Tras la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás, cientos de gazatíes deben aprender a vivir con un miembro menos en la Franja de Gaza.

Ahmed Ayad, un joven de 23 años, se convirtió en una de las víctimas de los ataques cuando las esquirlas de un obús despedazaron su brazo, acribillaron su pecho y mataron a cuatro allegados, entre ellos dos sobrinos.

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al menos 1.000 palestinos de los más de 10.000 heridos durante la guerra tienen una discapacidad permanente.

Aunque el Centro Protésico de Gaza dispone de las prótesis necesarias, las cuentas del ayuntamiento están en números rojos y no está claro que los 25 trabajadores del centro puedan seguir trabajando, dice su director, Hazem Shawa. “Los empleados no cobran desde hace 3 meses”, expresó.

La Franja de Gaza está sometida a una importante presión económica a causa del bloqueo impuesto por Israel desde hace años. Las organizaciones humanitarias pudieron intensificar su ayuda a los heridos graves, gracias al alto el fuego instaurado el martes pasado.