En uno de los pasillos de la maternidad Matilde Hidalgo de Procel del Guasmo una jovencita de mirada dulce y con un niño en brazos estaba a la espera de ser atendida. Apenas empezó a llorar el menor, ella descubrió su seno y le dio de lactar. Nicole tiene 16 años y hace 1 se convirtió en madre.

Recuerda que pasaron varios meses para darse cuenta de su estado. “Mi hermana me decía ‘oye tu no te enfermas y te crece la barriga’. Ahí me asusté y me llevaron a hacerme una prueba. Tenía 5 meses y no pude hacer nada. Sabía que debía afrontar mi error”. Nicole reconoce que conocía de algunos métodos como el implante de la T, los preservativos, pero no los usé porque mis padres conocían a mi novio, quien  es mayor y se encuentra detenido por no pasar manutención.

Como ella, miles de adolescentes se embarazan sin medir las consecuencias.  Según datos del INEC, en Ecuador 4 de cada 10 mujeres tuvieron un hijo cuando fueron adolescentes, es decir 49.286. El 74,4% es pobre. A nivel de América Latina la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el 58% de los embarazos no es planificado. De ellos, el 38% se da en menores de 20 años.  

Hoy se conmemora el Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, con lo que se intenta tomar conciencia.

El doctor Carlos Jiménez, quien lleva más de 5 años tratando a adolescentes, cuenta que cuando les pregunta si conocían los riesgos que traería la relación sexual “algunas contestan sí, en especial las de clase media-alta, mientras que las de clase media-baja no lo hacen (contestan)”, dice.

Asegura que han podido identificar que muchas veces son chicas que tienen más de 3 relaciones con distintas personas, lo que aumenta las posibilidades de contagio de enfermedades como el VPH y el VIH.

Además de producirse una alteración de su estado físico. “Cuando una menor de 14 años se embaraza, envejece precozmente”.

Para Margarita Ontano, jefa del departamento del Centro de Atención Adolescente ‘CAPFUS’, aunque ha existido una reducción de embarazos en menores de 12 y 13 años, los casos son más visibles a partir de los 14 años.

Aunque conocen los riesgos, el que los cometan “guarda una relación estrecha por la forma de ser del adolescente rebelde, contradictorio”. Explica que hay 2 grupos de adolescentes. Unos provienen de una sociedad permisiva, donde morbosamente los mismos miembros de la familia los inducen a tener un embarazo, y por otro está la sociedad restrictiva, a la que no se le permite estar informada de nada. “Pero esto no hace más que perjudicarla por una de las conductas  de esa edad curiosa”, dice. 

La gineco-obstetra, del distrito 1 del Ministerio de Salud, María Fernanda Mosquera, asegura que el índice de embarazos en las adolescentes es un problema social, mas no biológico. “Ocurre que muchas veces ellas dejan de ir al centro de salud a recibir consejería y planificación, por evitarse rumores de las vecinas,  y  prefieren ir a la botica y comprar el método que no es correcto para su edad, ni saben cómo usarlo”. Además, dice que aún existen mitos sobre el uso de anticonceptivos, como quedar estéril o que cuando tengan un hijo va a nacer enfermo.