Alfredo Escapa y Natalia Lipovetzky se nutrieron del campo y la ciudad

El artista español Miguel Alfredo Escapa llegó por primera vez a América hace un mes y lo hizo para participar en la residencia móvil Satélite, la cual se desarrolla en las zonas rurales –Pujilí– y urbanas             –Quito– de Ecuador. Pisar este territorio fue como acceder a una realidad paralela, donde la concepción del mundo es opuesta y ajena a la de su país. “En Europa hay una separación entre el hombre y la naturaleza –dice Escapa–. Además de que el continente donde vivo está cansado, hay una especie de rechazo hacia lo no científico, hacia lo mágico. No es que acá haya magia por las calles, pero sí hay una vida, sobre todo en el campo, de relación y respeto con los ciclos vitales de la naturaleza”.

Actor, performer, pedagogo y creador en torno a las artes vivas contemporáneas, Escapa realizó durante su residencia en la casa Pujinostro su proyecto de creación e investigación denominado NUDO, basado en su acercamiento con la población local y a partir del sistema de comunicación que usaban los incas, el quipu (nudo).

Alfredo siempre se propone establecer vínculos con las comunidades que trabaja y, por ello, el uso del quipu le permitió crear nuevas formas de diálogo (más allá del escrito u oral) y, así, dejar mensajes para un futuro imaginario, simbólico. El laboratorio de investigación lo hizo con la comunidad de Alpamalag de Acurios, en Pujilí, y con un grupo de artistas en Quito.

“El nudo tiene mucha simbología, pues también puede  significar conflicto. Hay una frase de un filósofo español que dice ‘erradicar  el sentimiento violento del conflicto’. En este trabajo me planteo la pregunta de cómo podemos convivir con el conflicto, pues no podemos romperlo, está ahí, sobre la mesa. A su vez reflexiono sobre cómo en las ciudades, por ejemplo, vivimos como extraños, aun cuando compartimos enjambres, edificios. Pero de repente, por una cosa sencilla como es el saludo, podemos crear un vínculo, un nudo con el otro”.

El artista español dictó un taller la anterior semana destinado a personas relacionadas con las artes del cuerpo y mañana, a las 17:30, en Arte Actual, hará una presentación performativa de su proceso artístico durante la residencia. Los proyectos de Escapa se centran en visibilizar y modificar los usos de los cuerpos individual y colectivo, planteando otras maneras de operar y otras formas de relacionarse.

Conversaciones con el volcán

La artista argentina Natalia Lipovetzky fue otra de las participantes de la residencia Satélite. Sus intereses de investigación se centran en el paisaje y su relación con el tiempo, por lo que durante su estancia en Pujinostro centró su trabajo en una conversación con el Cotopaxi.

Previamente, Lipovetzky, quien a través del arte produce pensamiento, había trabajado con la piedra en su estado más puro como material artístico y de reflexión.

“La piedra me interesa como metáfora del tiempo, de la permanencia”, dice Natalia, quien al enterarse de que en Ecuador había la ruta de los volcanes decidió orientar su trabajo a estas estructuras geológicas. Luego de examinar el paisaje alrededor de Pujilí, de contemplarlo y de visitar el cráter de la laguna Quilotoa, la artista decidió recolectar la piedra pómez (espuma de lava petrificada) que dejó alguna vez el Cotopaxi cuando erupcionó.

Mañana, desde las 10:00, Lipovetzky desparramará la piedra que recogió en las canteras de Pujilí en el parque de Arte Actual de Flacso, simulando cómo cae del volcán la lluvia de piedras. “Este es más bien un trabajo zen, contemplativo, hacia dentro, pero que sí tiene que ver con llevar el cuerpo al espacio. La residencia me pareció ideal porque en Pujilí pudimos pensar, y en la ciudad, ejecutar”, dice Natalia. (I)