Perder libras por decenas, la utopía posible

Cambiar totalmente de guardarropa, pasar de ser adictos a la comida chatarra a ser fanáticos del ejercicio físico, tener rutinas más saludables y sentirse mejor con ellos mismos son parte de los beneficios que experimentan las personas que se deciden  por motivos médicos o, incluso, estéticos, a bajar de peso.

Algo así es el caso de Johanna Vique, una productora radial guayaquileña a quien no le incomodaban las 270 libras que pesó durante 8 años hasta el 2009, cuando unos exámenes médicos que se realizó en la empresa donde labora le indicaron que algo en su salud no andaba bien.

“Cuando me dieron los resultados, encontramos que tenía elevados niveles de azúcar en la sangre, hipertensión y además, hígado graso. Debía empezar a cuidarme y así lo hice”, explica, y luego agrega que su propósito inicial no era bajar de peso de forma radical sino mejorar su salud, por aquellos signos de deterioro.

Sin embargo, en el proceso algo cambió. “Los médicos me dijeron que no consuma nada de grasas ni azúcares, que tome mucha agua y que camine diariamente... Al cabo de dos meses, sin proponérmelo en realidad, empecé a ver resultados y a notar que la ropa me quedaba más floja”, cuenta con entusiasmo.

Actualmente, luego de dos años de haber cambiado su forma de comer con la ayuda de una nutricionista, de haberse adaptado a correr, montar en bicicleta de forma diaria y nadar los fines de semana, Johanna, de 31 años, es una nueva mujer de 130 libras.

Así como esta joven profesional hay muchas personas que han vivido por largo tiempo con sobrepeso e incluso obesidad y luego, gracias a una alimentación equilibrada, una rutina adecuada de ejercicios y un cambio de mentalidad, logran mantenerse dentro de los límites saludables, mejorando sustancialmente su estilo de vida.

Y justamente de eso se trata, según explica la nutricionista Lorena Miranda. “Se deben cambiar los hábitos de alimentación para siempre. No es vivir a dieta, es sabernos alimentar proporcionalmente y combinar los alimentos en horarios y en frecuencias”, afirma la especialista.

Según Miranda, el ritmo de vida actual de quienes trabajan, empuja a las personas a llevar un desorden alimenticio que favorece el sobrepeso. “A veces la gente no desayuna, generalmente almuerza fuera de casa y merienda lo que tiene guardado en la refrigeradora, recién a las 10 de la noche”, añade.

Una historia parecida a la de Johanna es la de Juan José Carvajal, de 26 años, un estudiante universitario que redujo las 255 libras que pesaba hace un año a 158, gracias al ejercicio físico y una dieta especial que se denomina “paleolítica”, que está vinculada con la práctica del crossfit, un programa de acondicionamiento físico del que hoy se confiesa adicto.

“Desde pequeño fui ‘rellenito’, pero en mi adolescencia, desde los 14 años, comencé a subir muchísimo de peso hasta llegar a las 210 libras. Cuando tenía 22 años empecé a consumir productos naturales como té y complejos vitamínicos. Dieron resultado por un tiempo, bajé hasta 60 libras, aunque eran muy costosos”, afirma.

La experta en preparación física Zayda Molina considera que el ejercicio es la solución definitiva para reducir medidas y mantener un peso adecuado, combinado con una disciplina alimenticia.

“Existen quemadores de grasa y suplementos deportivos a base de albumina de huevo que son sanos”, explica; “sin embargo, las ‘pastillas mágicas’ para bajar de peso sin esfuerzo no existen. Si existieran, en la calle no veríamos ningún gordito, todos seríamos esbeltos”.

Con este conocimiento, Juan José ingresó a un gimnasio del norte de la ciudad. Según cuenta, conoció la práctica del crossfit por un amigo y explica que se trata de un conjunto de actividades aleatorias, aplicadas a la vida diaria, que combina las disciplinas de halterofilia y gimnasia olímpica, para mejorar el desempeño físico y que proporciona fuerza y resistencia.

“Llegó un momento en el que la ropa ya no me quedaba. Era insoportable, los pantalones me apretaban y tenía que estirar las camisetas”, recuerda Juan José.

El deseo de bajar de peso y su afición por el surf fueron determinantes para decidirse y concentrarse en su objetivo. “Tenía una tabla muy grande para que pudiera soportar mi peso, pero de todos modos la práctica de ese deporte se complicaba: no podía agarrar las olas o a veces de 20 cogía una o media”, cuenta.

Para Zayda Molina, los ejercicios pliométricos como -según dice- antes se denomimaba al crossfit, “deben estar vigilados de cerca por especialistas, ya que se trata de rutinas de impacto en las que un mal movimiento puede causar lesiones, especialmente en las rodillas y talones, donde cae todo el peso del cuerpo”.

Según explica la Dra. Lorena Miranda, el sobrepeso puede deberse a muchas causas. “Hay factores hormonales, genéticos, hereditarios, causas producidas por medicamentos... son diversas las variables que inciden en el peso de las personas o a veces, incluso, en la dificultad para perder libras”.

Pero esta no es la historia de Alison Cruz de Kalil, una joven madre de 29 años. Siempre fue  delgada, hasta que se embarazó por primera vez a los 27 años. “Los médicos me explicaron que en el embarazo una mujer solo debe subir 25 libras. ¡Yo subí casi 75!”, explica, mientras recuerda la gran ansiedad que sentía por comer y la retención de líquidos que la llevó a pesar cerca de 200 libras. Luego de dar a luz a su pequeña Ariana, que hoy tiene 1 año 7 meses, se sometió a una dieta estricta, una rutina de ejercicios y pudo retomar su peso ideal, no obstante, volvió a embarazarse...

“Esta vez llegué a las 190 libras, 10 menos que en el embarazo anterior. Me puse a dieta nuevamente desde el primer día en que Giuliana nació”. Been on Time, el centro de preparación física de Zayda Molina, ubicado en la ciudadela Kennedy Vieja, es donde Alison se ejercita durante 5 días a la semana por una hora y media diaria, y según la entrenadora ha dado resultados.

“Ella llegó con 85 centímetros de cintura; actualmente tiene 61”, explica, mientras recuerda que las partes del cuerpo que más sufren con el embarazo son el abdomen bajo y la parte interna de los muslos.

Nueva vida, nuevas rutinas

A raíz de la pérdida de libras y de su nueva figura, Johanna Vique, Juan José Carvajal y Allison Cruz de Kalil entendieron la importancia de llevar una vida más ordenada en cuanto a la alimentación y la realización de ejercicio físico de forma constante.

Juan José, por ejemplo, cuenta que hace un año bebía  variedades de alcohol los fines de semana, fumaba y tenía una activa vida nocturna en fiestas con sus amigos.

Además, consumía gran cantidad de carbohidratos, como pizzas y hamburguesas a deshoras, sin evaluar lo que ingería. “Además, no hacía ejercicios. Me la pasaba viendo televisión”, afirma.

En la actualidad dejó completamente de fumar por el entrenamiento en el gimnasio y los fines de semana se dedica al surf, viaja mucho a la playa y se alimenta correctamente.

“Los beneficios de la salud se ven al instante”, afirma de su parte Johanna Vique, quien confiesa que ahora se siente con más energía para trabajar, ha mejorado la circulación en la que tenía problemas y no ha vuelto a padecer de insomnio. 

Según comenta, en su familia existen antecedentes de diabetes, hipertensión, obesidad e hígado graso. Afirma que incluso familiares han fallecido por esos problemas, lo que le generó temor y urgencia por mejorar su estado físico y de salud.

Mientras tanto Alison asegura que una dieta libre de sal y azúcares excesivos es lo que le ha ayudado a mantenerse en su peso actual. Además del ejercicio físico, que no descuida desde que nació su segunda bebé.

Los tres coinciden en que una vez que el entrenamiento se transforma en hábito es más fácil realizarlo de forma diaria.

Según Johanna, para ella se ha convertido  en algo tan vital como darse un baño. “Cuando no salgo a correr porque llueve o porque a veces no tengo tiempo, paso todo el día intranquila. Es como si me faltara algo. Es fundamental para mí, ahora”, concluye, convencida.