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En la casa de los sospechosos hallaron las evidencias usadas para maniatar a la víctima
Robo y microtráfico: hipótesis que se manejan en crimen de un niño
‘Jean Carlos’, quien tenía 8 años, soñaba con ser futbolista y disfrutaba de bailar salsa. Su cuerpo apareció la mañana del miércoles en el ‘canal de la muerte’, pero el asesinato habría sido perpetrado en una casa de caña, situada a unos 100 metros del lugar en que vivía con su madre, en la cooperativa de vivienda Balerio Estacio, en el noroeste de Guayaquil.
Víctor Araus, jefe de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased), indicó que la información de familiares y personas del entorno del menor aportó para capturar a los 6 presuntos autores de la ejecución. “Dentro de las primeras 24 horas se realizaron allanamientos en los que se encontraron evidencias. En la escena donde se halló el cuerpo del niño y en la vivienda de los sospechosos se levantaron indicios semejantes: la misma soga con la que había sido amarrado, la misma cinta de embalaje con la que cubrieron su rostro y el mismo juego de sábanas con el que taparon su cabeza.
Además de máculas de sangre que son analizadas”, detalló el oficial. El oficial precisó que en otra casa, situada en la vía a la Costa, se encontró el arma de fuego con el que ‘Jean Carlos’ habría sido baleado.
Doble hipótesis
El jefe nacional de la Dinased dijo que el móvil aún está por determinarse y que hasta el momento se manejan dos hipótesis. “La primera de estas fue dada por la propia madre de la víctima y se refiere a la posible participación del menor en una red de microtráfico, pero estamos en proceso investigativo. La otra es de un supuesto robo y que el menor habría sido encontrado dentro del domicilio de los autores del hecho”.
Según Germán Cevallos, jefe de la Dinased de la Zona 8, los aprehendidos son miembros de una misma familia. Sostuvo que el ‘jefe’ del hogar sería quien le disparó; sus 2 hijos supuestamente participaron en atarlo y ponerle la tela en la cabeza y un cuñado -señaló- apoyó en el traslado del cuerpo en una moto hacia el ‘canal de la muerte’, en la cooperativa de vivienda Janeth Toral. En ese sitio fue hallado la mañana del miércoles. La moto está entre las evidencias.
Uno de los sospechosos mencionó con absoluta tranquilidad: “él estaba robando en mi casa. Ya había entrado 4 veces, la primera vez se me llevó 4 celulares y me dijo que no le dijera nada a su mamá. No solamente a nosotros se nos metía, sino a varios en el barrio. Le pregunté si lo mandaban a robar y me dijo, sí”.
La progenitora de la víctima se mostró indignada al saber que los implicados en el crimen sostuvieron que lo mandaba a robar en las casas del barrio. “Yo trabajo para mantener a mis hijos. Marido y mujer lo amenazaban porque él jugaba pelota con una entenada de ellos; a mi niño le gustaba esa niña y por eso decían que (tuviera) cuidado”, expresó.
La mujer recordó que su vástago estudiaba, soñaba con ser futbolista y que entre las actividades que más disfrutaba era bailar salsa. Además, ‘Jean Carlos’ era el único de los hijos que vivía con ella. Sus otros 5 vástagos vivían con distintos familiares.
Una tía del niño desmintió otras versiones que escuchó acerca de que su sobrino consumía drogas. “Eso es mentira. Él iba a la escuela y mi hermana lo cuidaba, siempre le tenía la comida lista e iban juntos al mercado. Ese hombre que lo mató lo torturó, le dañó sus deditos, no le dio dolor y eso no tiene justificación”, expresó durante la velación del cuerpo.
José Serrano, ministro del Interior, fue el primero en confirmar, a través de redes sociales, que el menor, quien se dedicaba a vender caramelos, fue reclutado por expendedores de drogas y que lo asesinaron por no entregar una cantidad de dinero no cuantificada. (I)