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El Telégrafo
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El recorrido por las diferentes exhibiciones de la institución toma alrededor de una hora

El Museo de la Ciudad se abre para los ciudadanos no videntes

El recorrido lleva al visitante a través de la historia capitalina y sus diferentes períodos.
El recorrido lleva al visitante a través de la historia capitalina y sus diferentes períodos.
Foto: Andrea Rodríguez / para EL TELÉGRAFO
14 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción País Adentro

En la mayoría de exposiciones de arte se mantiene una regla de oro: se mira, pero no se toca. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando la persona es invidente?

Para evitar que las personas puedan privarse de una parte fundamental de la cultura y la historia, diferentes museos alrededor del mundo han trabajado, en los últimos años, en facilitar y ampliar el acceso a sus colecciones a todo tipo de personas.

Este es el caso del Museo de la Ciudad, cuyo objetivo es abrir la exposición a las personas no videntes y con visibilidad limitada para que puedan disfrutar de los tesoros artísticos que tienen en su colección.

Según Carolina Navas, jefa de Museología Educativa de la entidad, cada año, durante octubre, se lleva a cabo una visita guiada para las personas no videntes, un recorrido basado en la técnica de la narración descriptiva.

Durante el desarrollo de la actividad, los visitantes están acompañados por un guía del museo, quien apoya la exploración de las piezas y la completa con una explicación destinada a favorecer la formación de imágenes mentales.

En esta visita es posible conocer, además, las salas de las sociedades antiguas, cuya temática principal gira en torno a los primeros habitantes de Quito hasta el siglo XVIII.

Durante la visita, las personas pueden tocar la ceniza volcánica para conocer más acerca del asentamiento humano en la zona de Quito hace miles de años y, al mismo tiempo, la influencia de las erupciones en su historia.

En otra sala, las personas no videntes pueden encontrar elementos como la obsidiana, piedra, madera y las herramientas para la caza.

El recorrido toma más de una hora y se realiza antes de noviembre, considerado como el mes inclusivo. En otra de las salas, se da a conocer la vida de los primeros habitantes de Quito. Se narra cómo habitaron hace 10 mil años.

Los visitantes también pueden visitar la sala del XVI, donde se aborda el nuevo modelo de ciudad, las plazas y el mestizaje cultural.

Como parte del recorrido, también se muestra el auge económico en Quito. La propuesta de esta sala es invitar a las personas no videntes a sentir la sal en grano o productos como el chocolate o el jamón.

En la muestra se hace énfasis en las comunidades con un tipo de organización especial; un concepto muy distinto a lo que se conoce como sociedad. En este caso, se trata de grupos organizados que recogían la piedra obsidiana de las cercanías del Ilaló para luego utilizarla en la caza de animales.

Al mismo tiempo, se destaca la organización social que implica recoger totora para elaborar elementos para la cestería y el tejido porque tenían relación con otras zonas, como Pimampiro, en Imbabura.

Irene Corral, una mujer con problemas de visión, explica que se trata de una experiencia muy agradable porque las personas no videntes pueden conocer de cerca la historia de las diferentes culturas.

Por lo general, la mano no está acostumbrada a tocar, pero en las personas no videntes esta capacidad está más desarrollada, así que la experiencia es aún mejor.

Uno de los primeros museos en abrir sus puertas a las personas no videntes fue el Museo del Prado (Madrid) que propone la exposición artística ‘Hoy toca el Prado’. (I)

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