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El Telégrafo
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Ciudadanos consideran que las nuevas unidades ponen en riesgo al peatón

Biarticulados invaden las aceras del Centro Histórico

Los biarticulados sobrepasan con la carrocería la señal de advertencia en la curva de la calle Mejía y Flores.
Los biarticulados sobrepasan con la carrocería la señal de advertencia en la curva de la calle Mejía y Flores.
Foto: Mario Egas/El Telégrafo
21 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Quito

Los buses biarticulados tienen problemas para circular por las estrechas calles del Centro Histórico de Quito. Esto se evidencia a menos de 15 días que entraron en funcionamiento 8 de los nuevos 40 buses.

El Municipio invirtió $ 33,1 millones y, según varios usuarios, estas dificultades pondrían en riesgo a los transeúntes, ya que los biarticulados invaden las aceras.

Las maniobras que deben hacer los conductores para tomar con normalidad el ángulo de giro se realizan sobre todo en las intersecciones de las calles Bolívar y Flores, Flores y Mejía y en la Montúfar y Mejía (sentido sur-norte del Corredor Central Trolebús).

Los nuevos buses miden 27 metros de longitud, nueve metros más que los antiguos articulados. En algunos puntos en el momento de curvar sobrepasan las pequeñas veredas ocasionando molestias y poniendo en peligro a los transeúntes.

Una agente de tránsito, quien prefirió reservarse el nombre, afirmó que el tercer vagón es el más complicado para girar. “La parte de atrás sobrepasa las angostas veredas. Los ciudadanos deben estar atentos cuando vean los nuevos biarticulados en el centro”, indica.

En la curva, entre la calle Bolívar y Flores, cerca de la parada de Santo Domingo, los vehículos, cuando giran, pasan a 40 centímetros de la vereda. Sin embargo, al otro lado, circulan -literalmente- arrimados a esa infraestructura peatonal.

Por esas dificultades, el personal metropolitano de tránsito delineó, de color amarillo, las  zonas de mayor dificultad como medida de advertencia para los ciudadanos.

A Marcelo Ríos, de 54 años, le preocupa la situación. Cuenta que los ciudadanos toman las  medidas necesarias para evitar, por ejemplo, ser atropellados por los automotores.

Este quiteño recomienda a las autoridades ubicar policías de Tránsito en la puerta principal del colegio San Fernando para evitar que los estudiantes tengan accidentes.
Los nuevos buses alteraron la ruta tradicional por donde circulaban por el centro. Las autoridades cerraron la parada Plaza del Teatro (sentido sur-norte), por las dificultades que podrían tener estas unidades al curvar por la calle Flores y Manabí. La ruta se desvía en la Mejía. En esa curva se generan problemas de circulación vehicular (ver foto).

Si bien es cierto, los viejos articulados pasan con tranquilidad, pero los nuevos ocupan más de la mitad de la vereda de la calle Mejía.

En ese lugar se pintó una señal horizontal de advertencia (curvada). Pese a ello, algunos conductores ocupan cerca de 80 centímetros de vereda, principalmente con la parte de atrás de sus unidades.

Esta acción genera que los transeúntes se refugien en los negocios adjuntos del sector, a algunos  les toca apresurar el paso. “Hay choferes que todavía no le cogen el ritmo a estas curvas”, dice Leonardo Andrango,  comerciante informal.

A pesar de ello, los choferes recibieron capacitación. Sin embargo, todavía “existen nervios especialmente en el centro. Debemos mirar bien el punto de giro”, dice uno de ellos a EL TELÉGRAFO.

En la parada provisional Montúfar también hay inconvenientes. La calle del mismo nombre de la parada es angosta y sus veredas son reducidas y dificultan la circulación peatonal.

También hay señalización horizontal de advertencia. Según otro policía de Tránsito, quien mantuvo en reserva su identidad, los biarticulados golpean en las partes bajas de las unidades por las características físicas de esas calles del casco colonial.

Mientras tanto, en el sentido norte-sur, en el trayecto del Centro Histórico no hay mayores problemas con estas nuevas unidades del Trolebús.

19 nuevas paradas no se acoplan

Desde que empezaron a operar los nuevos biarticulados el 11 de junio, ya se evidenciaron otros problemas, entre ellos que 19 de las 44 paradas del sistema no coinciden con el número de puertas de estos buses (cinco).

Las dificultades son latentes en los andenes de las plazas del Teatro, Grande, Santo Domingo, Cumandá, La Recoleta y Chimbacalle.

Además de la inversión de $ 33,1 millones en los buses, la administración de Mauricio Rodas destinó $ 13 millones en la renovación de las paradas. Narcisa López, usuaria del Trolebús, está inconforme por el servicio de las nuevas paradas. Dice que en el momento de salir de la unidad (o viceversa) debe saltar porque los vehículos no se acoplan a las nuevas paradas. “Falta información dentro del bus, la gente que viaja por primera vez se sorprende porque no puede salir por las dos últimas puertas”, manifiesta López.

Mónica Macías, de 20 años, considera que ya que se invirtió tanto dinero en las nuevas paradas se debió planificar mejor esas construcciones, “denota falta de planificación”.

Según Rodas, la flota de biarticulados deberá estar operativa en el segundo semestre de este año. Solo arribaron 10 y aún se desconoce la llegada de los 70 restantes. (I)

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