercan con un objetivo común y los “perfiles íntimos” de Dreamtown “humanizan algo que apenas conocemos al ver un partido”, dice Betty Bastidas, quien durante una década tuvo que residir sin documentos en EE.UU. “Mis experiencias se han dado desde el ocultamiento que padecemos los ciudadanos considerados ‘de segunda’, esas reflexiones son importantes por lo competitivo que resulta y cuánto se asemeja a que un (director) técnico te excluya o sufras la fragilidad de una lesión”.

Al comparar los desafíos de los migrantes latinoamericanos con los sectores históricamente marginados de la región, Bastidas habla de “comunidades subrepresentadas”, pese a los éxitos que significan las clasificaciones a mundiales o los logros obtenidos allende las fronteras.

Una ilusión mediada por el capital

Carlos Maldonado va de uno a otro equipo, probando suerte, “como un gitano”, dice Betty al caracterizar a su personaje como encerrado en “una maquinaria que busca engrandecerse sin que a esta le importe demasiado su vida personal”.

Christian Mejía Acosta, uno de los coproductores del filme —los otros fueron Jorge Torres y Giovanna Aguilar—, recuerda el testimonio de la madre de Maldonado: “ella dice que ‘estos del fútbol (empresarios, directivos, medios) les están lava y lava el cerebro a los chicos pero no les dan ni para sus pasajes’ cuando van a probar suerte”.

Una imagen de Ronaldinho Gaúcho simboliza las aspiraciones de Maldonado; en su casa, el futbolista dice que agotará sus esfuerzos antes de ver a los oficios de la generación de sus padres —carpintería, plomería, agricultura— como opciones de supervivencia.

Un lustro de producción fue sostenido para Tierra de Sueños gracias a 2 campañas de crowfounding (mecenazgo virtual) en las que se recaudaron cerca de $ 75 mil, donados por unas 7 mil personas, en su mayoría migrantes latinos residentes en los Estados Unidos. La autogestión fue un recurso adicional y la posproducción se concluyó con un aporte de $ 25.500 asignados por el Consejo Nacional de Cinematografía, a través de concurso.

El productor y la directora de Dreamtown tuvieron que sortear, junto a su equipo, el costo de derechos de autor que impone la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado, por sus siglas en inglés) para contenidos audiovisuales de los mundiales. “Incluir imágenes de archivo (20 segundos en total) de los goles ecuatorianos durante la Copa nos costó mucho y un contrato estipula que, durante 10 años, el monto inicial subiría si las mostramos en otras plataformas o si llegan a más espectadores”, contó Mejía. (I)

Datos

Dreamtown (Tierra de Sueños) es un documental sobre el joven Aníbal Chalá en su búsqueda por convertirse en un jugador de fútbol profesional. El filme se rodó durante 5 años y otros 2 jugadores, Ulises de la Cruz y Carlos Maldonado, cuentan la manera en que sus vidas se entrecruzan.

Betty Bastidas ha ganado varios premios incluyendo el Photography Fellowship de la Academia de Cine de Nueva York (NYFA).

Tres entidades aportaron para la producción en EE.UU.: The National Association of Latino Independent Producers (NALIP), National Association of Latino Arts and Cultures (NALAC), y New York Women In Film & TV.

Las próximas proyecciones del filme se darán en Estados Unidos. Dentro del Festival de cine ecuatoriano en Nueva York, habrá un preestreno el viernes 3 de junio y el estreno internacional será el domingo 5 de junio.

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