Pedro Lucas y Efraín Astudillo, exestudiantes de la carrera de Ingeniería en Ciencias Computacionales de la Espol, crearon un “compositor de música con inteligencia artificial”. Se trata de un sistema que genera notas musicales en conjunto, con la base armónica de un compositor humano.

La afición por la música despertó en Pedro el deseo de fusionarla con la tecnología, una idea que impulsó junto con Efraín y que empezó a tomar forma en las clases de inteligencia artificial dictadas por el docente Enrique Peláez hasta transformarse en el proyecto de tesis de ambos jóvenes.

La idea era crear un compositor con inteligencia artificial que despierte el interés de la comunidad científica y  ayude a complementar este sistema en lo tecnológico y que, además, apoye a los músicos en el proceso creativo.

“Queríamos hacer algo que representara el conocimiento musical y, tras revisar la literatura sobre el tema, decidimos hacer algo denominado ingeniería del conocimiento en dos partes”, explica Pedro. Para ello se entrevistaron con músicos profesionales que les proporcionaron información general sobre composiciones musicales.

A partir de eso vieron qué técnicas de inteligencia artificial podrían ser adecuadas para ese tipo de aplicación. De allí que el siguiente paso fue desarrollar un modelo abstracto. “Algo así como un gráfico donde se plasman los subproblemas que hay que resolver para llegar a la solución final”. Esa fue la parte inicial de la propuesta de tesis: un esquema completo para generar una composición musical, basado en el conocimiento recolectado. Cuando tuvieron claras las estrategias, crearon el prototipo en un software.

En una primera parte, con un teclado recolectaron de los músicos melodías musicales o secuencias de notas, “lo que es diferente a una armonía o acorde, que son notas tocadas de manera simultánea”. Luego, utilizando la técnica de Cadenas de Márkov, crearon la base del conocimiento que sirvió para, a su vez, generar nuevas melodías diferentes, pero con el estilo de los músicos que alimentaron ese sistema.

Pedro señala que lo interesante de este proyecto es que en una prueba que aplicaron, los músicos que les ayudaron no pudieron diferenciar entre las notas originales que crearon y las secuencias generadas mediante la inteligencia artificial. “De ese modo comprobamos que ese modelo se iba comportando como una composición humana”.

El proyecto de Pedro y Efraín ha motivado artículos de investigación para la comunidad científica. Ya tienen tres publicaciones en las que explican el proceso del prototipo. Inclusive estuvieron en una exposición en Brasil. (I)