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Las organizaciones se toman las calles de la capital peruana

Los cambios climáticos se discuten más allá de los muros del ‘Pentagonito’

Decenas de activistas forman un símbolo indígena sobre la protección a la naturaleza en una primera línea de playa en Lima. Foto: AFP
Decenas de activistas forman un símbolo indígena sobre la protección a la naturaleza en una primera línea de playa en Lima. Foto: AFP
11 de diciembre de 2014 - 00:00 - Omar Jaén Lynch, desde Lima

Lima, al igual que cualquier ciudad de Sudamérica, pasa por momentos complicados por su tránsito vehicular. La cercanía de la Navidad y el fin de año copan hasta el cansancio la venida artería de la ciudad, la 28 de Julio. Pero para rematar, la Cumbre de las Partes (COP 20) se realiza en el afamado Pentagonito , el Cuartel General del Ejército del Perú.

Como es de esperarse, el recinto militar luce atestado de uniformados, encargados del cuidado de más de 190 delegaciones oficiales que se reúnen en la cita de la ONU para tratar el tema del cambio climático. Para todo aquel que no tenga la acreditación oficial le resulta imposible estar al menos a dos cuadras del lugar. Entre esos muros -que varias organizaciones sociales peruanas denuncian como un centro de torturas- se realizan hoy por hoy las negociaciones más importantes de la historia. Sí, de la historia, porque de esos cónclaves -en teoría- debería salir humo blanco para suscribir un borrador de acuerdo mundial que se ratificaría el próximo año en París en el que las naciones del mundo pactarían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

En las entrañas del Pentagonito se realizan decenas de actividades, varias públicas, que tienen transmisión streaming, al alcance de los acreditados. Pero los actos más importantes, sí las negociaciones entre Estados, son en reserva, lo demás es retórica oficial. Inclusive, se estima que en la madrugada del próximo domingo recién se pueda conocer si es que entre los países se llegó a un acuerdo a favor del planeta. Mientras tanto, todo es rumor, sospecha, comidilla de pasillo…

Para esta edición de la COP, las acreditaciones se limitaron al 50%. Por capacidad el Pentagonito, los asistentes de la Cumbre apenas llegarán a cerca de los 10.000, cuando en otras ocasiones ha habido espacio hasta para invitados especiales. Pero en esta ocasión no ha sido así, varias ONG han denunciado esta situación, pero más allá del reclamo no ha pasado mucho.

¿Dónde quedan entones las voces de esas organizaciones sociales? ¿Hay espacio para ellas? En un esfuerzo ciudadano-estatal se ha intentado calmar las protestas. Es así que nace el espacio denominado Las voces por el clima.

Ubicado a menos de tres cuadras del Pentagonito y colindante al Jockey Club de Perú, Las voces por el Clima es un intento de instituciones -estatales y privadas- de mostrar su mejor cara a favor del planeta. Pero esto es detectado por los asistentes. Carolina, de 28 años, limeña de cepa recorre los stands ubicados en 7 pabellones, ella confiesa haber llegado al lugar con la intención de conocer "el otro lado de la situación", pero en su periplo solo se encuentra con carpas de entidades estatales que informan sobre programas que el propio Gobierno se ha encargado de anunciar en los últimos años. "Esto es una feria del Gobierno", lamenta la joven.

Pero ni tanto, multinacionales como la propia Movistar tiene su espacio en cada pabellón. En cada esquina se puede ver una pantalla gigante de un smartphone con una aplicación verde. Para los que prefieren estar alejados de las grandes corporaciones, existe un espacio al aire libre con una exposición de caricaturas vinculadas al tema del cambio climático. Aquí se halla a Hugo Galarza, un limeño que supera la barrera de los 60 años que captura con su cámara digital cada trabajo pictórico. "Me gusta más así entender el problema", confiesa Galarza sin dejar de ver a un oso que pierde la mitad de su pelaje en una caricatura publicada muy cerca del jockey club.

En las voces por el clima se encuentran muchas formas entretenidas de entender las energías renovables. Hay  casas ecológicas, bicicletas que absorben energía a cinética,  juegos infantiles que explican la deforestación del Amazonas, en fin, muchos espacios light que intentan demostrar situaciones extremadamente crudas. A no todos gusta esta forma de presentar la realidad, así que debe surgir un espacio para ellos.

La zona de los contestatarios

Lejos de la zona de confort, sin hipódromos rimbombantes alrededor, ni con grandes avenidas que la crucen, el Parque de Exposiciones de Lima es la réplica de muchas de las áreas verdes en la región. Un perímetro que está bastante bien cuidado, con parqueaderos -que cobran 2,5 soles la hora o fracción- y con algo de zonas de árboles, pero no las suficientes como para proteger a los transeúntes de intenso sol que esta semana ha golpeado a la capital peruana.

Es este sitio el que las organizaciones sociales de Latinoamérica han elegido para ser la sede principal de la denominada Cumbre de los Pueblos. Este evento se muestra como la antítesis de la COP 20, aquí -según sus mentalizadores- sí saldrá humo blanco -y no contaminante- a favor del planeta.

En el parque y sus alrededores -en otras cuatro sedes, para ser concretos- se realizarán más de 100 actividades en 5 días. Solo que aquí no existen grandes corporaciones ni intervención estatal. En estos espacios se dicen las cosas como son, o al menos como lo ven sus exponentes. No hay espacio para el "capitalismo criminal que está acabando con el planeta".

Se instalan seis carpas que acogerán debates, foros y exposiciones sobre el cambio climático. Pero la agenda está sujeta a cambios, inclusive arriban delegaciones numerosas que toman por sorpresa, como la que llegó el pasado martes provenientes desde Cajamarca en rechazo a los contratos mineros que ya están actuando sobre su terreno.

La Cumbre de los Pueblos da espacio para que figuras vinculadas  al activismo ecológico difundan sus ideas. Es así que Alberto Acosta, expresidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador, asoma por una de las carpas para participar en uno de los foros. En su intervención, el exministro emplaza a la región a dejar de lado los subsidios a los combustibles fósiles e, incluso, a eliminar el uso de automotores particulares para dejar al transporte público en un sitial privilegiado, consentido por los Estados con el objetivo de reducir la contaminación. Unos

Así se agotan las horas en el Parque de Exposiciones, entre llamados a cambios radicales, pero con un ojo- mejor dicho a un oído víastreaming, sobre lo que ocurre en el Pentagonito.

Pronunciamiento ecuatoriano

El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, se pronunció ayer a favor de adoptar un instrumento legal, jurídicamente vinculante, que no permita la impunidad de los contaminadores del medio ambiente.

“El que contamine que pague, y se premie a quien evite emisiones en forma neta”, afirmó en la COP 20. El diplomático refirió que el cambio climático es una deuda heredada, que limita la presente capacidad de los pueblos de satisfacer necesidades, al tener que dedicar recursos a recuperar la riqueza biológica de los países.

“No se puede construir un régimen climático sobre la impunidad y la insensibilidad. Son los gobiernos y movimientos sociales del Sur quienes impulsan estas nuevas visiones y modelos al desarrollo”, afirmó.

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