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La coalición de izquierda alcanzaría el 34,7% de apoyo en los comicios de este domingo
Syriza marca el cambio en elecciones griegas (Galería)
Grecia y parte de Europa viven una época de extrema complejidad sumidas en una severa crisis económica y política, con una profunda debilidad institucional en el contexto de desgaste de los partidos tradicionales y de sus cuadros políticos y una crisis social con millones de desempleados y en estado de pobreza sin precedentes.
El desempleo en Grecia es superior al 25% y sobre el 50% entre los jóvenes. Tres millones de personas no tienen cobertura sanitaria. En definitiva, un tercio de la población está por debajo del umbral de la pobreza.
La respuesta a esta situación ha sido la aplicación de medidas ortodoxas de reducción del gasto fiscal hasta en un 5,2%, castigando coberturas en servicios públicos, como la salud y educación de los ciudadanos de estos países, incluido Grecia.
La otra cara de la moneda son los miles de miles de millones que se han utilizado para salvar a los bancos o instituciones financieras de la región y, obviamente, los intereses de sus accionistas. Igual a lo que sucedió en Ecuador en 1999, se castigó los depósitos de los pequeños cuentaahorristas y se privilegiaron los intereses de la gran banca y el capital.
Lo que está claro es que la mayoría de la población en Grecia no confía ni en su gobierno ni en su parlamento, como muestra del desgaste y deterioro de la clase política. Es evidente que la ciudadanía siente que los políticos les dieron la espalda.
Colapso del sistema político
Los dos partidos grandes, el conservador Nueva Democracia y el Pasok socialista, son señalados como los principales responsables de la crisis, no han tenido ninguna capacidad de autocrítica y los altos niveles de corrupción los han deslegitimado. A esto se suma un alto rechazo a la élite, a una oligarquía que controlaba los partidos, los medios y las empresas.
El sistema colapsó gracias a un sistema clientelar que repartía recursos sin criterio ni objetivos claros, menos evaluación y seguimiento de la calidad del gasto o de la inversión. Con la crisis desapareció el clientelismo, no hay nada que repartir.
El colapso del sistema ha llevado -implícita- la necesidad de superar una serie de obstáculos: la elección de un nuevo presidente (el actual es Andonis Samarás y no se pudo concretar la elección en el Parlamento del conservador Stavros Dimas por falta de votos a su favor), disolución de la Cámara, comicios anticipados (25 de enero 2015) y probablemente un gobierno en coalición (liderada por la izquierda griega Syriza ‘Coalición de Izquierda Radical’, de Alexis Tsipras).
Según datos publicados por la prensa griega y reproducidos por los medios españoles, Syriza alcanzaría el 34,7%, lo que le permitiría obtener más o menos 144 escaños a 7 de la mayoría absoluta; la conservadora Nueva Democracia el 30,2%, como tercero más votado están en disputa To Potami, Aurora Dorada (neonazi), los comunistas KKE y el socialista Pasok. Todavía existe un 11% de indecisos.
Syriza se remonta a inicios de la década de 2000 como coalición de grupos y movimientos de izquierda (marxistas, verdes, trotskistas). En 2009 asumieron su nombre y obtuvo el 5% de los votos y su líder Tsipras fue electo diputado. En 2012 se convirtió en la principal fuerza de la oposición con el 26,9%, lo que representó 71 escaños en el Congreso.
La situación económica, la crisis, la poca legitimidad y la corrupción sumadas a un discurso esperanzador y de cambio han servido a Syriza para lograr resultados electorales importantes en estos últimos años.
La ‘crisis humanitaria’ que vive Grecia supondría la necesidad de unos 1.300 millones de euros, según la propuesta de Syriza. La deuda pública es del 177% del PIB, eso es 320.000 millones de euros, es decir, se ha incrementado el endeudamiento, incluido el salvataje recibido, por lo tanto, la economía ha sido el tema central del debate electoral en Grecia.
Se discute la salida del euro, asunto que no consta en las propuestas de Syriza, sin embargo, la propia Alemania, a través de su ministro de Economía, ha declarado que “no existe riesgo de contagio si Grecia sale del euro”, profundizando el debate sobre este tema en la contienda política griega y con una clara intención de favorecer a la derecha de ese país, bajo el supuesto de que si gana Syriza y Tsipras se producirá la bancarrota, la asfixia del crédito y finalmente la salida de la unión monetaria.
Según Syriza, los 1.300 millones de euros cubrirían las necesidades fundamentales de la ciudadanía en alimentación, vivienda, salud, electricidad, empleo (incremento salarial), etc. Similar a lo que hace ya el Municipio de Jalandri o la Prefectura de Ática con un paquete de 13 millones a favor de los más necesitados de su territorio.
Con respecto de la deuda, se propone una solución parecida a la que se dio a Alemania en 1953, esto es, cancelar una parte de la deuda y el resto pagar con una cláusula de crecimiento. A esto debemos sumar el vencimiento de la prórroga del rescate en febrero de este año, vencimiento que se amplió por 6 meses.
Se plantea, además, la renegociación de créditos de 800 mil griegos que podrían perder sus casas o locales comerciales por las deudas. En este ámbito, bien se podría exponer el ejemplo desarrollado por el Gobierno ecuatoriano en España para evitar estos injustos desahucios.
Se propone luchar contra la evasión fiscal, el 25% del PIB, según la OCDE, y la redistribución de los ingresos del Estado.
La crisis no es solo económica, sino sistémica, de valores, social, por lo tanto, la propuesta de Syriza no solamente es económica, es de dignidad, de principios y valores. Encontrar un camino de ilusión para que la gente recupere la luz en su casa, 330.000 hogares están a oscuras. 25.000 personas no tienen techo, viven en las calles.
Se plantea también la “renacionalización de servicios privatizados, como el agua, la electricidad o el transporte y la nacionalización de algunos bancos”. De la deuda, los bancos griegos se llevan cerca del 75% de los préstamos de la troika o plan de salvataje.
Paradójicamente, la derecha liderada por Samaras ha iniciado una campaña muy intensa con un discurso populista de múltiples ofrecimientos, rumores y mentiras que van desde la baja de impuestos hasta la lucha contra la inmigración, por citar un par de ejemplos.
Alexis Tsipras este fin de semana utilizó una estrategia audaz que generó expectativa en el electorado: invitó a que los ciudadanos le hagan preguntas en redes sociales y recibió más de 10.500 en pocas horas.
Temores desde Europa y España
La derecha europea y española ha dicho públicamente que el triunfo anunciado de Syriza no beneficiará a Podemos, bajo el siguiente análisis: primero, que se generará inestabilidad con el triunfo de Syriza y que esto afectará a un electorado más moderado que tiene Podemos, análisis demasiado sencillo y que parte de supuestos equivocados y menos al corto plazo.
Y segundo, que Grecia será el espejo de las dificultades para cumplir las promesas de romper una política de ‘austeridad’ y de renegociación de la deuda, asunto que no se puede concluir o afirmar. Hace pocas horas la Comisión Europea anunció que se amplía por 6 meses más el vencimiento de la prórroga del rescate financiero, lo cual está claro que esperarán al nuevo gobierno para tomar cualquier decisión respecto de la crisis. Según la derecha, cada día del gobierno de Syriza demostrará que no hay apenas margen de negociación con Bruselas y Atenas tendrá que ajustarse a las exigencias de la Comisión Europea o salir del euro.
“Salir del euro supondría una nueva caída del 20% del PIB en Grecia (que es lo que ya ha sufrido)”, según una nota de la prensa española que recoge el criterio de los dirigentes del Partido Popular gobernante. Syriza va a tener que negociar. En efecto, en gran medida, su futuro político, y el de la propia Grecia, dependerán de la capacidad de Syriza para negociar y definir políticas claras en materia económica con la finalidad de mantener la legitimidad que le otorgará el pueblo griego.
Lo que sí está claro es que lo que suceda en Grecia tendrá influencia en otros países, aunque habrá que analizar en su momento caso por caso.
Europa y el mundo, cada vez más rápido, vivirán momentos de cambio y creo que se exteriorizarán a partir de 2015. Lo que pase en Grecia, España y otros será fundamental. Si Alexis Tsipras y Syriza encuentran el camino adecuado en la gestión de su país, seguramente influenciarán en otras naciones y se habrá perdido totalmente el miedo al cambio. Eso representará triunfos electorales en otros países y crecimiento significativo de movimientos de izquierda, progresistas, con una alta participación ciudadana.
Ecuador es considerado un ejemplo a seguir y ha sido tomado como referencia, lo que nos da un papel relevante en la medida de nuestra capacidad de acción política y acompañamiento.
En Grecia, Portugal y España se dice que el cambio viene del sur, que la derrota de los políticos neoliberales del pasado es inminente y que el futuro está en las manos de la gente, de la ciudadanía que vive y sufrió la crisis generada por la irresponsabilidad y corrupción de sus gobernantes.
El triunfo de Syriza es una oportunidad para la política de la solidaridad, de la equidad y de la justicia. El fin de la austeridad, del estancamiento, del desempleo masivo y de la pobreza.