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Se espera que ahora la Mandataria dÉ un giro más hacia la izquierda

Michelle Bachelet eleva expectativas en Chile

La nueva mandataria de Chile, Michelle Bachelet (centro); la presidenta del Senado, Isabel Allende (izq.); y el titular de la Corte Suprema de Justicia, Sergio Muñoz (der.). Foto: EFE
La nueva mandataria de Chile, Michelle Bachelet (centro); la presidenta del Senado, Isabel Allende (izq.); y el titular de la Corte Suprema de Justicia, Sergio Muñoz (der.). Foto: EFE
13 de marzo de 2014 - 00:00 - Por Alejandro Tapia Especial para El Telégrafo / desde Chile

Pasadas las 18:00 del martes, Michelle Bachelet regresó a Santiago, tras la toma de posesión en Valparaíso (sede del Legislativo). La nueva Presidenta chilena se bajó del tradicional Ford Galaxy en la Plaza de la Constitución, justo frente a La Moneda. Entonces caminó en medio de una potente ovación de sus partidarios apostados en el lugar y a los pocos minutos se asomó por uno de los balcones del palacio presidencial. Desde ahí, dio su primer discurso como Mandataria, en el que elevó más las expectativas de su gestión.

“Chile tiene un solo adversario y se llama desigualdad”, señaló Bachelet, quien, además, puso énfasis en que su gobierno desarrollará la reforma tributaria, cambios sustantivos al cuestionado sistema educacional, mejoras importantes en salud y también aludió a un cambio en la Carta Magna heredada de Augusto Pinochet. “Mi compromiso es que esta plaza sea la plaza de una nueva Constitución, nacida en democracia”, afirmó, en medio de una fuerte ovación.

Muchos de los presentes llevaban carteles con la frase “es hora de cumplir”, dando cuenta de la fuerte presión a la que estará sometida la nueva gobernante. Y no solo para que no repita los mismos errores de su primer gobierno (2006-2010), sino por el aluvión de promesas que hizo durante la campaña y porque en este segundo mandato se piensa que Bachelet sí hará las reformas que exige la mayoría. Si en su primer gobierno Bachelet implementó un gobierno de centroizquierda con énfasis en el centro más que en la izquierda, se espera que ahora dé un giro más hacia la izquierda.

El discurso de la Presidenta fue breve y se la vio un tanto ansiosa, como contra el tiempo. Precisamente, la propia Bachelet reconoció que no había tiempo que perder para “construir un Chile más justo y mejorar la calidad de vida”. Sin embargo, puso énfasis en que los grandes cambios son a largo plazo. Según dijo a EL TELÉGRAFO el analista y columnista chileno Héctor Soto, “lo que más llamó la atención fue su insistencia en los ejes programáticos del gobierno que quiere hacer. Después de haber sido elegida, Bachelet sigue comportándose como candidata y sigue inflando expectativas. Sus palabras tuvieron bastante de rayado de cancha y está claro que a estas alturas el programa será una suerte de Libro Rojo de Mao”.

Soto estima que “si Bachelet aceptó un segundo mandato es porque siente que le quedaron cuentas pendientes del primero u ahora se va a posicionar desde un eje bastante más a la izquierda”. Una visión similar tiene el cientista político Max Colodro, quien estima que “el principal adversario ya no será la Alianza (oposición de centroderecha), más bien el primer flanco serán las enormes expectativas que un segmento importante de la ciudadanía ha puesto en la promesa programática que ahora deberá cruzar el umbral de la realidad”.

Bachelet espera enviar al Congreso la reforma tributaria y de educación en los primeros 100 días de su mandato. En ambos casos cuenta con mayoría en el Parlamento. No así para cambiar la Constitución. Por lo pronto, la Presidenta envió ayer al Legislativo una iniciativa que establece la entrega permanente de un bono en marzo para familias de menos ingresos. El “bono marzo”, como lo llaman en Chile, asciende a unos 70 dólares y beneficiará a 306 mil personas.

“Vamos a llevar adelante el programa de gobierno al que nos hemos comprometido con ustedes y vamos a hacerlo en un marco de diálogo con todas las fuerzas políticas y sociales”, señaló Bachelet en su discurso. Si bien la Mandataria apeló a la inclusión, esta vez ha dejado en claro que hará respetar a la mayoría por encima de una minoría que tradicionalmente ha puesto trabas a los cambios profundos que requiere el país. En esa misma línea, el discurso de los principales dirigentes de la Nueva Mayoría es que ahora la minoría deberá someterse a las necesidades de una gran mayoría de chilenos.

“Hija de la educación”
“Este es nuestro segundo mandato ciudadano y para eso he vuelto a ser presidenta”, dijo también Bachelet, quien se definió como “hija de la educación pública”. El tema educacional marcará la labor inmediata de Bachelet. Y como nunca antes, los chilenos están más atentos y exigentes. En ese sentido, en Chile se piensa que el carisma y la conocida simpatía de Bachelet no le serán suficientes, como ocurrió en su primera gestión, cuando se convirtió en la primera mujer en alcanzar la Presidencia en el país.

Los movimientos sociales han puesto en duda que Bachelet pueda llevar a cabo reformas profundas para poner fin al lucro en la educación, mientras que exlíderes estudiantiles, que asumieron el martes como diputados, han dicho que no tendrán problema en salir a la calle para exigir cambios.

En su discurso Bachelet también prometió cambios en el sistema de salud, que arrastra graves problemas desde años, con largas filas de espera y falta de especialistas. La Presidenta dijo que ella, como médico, comprende los problemas del sector. Los analistas estiman que al elevar las expectativas, Bachelet podría repetir lo que ocurrió en 2010 con Sebastián Piñera, quien prometió un cambio de estilo y un “gobierno de excelencia” que no se materializó. De hecho, el nuevo gobierno planteó 50 medidas que deberían ayudar a concretar los tres grandes ejes de la gestión Bachelet: reforma tributaria, reforma educacional y cambio de Constitución.

Bachelet recibe a un Chile distinto al de 2006, con ciudadanos que esperan que de una vez por todas se terminen las enormes desigualdades. En los últimos años Chile ha tenido un crecimiento sostenido que promedió una expansión del 5,4% en la era Piñera, con un ingreso per cápita de $ 19.000, pero con bastante pobreza.

Para financiar la reforma educacional, por ejemplo, la Jefa de Estado planteó una reforma tributaria que busca recaudar $ 8.200 millones (3% del PIB). La tarea no será nada sencilla y parece titánica.

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