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Saskia Bermeo: “El Parque Histórico es un refugio de vida”
Caminar por sus senderos resulta una experiencia fascinante. El parloteo de loras y loros retumba entre las frondosas ramas de guayacanes y guachapelíes de este bosque tropical seco. Al paso se dejan ver sin mayor dificultad y presumen su intenso color que parecen haber salido del bodegón de cualquier pintor.
Siguiendo en la misma ruta, es fácil detectar la presencia de monos que se “vuelven locos” con la llegada de cualquier humano. Son generosos, juguetones y muy hábiles. Cual trapecista de circo se guindan de cualquier rama para demostrar sus habilidades.
Más adelante los caimanes se mantienen estáticos y descansan sobre el manglar los días soleados. Sobre ellos se montan mariposas, arañas o cualquier insecto, mientras se mantienen sin “pestañear”.
Si usted está pensando que nos referimos a la selva amazónica ecuatoriana, está equivocado. Quienes habitan en Guayaquil -por fortuna- no tienen que viajar tantas horas para presenciar las bondades de la naturaleza.
Solo basta con visitar las ocho hectáreas que conforman el Parque Histórico de Guayaquil, en donde la flora y fauna conviven con infraestructuras de madera que evocan el pasado de esta ciudad.
Visitarlo se convierte en un verdadero placer y un encuentro íntimo con la naturaleza. Así lo describe la presentadora del Noticiero de TC mi canal, Saskia Bermeo, quien a propósito de las fiestas de fundación de la ciudad no duda en visitar este lugar que tiene un sinfín de atractivos que mostrar a propios y extraños.
Ingresar a este pequeño paraíso no tiene costo, pero existen ánforas al ingreso del parque en donde los generosos pueden contribuir con incentivos para el cuidado, preservación y conservación de las especies.
La guapa presentadora del noticiero asegura que este lugar es un “refugio de vida” y un viaje al pasado para conocer un poco más sobre la historia de la ciudad.
Saskia empezó su recorrido por el área de vida silvestre, en donde se aprecia cómo era el entorno de la región en tiempos prehispánicos entre la flora y fauna del Guayas. “Es increíble ver a las loras parloteando y repitiendo el saludo de las personas. Además, son muy coloridas y eso es realmente impresionante. Los osos perezosos también son muy hermosos y llaman mucho la atención porque se mantienen quietos y no se inmutan ante la presencia de los demás”, resalta.
Para Saskia, visitar el Parque Histórico da un sentido de pertenencia y amor entre sus visitantes e invita a cuidarlo y a preservar todo lo que en él existe, más aún cuando queda a pocos minutos de distancia de la gran ciudad. “Muchas personas ni siquiera han visto en vivo a los animales que habitan esta zona y solo lo han hecho por televisión o en los libros. Cuando los tienes frente a ti te causa asombro y mucha alegría”, acota.
Y es que en este parque existen cuatro ecosistemas característicos de la región: Bosque Seco Tropical, Bosque de Manglar, Bosque de Llanura Inundable y el Bosque de Garúa en los que se pueden apreciar alrededor de 30 especies en exhibición y otras en estado silvestre.
Para recorrer estas zonas hay que transitar por un sendero de madera, conectado entre sí, que conducen a otras áreas de este espacio turístico cultural.
Saskia prefirió ropa cómoda para su visita. Estuvo ataviada en un jean celeste, sandalias abiertas (también se pueden usar zapatos flats o planos) y una blusa de seda transparente que es ideal por el clima del sector. Lo importante es que el visitante se sienta muy cómodo.
La siguiente parada de este recorrido fue la Zona Urbano Arquitectónica, que está compuesta de edificaciones de valor histórico construidas a inicios del siglo XX.
Muchas de estas edificaciones fueron desarmadas y rescatadas por el Banco Central del Ecuador y ahora se levantan a lo largo del Malecón 1900. Aquí se puede visitar el Hospicio Corazón de Jesús, Casa Verde, Banco Territorial, Casa Julián Coronel, entre otras edificaciones que describen al guayaquileño de los siglos XIX y XX. “Ver cómo se vestían en esa época es muy bonito. Llama mucho la atención la forma de hablar y de tratar a los demás, especialmente porque adoptaron costumbres europeas”, enfatiza.
Antes de ir a la Zona de Tradiciones los visitantes pueden detenerse en el área gastronómica. Aquí existen varios puntos de venta de típicos platillos como el maduro con queso, torrejas, humitas, hayacas, tortillas de maíz y deliciosos jugos naturales como el de piña, mora, sandía, naranjilla, melón y demás frutas de estación. Lo mejor de todo es que en este sector corre una fresca brisa que arrulla o refresca a los visitantes.
Finalmente, la Zona de Tradiciones abre una puerta hacia las costumbres y la vida rural del agro costeño de fines del siglo XIX y comienzo del XX. Aquí un grupo de actores recrean las costumbres del montubio, su dialecto y su alegría. “Escuchar los amorfinos y la alegría de los montubios es divertido porque son gente muy amable y respetuosa. Uno se divierte en esta zona porque además de aprender sobre su forma de vida nos contagiamos de esa buena vibra”, dice.
Entre amorfinos, dulces de frutas y animales del campo, se levantan la Casa campesino y la Casa Hacienda San Juan integradas a un ambiente de plantaciones y aves de corral. Allí es donde termina el paseo para Saskia Bermeo.