Enfrentamientos, saqueos e indignación entre la comunidad afroamericana son las imágenes de las protestas de los últimos días en Ferguson, que han devuelto a la memoria los violentos disturbios raciales de los años 60 en Estados Unidos.

Una persona resultó herida y 7 fueron detenidas el sábado en la primera noche de toque de queda en Ferguson, un poblado del norte de San Luis Misuri, sacudido por protestas tras el asesinato, el 9 de agosto, del joven negro Michael Brown, por un policía blanco, quien le disparó varias veces con su arma de dotación. El joven, de 18 años, estaba desarmado.

La policía usó gases lacrimógenos para dispersar a unos 200 manifestantes que el sábado desafiaron el toque de queda impuesto por el gobernador de Misuri, Jay Nixon, quien ayer evaluaba extender la medida.

Dos investigaciones están en marcha sobre el caso y las circunstancias en las que Brown fue ultimado. Una es realizada por las autoridades locales y la otra por el Departamento de Justicia y el FBI, que envió a 40 agentes para recoger testimonios en Ferguson, habitado en su mayoría por afroamericanos. El fiscal general Eric Holder autorizó ayer una segunda autopsia del joven.

Según la Policía, Brown fue abatido tras reaccionar en forma agresiva y resistirse al arresto. Pero un amigo aseguró que tenía las manos en alto. La Policía también difundió una filmación de un robo en el que supuestamente participó el joven.