Las noticias en estos días son alarmantes, las adicciones y sus derivados en accidentes de tránsito, diversiones y detenciones, superan ampliamente a la crónica roja asociada a robos y asesinatos. Se requiere pasar de preocupado a ocupado y no solo saber qué hacer, sino aplicar soluciones eficientes y eficaces. En el tema que desarrollamos recomendamos mucho los materiales preparados para los 12-16 años, por Encarna Bas Peña, Prevención de drogodependencias, en secundaria (integración en las áreas curriculares), 148 páginas. Narcea, S.A. de ediciones. En ayuda al magisterio resumiremos sus principios metodológicos, propuestas didácticas y experiencias. En cualquier área, asignatura y actividad son aplicables los mismos principios metodológicos para la prevención de las drogodependencias y alcanzar una educación integral.
El profesorado debe promover una actitud constructiva del alumnado sobre las drogodependencias, no se trata de imponer sino de proponer, hay que reestructurar las propuestas construyendo su propio aprendizaje. La función del profesorado es de mediación, facilitación y orientación, no de prescripción, y que se relacionen los conocimientos anteriores y las nuevas cuestiones planteadas. Como mediador, el profesor debe facilitar las iniciativas del alumnado para tratar los aspectos de la vida que le preocupa. Se trata de promover el análisis de situaciones concretas relacionadas con situaciones de consumo y de no consumo presentes en su entorno, analizar sus causas y consecuencias, así como plantear estrategias para el estudio y resolución de problemas diversos, interpretación de datos, noticias, análisis de publicidad, etc.
En el planteamiento de las actividades se partirá de lo que el alumnado sabe, de sus ideas previas, por lo que se debe proponer las que les permiten expresar sus pensamientos, percepciones, experiencias, así como las relaciones entre los contenidos de las áreas y los relativos al uso de sustancias toxicas. El profesorado tiene que proporcionar oportunidades al alumnado para que compruebe el interés y utilidad de lo aprendido en diversas situaciones. Por ejemplo, en el estudio del lenguaje publicitario sobre tabaco y alcohol, la veracidad o no de los mensajes escritos y visuales (en Lengua); la asociación de la actividad física con el consumo de tabaco (Educación Física); las consecuencias en el organismo del consumo del tabaco (aparato respiratorio) y del uso indebido de bebidas alcohólicas (sistema nervioso central) en Biología; los accidentes de tránsito por el consumo de bebidas alcohólicas (Educación Vial); las consecuencias para otras personas (Ética); la destilación de diferentes bebidas alcohólicas, los diferentes tipos de alcohol y sus usos (en Química), etc. La realización de estas actividades implica la reflexión personal, el desarrollo de la capacidad para establecer relaciones, transferir aprendizajes, elaborar conclusiones y propuestas de actuación.
La funcionalidad de los aprendizajes está garantizada por la interdisciplinariedad de los aspectos de la prevención de drogas, así como por las diferentes situaciones en las que el alumnado se puede encontrar en riesgo personal, interpersonal o ambiental. Los contenidos deben presentarse con una estructuración clara entre las relaciones de los contenidos específicos de cada área y los de prevención, para promover la progresión del conocimiento y su transferencia a diferentes áreas y situaciones personales/sociales, lo que requiere un trabajo de reflexión individual y de equipo. En definitiva, la educación preventiva de las drogas de parte del profesorado requiere un compromiso ético, trabajo en equipo y continuado a lo largo del proceso educativo y con la colaboración de especialistas.