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El Telégrafo
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Bolaños, la figura local del Sudamericano de Patinaje

Bolaños se colgó este viernes 6 de diciembre de 2019 una medalla de plata en la competencia de naciones, modalidad puntos eliminación.
Bolaños se colgó este viernes 6 de diciembre de 2019 una medalla de plata en la competencia de naciones, modalidad puntos eliminación.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
07 de diciembre de 2019 - 00:00 - Redacción Fanático

Jorge Bolaños quedó huérfano de padre cuando tenía 6 años. Su papá falleció a causa de un accidente de tránsito, en Quito. Él y su hermano, un año mayor, quedaron bajo el cuidado de su madre, Mayra Villacorte.

Esa tragedia le dio un giro repentino a la vida de “Jota”, como lo llaman sus amigos, y de su familia. Tras la muerte de su esposo, Mayra decidió dejar Quito y regresar a su natal Tulcán para vivir con sus padres. Bolaños creció entre los consejos de sus abuelos y su afición por los deportes.

Era un niño activo e inquieto. Antes de conocer el patinaje jugó fútbol e hizo atletismo. Era seleccionado del colegio Hermano Miguel La Salle, en Tulcán, en ambos deportes. Incluso jugó en la selección de la Federación Deportiva de Carchi.

Bolaños conoció el patinaje de velocidad en 1997, en un campamento vacacional que se realizó en el parque El 8, en Tulcán. Tenía 8 años y su hermano fue su primera motivación para enamorarse de los patines en línea de cuatro ruedas.

Durante ocho años, hasta que cumplió los 16, su objetivo fue ganarle a Pablo, su hermano mayor y también seleccionado nacional de este deporte. Cuando por fin lo consiguió, el siguiente reto fue convertirse en el mejor patinador del mundo. Para esto, Bolaños le dio un vuelco completo a su vida, que en aquella época transcurría en la apacible y fría ciudad de Tulcán.

Hasta ese entonces los entrenamientos eran una actividad complementaria a sus estudios en La Salle, donde se graduó de bachiller. Pero inmediatamente después de terminar el bachillerato, Jorge tomó la decisión de radicarse en Bogotá, para entrenar bajo la tutela del colombiano Elías del Valle, el hombre detrás de los diez títulos mundiales consecutivos de su país en patinaje de carreras y entrenador de la selección en el deporte más exitoso en la historia de Colombia.

De la mano de Elías del Valle ha logrado desarrollar su talento en la explosividad que exige el patinaje, y la resistencia para las distancias largas. A Elías lo ve como un amigo, como un padre que siempre aconseja y corrige a su hijo.    

En principio iba a estar en Bogotá seis meses, pero la estadía allá se extendió más de lo pensado. Han pasado 14 años desde su llegada a Bogotá, donde prepara sus competencias internacionales gracias al apoyo económico de la Federación Ecuatoriana de Patinaje, la Secretaría del Deporte y el Plan de Alto Rendimiento.   

Su mamá se ganaba la vida como comerciante. Esa ocupación le permitió darle a sus hijos todo lo que necesitaban. Pero a los 17 años Jorge sentía una carga, eso lo empujó a tomar la decisión de ir a Colombia.   

El acento colombiano se le pegó. Pocas veces está en Ecuador, por eso su participación en el Campeonato Sudamericano de Clubes y Naciones de Patinaje de Velocidad que se disputa en Guayaquil es un lujo. Más aún después de colgarse la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Lima, en la modalidad 10.000 metros. Fue cuarto en el Campeonato del Mundo de Barcelona, en los 15 km ruta con eliminación.

El objetivo que lo desvelaba desde los 8 años lo consiguió en 2015, en Taiwán. En ese país logró el título mundial en los 10.000 metros. En ese mismo torneo se colgó una presea de bronce en los 15 km ruta.   

Estos triunfos internacionales lo convirtieron en el primer campeón mundial de patinaje del país y que lo catapultaron a la élite deportiva nacional.

“Tengo cinco medallas en mundiales, pero no me doy por vencido, todos los días me levanto como si no hubiese conseguido nada; voy por el oro. Nunca me conformo con el segundo o tercer lugar, me la juego por el todo o nada”, enfatiza el deportista de 31 años cuando le preguntan qué significa para él ser un campeón mundial. (I)

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