La próxima noche de Año Nuevo tendrá un segundo más de tiempo para poder resincronizar los relojes con el irregular movimiento de la Tierra, según decidió el International Earth Rotation and Reference Systems Service (IERS) de París. De este modo el próximo 31 de diciembre, antes de dar la bienvenida a 2017, las agujas de los relojes de todo el mundo deberán marcar las 23:59:60.

El ajuste temporal, llamado por los especialistas como “segundo intercalar”, se debe a la precisión de los relojes atómicos mundiales, que miden el Tiempo Coordinado Universal (UTC) y combinan mal con la rotación irregular de la Tierra, progresivamente desacelerada por la atracción gravitacional del Sol y de la Luna, además del movimiento del “corazón” de hierro de nuestro planeta.

Estas variaciones en el tiempo de rotación son monitoreadas por los expertos del IERS aprovechando la luz procedente de galaxias lejanísimas, ubicadas a millones de años luz de nosotros. Si la Tierra rota sobre sí misma más veloz o más lenta en 0,9 segundos, entonces se recurre al segundo intercalar, explican los investigadores europeos. Este artificio fue introducido por primera vez el 30 de junio de 1972: desde entonces se incluyeron 26 segundos intercalares. La última vez fue el 30 de junio de 2015.

Dado que estos ajustes temporales amenazan con sembrar el caos en los sistemas informáticos de todo el mundo, se estableció que los segundos artificiales puedan ser introducidos o quitados solo a fines de junio o diciembre, dando un preaviso de 6 meses para que todos puedan adecuarse al nuevo tiempo oficial. Ya en el paso de siglo, en el 2000, el mundo estuvo atento por el J2K, que en realidad no provocó problemas. (I)