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Empresarios atuneros donaron trajes especiales para estas emergencias

Fugas de amoníaco dejaron 16 fallecidos en seis años

El pasado 23 de abril se produjo el último accidente fatal con amoníaco, en el que fallecieron 7 personas. Foto: William Orellana / El Telégrafo
El pasado 23 de abril se produjo el último accidente fatal con amoníaco, en el que fallecieron 7 personas. Foto: William Orellana / El Telégrafo
19 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Hay momentos en los que Sebastián Pinargote se llena de frustración e impotencia al no poder ser el sustento de su familia. Tras perder la visión y tener que lidiar con una fibrosis pulmonar, debido a la fuga de amoníaco registrada en el barco Andrea F., hace 6 años, este hombre de 35 años no ha tenido la oportunidad de tener un trabajo estable.

El 19 de noviembre de 2008 Sebastián se encontraba laborando como estibador en el puerto de Manta, cuando de pronto ocurrió el  escape del gas. Él no alcanzó a salir, pero su hermano menor, Miguel, al ver que su familiar no estaba entre quienes escaparon del barco, decidió ingresar nuevamente. Ahí encontró a Sebastián -prácticamente inconsciente- y lo ayudó a salir.

Con voz entrecortada, forzada más de lo normal debido a su estado de salud, Sebastián dijo: “Mi hermano dio su vida por la mía. Mi primer héroe es mi Dios bendito y el segundo es mi hermano Miguel”.

La actualidad de Sebastián es dura. Mensualmente gasta $ 450 en medicinas, dinero que no tiene regularmente. “A veces tengo que tomar pastillas solo dos o tres veces por semana, porque el dinero no me alcanza”, comentó el exestibador, a quien le fue dictaminado un 78% de discapacidad. “Apliqué al bono Joaquín Gallegos Lara, pero no califiqué”, manifestó.

La ayuda gubernamental que recibe Sebastián es el Bono de Desarrollo Humano ($ 50). “He tenido el apoyo de mi familia, pero ha faltado la ayuda de las autoridades”, expresó.

Las limitaciones de Sebastián de trabajar son extremas. “Si es un lugar muy frío, rápidamente me incomoda, si hace calor me desespero y se me baja la presión”, explicó.

Tras seis años del accidente en el que fallecieron 9 personas, con su hermano Miguel incluido, este ciudadano ha empezado a asimilar su estilo de vida actual. “Meses atrás me enteré, en un programa de televisión, que en el Patronato había clases del sistema de braille para personas no videntes. Ahí me decidí a desarrollar esa habilidad”.

María del Carmen Zavala, instructura en orientación y movilidad de esa dependencia, quien también ayudó en la parte psicológica, resaltó que el avance de este sobreviviente en su parte emocional ha sido progresivo en un corto lapso. “Cuando llegó tenía muchos temores de empezar esta nueva vida. Es todo un proceso interno que hace que, en unos casos, se demore más la rehabilitación, pero él tiene un progreso de una manera muy favorable”, destacó.

Zavala indicó que el hombre ha seguido un proceso en el que aprendió que es un volver a empezar. “La persona debe pasar un duelo y luego debe emprender la vida de otra forma”.

Complicaciones en la salud

Jessenia Flores, médica cirujana, explicó que el amoníaco es un gas altamente corrosivo. Los síntomas y las complicaciones futuras dependen del grado de exposición del paciente.

Puede ir de irritación de los ojos, dolor de garganta, hasta edema de pulmón, insuficiencia respiratoria y la muerte. En caso de que una persona se vea afectada con el gas, de inmediato debe ser bañada.

Luego aplicar líquidos intravenosos, analgésico si hay quemaduras. Además, antibióticos, corticoides, oxígeno terapia o nebulizaciones. “El medicamento a suministrar depende del grado de exposición, porque si el paciente queda con una insuficiencia respiratoria va a tener que estar conectado a un tanque de oxígeno para poder respirar”, indicó.

Tras la fuga del Andrea F., hasta 2013 se produjeron fugas en las que no se registraron fallecidos, pero sí 13 personas heridas.  Un nuevo accidente fatídico sucedió el pasado 23 de abril del presente año, en el que fallecieron 7 personas, 5 de ellas el mismo día. De la fuga de amoníaco de 2008, cinco personas murieron el 19 de noviembre. La última víctima fue Roberto Rosado, quien dejó de existir en junio de 2012.

Acciones preventivas

Tras la última fuga de amoníaco, la Autoridad Portuaria de Manta (APM) y el Cuerpo de Bomberos de la ciudad iniciaron gestiones, individualmente, con el fin de adquirir trajes especiales en casos de emergencias con el gas. Además, la Asociación de Atuneros del Ecuador donó equipamiento para actuar frente a este tipo de situaciones.

La Autoridad Portuaria realiza capacitaciones y simulacros con los operadores para que el personal esté preparado.

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