‘Sol’ tiene 17 años y seis meses de gestación. Una niña crece dentro de su vientre. La adolescente consume la droga conocida como ‘H’, una sustancia que contiene heroína y elementos químicos, desde que estaba en noveno año de estudios.

Una compañera de aula la incitó a probar diciéndole que se sentiría mejor siempre. Ahora no estudia, llegó hasta el primero de bachillerato en un colegio de su natal cantón Daule, pero el año pasado decidió dejarlo todo: su familia, su preparación, su tierra, por irse con un joven del que se enamoró. Él, de 23 años, también es consumidor del mismo estupefaciente.

Su madre, Karina, no pudo detenerla y en octubre de 2016 al no saber nada de ella denunció su desaparición. “No teníamos cómo comunicarnos, pues hasta el celular que tenía lo vendieron, me imagino que lo hicieron para comprar la droga. Queremos que nos ayuden para que se rehabilite, pues no tenemos los recursos”.

Jaime Quimís, de la Dirección Nacional de Policía Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) la encontró en Guayaquil en noviembre. La chica lo hizo correr y correr por todo el sector Monte Lindo, en el noroeste de la urbe. Él al final pudo conversar con ella, pero de un momento a otro llegaron tres amigos de la pareja y se la llevaron en una tricimoto.

El pasado lunes, el agente volvió a encontrarla esta vez por las calles 39 y Portete, en el suburbio de la ciudad.  “El muchacho se dedicaba a hacer teatro en la calle o a vender caramelos. Eso los ponía en más riesgo, pues por el ambiente en el que andaban era más fácil conseguir la droga. Además se estaban involucrando en actividades ilícitas”, reveló Quimís.

De la chica gordita, sonriente y hasta un tanto vanidosa ya no queda absolutamente nada. Ahora está delgada al extremo, su piel y su cabello lucen resecos, sus ojos parecen idos y no para de llorar.

Sol cuenta: “no teníamos dónde dormir. A veces pasábamos la noche en el mercado de Montebello y ahí dormíamos. Un tiempo vivimos con la mamá de él, pero ella no era buena, me trataba mal y no me daba de comer. No quiero que mi hija crezca sin padre, los dos soñábamos con tener una familia”.

La abuela de Sol, Lily, teme que la dependencia a la droga y a ese joven, motiven a su nieta a escaparse nuevamente. “Por eso queremos que nos ayuden. Ahora que ella está embarazada, no quisiera que le pase nada a la bebé”. (I)