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Eduarda puso arte y glamour sobre la pista para ganar la medalla de plata

→María Eduarda practica patinaje desde 1993; ese mismo año ya fue seleccionada provincial.
→María Eduarda practica patinaje desde 1993; ese mismo año ya fue seleccionada provincial.
14 de noviembre de 2017 - 00:00

Por Luis Cheme, enviado especial a Santa Marta

Uno de los momentos más emotivos de los XVIII Juegos Bolivarianos ocurrió la noche del domingo pasado en el coliseo Coedumag de Santa Marta, Colombia.

Cuando se preparaba la premiación de las medallistas de la prueba de patinaje artístico estilo libre, la competidora ecuatoriana María Eduarda Fuentes estalló en llanto sobre los hombros de la ministra del Deporte, Andrea Sotomayor, quien en sus inicios fue su entrenadora. Fue una escena desgarradora y emotiva a la vez.

Las dos se entrelazaron en un abrazo que duró más allá de un minuto. El gesto conmovió incluso a los más de 500 samarios que llenaron los graderíos y que aplaudieron de pie el desempeño de la deportista ecuatoriana que se adjudicó la medalla de plata.

“Me sentí muy bien en la pista, es pequeña y eso es bueno, ya que permite mejor agarre y por ende hacer un gran espectáculo”, explicó la representante nacional, luego de recibir su presea plateada y el reconocimiento del público.

Fuentes empezó la práctica del patinaje artístico gracias a su mejor amiga Michele Andrade, hoy retirada de este deporte. A ella la acompañaba siempre a las prácticas de esta disciplina. Ese fue su primer contacto.

“Yo veía cómo ella entrenaba. Desde los ocho años inicié en este deporte y hoy lo practico con mucha emoción”, le contó a EL TELÉGRAFO. Le bastó danzar sobre ruedas unos minutos para entender que nunca más se separaría de esta actividad.

Las felicitaciones no pararon para la deportista tras el espectáculo que dio en el coliseo Coedumag. Durante el recorrido desde el escenario deportivo hasta la concentración ‘tricolor’ en la zona de Rodadero, sus redes sociales recibían mensajes de aliento. Algo que Fuentes destacó. “Es lindo ver el apoyo de todos. Mi amiga me felicitó y dijo que merecía la de oro por toda la preparación que tuve”.

En la misma temporada que se inició en el patinaje (1993) fue seleccionada de Guayas y debutó en 2001 en un torneo nacional que se disputó en Pasaje, El Oro, donde tuvo una discreta participación.

Esos comienzos fueron los más duros porque sufrió caídas, que aunque le dolieron fueron estimulantes para sacar lo mejor de sí y convertirse en una de las referentes del patinaje en Ecuador.

Al siguiente año –comentó María Eduarda– participó en su segundo evento nacional, en la capital de la República, y ganó la medalla de plata, lo que le permitió integrar la selección nacional en 2005, lo que la llevó a competir en el Campeonato Sudamericano que se realizó en Tunja-Colombia, donde, si bien no ganó ni una sola medalla, hizo un buen debut, especialmente por la soltura que tuvo en la pista.

La experiencia en torneos nacionales e internacionales y su preparación diaria la llevaron a ganar un sinnúmero de medallas. La humildad es una de sus virtudes que más se destaca, ya que, a pesar de los logros, considera que tiene mucho que aprender.

Eduarda -como prefiere que la llamen- mezcla esfuerzo físico, arte y glamour a través de esta disciplina. Así lo demuestra en sus prácticas del día a día.

La niña traviesa que a los 4 años solía ‘ahogar’ en la tina de baño los controles remotos de los aparatos electrónicos que encontraba y que siempre fue la mimada de papá, encontró en el deporte la vocación que le dio mayor sentido a su existencia.

El patinaje, incluso, le ayudó a vencer el dolor que le produjo la muerte de su padre, Julio Fuentes, quien tuvo afecciones al corazón y los riñones y falleció poco después de que ella comenzara sus prácticas, por lo que no pudo verla competir.

Manuela Chóez, su progenitora, le contó hace un año a diario EL TELÉGRAFO que, si bien toda la familia sufrió por el repentino deceso del jefe del hogar, a María Eduarda, la menor de sus hijas, le afectó más.

Pero con el tiempo, la ausencia del ser amado se convirtió en uno de sus principales estímulos para enfrentar la vida. Eduarda está convencida de que, desde algún lugar del firmamento, su padre la observa, la cuida y la guía.

Otro momento complicado por el que pasó la patinadora guayaquileña ocurrió cuando quedó embarazada y tuvo que abandonar temporalmente los entrenamientos.

De nuevo luchó contra corriente y ahora la pequeña Leah del Río, con sus 3 años y a quien le dedicó la presa de plata bolivariana, es su inspiración suprema.

Eduarda es madre soltera, por eso Manuela le ayuda en la crianza de su niña. (I) et

Datos

→Gracias a sus condiciones y a la disciplina que demostraba en cada entrenamiento, fue escogida aquel año para integrar la selección de Guayas. Su debut fue en Pasaje (El Oro); en ese evento no ganó medallas, pero adquirió experiencia.

16 años lleva la guayaquileña  María Eduarda  Fuentes en la práctica del patinaje artístico.

→Es su mayor inspiración; fue a ella a quien dedicó la medalla de plata. Su madre la ayuda con la crianza.

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