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El Telégrafo
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Los pabellones vacíos serán demolidos antes de 2014

Los pabellones vacíos serán demolidos antes de  2014
04 de diciembre de 2013 - 00:00

Los murales recién pintados desviaron las miradas, pero no lograron ocultar la inmundicia en la que vivieron las personas privadas de libertad (ppl) en siete de los más de 30 pabellones de la Penitenciaría del Litoral, conocida como la ‘Peni’, ubicada en el km 17 de la vía a Daule.

Estos edificios -ahora vacíos- serán demolidos para construir nuevas áreas con buenas condiciones para la rehabilitación.

Según lo planificado, ahí serán internadas las personas procesadas (sin condena) y en el nuevo Centro de Rehabilitación Social Regional Guayas Nº 8 los sentenciados. Mientras tanto se mantendrá el modelo mixto de aislamiento.

José Serrano, ministro del Interior y encargado de la cartera de Justicia, manifestó que espera que la destrucción de la vieja estructura inicie el 17 de diciembre de este año, “para que a nadie se le ocurra ni siquiera pensar emplearlo ni para encerrar un perro”.

Además, dijo que las personas que aún están en los viejos pabellones serán reubicadas en otros recién construidos (a pocos metros).

El primer traslado de más de 3.600 reos se desarrolló desde la madrugada del pasado lunes y tardó 24 horas.

“Nuestro objetivo es que hasta fines de diciembre sean desalojados 5.000 internos de la Penitenciaría. En Guayas, con las nuevas estructuras, tenemos capacidad para 4.800 ppl y solo aquí en esta cárcel hay unos 7.000, con los nuevos recintos del país alcanzamos las 16.000 plazas”, señaló.

CONDICIONES EN LAS QUE HABITABAN LAS PPL
Serrano recorrió las instalaciones desocupadas y al observar colchones enrollados dispersos por los pasillos y escaleras recordó con indignación que los privados de libertad pagaron para conseguir un lugar donde dormir. Algunos con prebendas gozaron no solo de una buena cama, sino de refrigeradoras, ventiladores, cocinetas, pero todo en completo desaseo.

“A quienes dormían en los pasillos se les cobraba cinco dólares diarios, dormir en las habitaciones era un privilegio impensable”, puntualizó.

La infraestructura vetusta y los cables conectados clandestinamente, como serpentinas de pared a pared, no fue lo único anómalo. Los pasillos estuvieron llenos de basura, tarrinas de comida, restos de alimentos, naipes, biblias, colillas de cigarrillos, ropas, zapatos, agua derramada y demás objetos imposibles de enumerar.

El ministro expresó que evidenciaron lo que nunca más debe suceder. “Este es un acontecimiento histórico para recuperar la seguridad de los ecuatorianos. Aquí no podíamos decir que alguien vivía, los privados de libertad estaban en el inframundo, desde ahora estarán sometidos a un modelo más estricto, pero de verdadera rehabilitación”, enfatizó.

Elementos de los Grupos de Intervención y Rescate y de Operaciones Espaciales, con las unidades de Inteligencia Antidelincuencial y Equitación y Remonta, apoyados con los agentes de Tratamiento Penitenciario, removieron de los pabellones Cuerpo Consular a 468 reos; de Sol Naciente, 363; de Atenuado Alto, 305; de Atenuado Bajo, 494; de Renacimiento, 627; de Artesanos, 684 y del Samaritano, 739.

Este último fue recorrido minuciosamente por el gobernador del Guayas, Rolando Panchana, autoridades de los ministerios del Interior, Justicia, Función Judicial, Notaría Pública, Registro Civil, entre otras entidades.

Los cuartos inspeccionados albergaron de cinco a veinte personas, en algunos espacios se improvisaron paredes con sábanas, toallas y telas, que limitaron espacios y los internos tuvieron privacidad. Al transitar por los pasadizos se percibió que en los predios se consumieron drogas.

Las estrategias para obtener dinero no faltaron. Los dormitorios fueron empleados como locales comerciales, tiendas, farmacias, picanterías y restaurantes. Las cajas de cebollas, tomates, pimientos, quedaron junto a las viejas camas, o modulares estabilizados con libros o cajas. El recinto más limpio e iluminado del pabellón Samaritano era la iglesia Santuario de Jehová.

Algunos cuartos estaban cerrados con candados, entre estos uno pequeño, que aparentemente fue creado como celda de castigo, en el que se presumió que un recluso permanecía solo, ya que por una hendija se observaron una hamaca colgada y periódicos apilados.

Las otras áreas serán descubiertas en presencia de agentes del Departamento de Criminalística y un equipo de cinco notarios públicos, como el procedimiento que se realiza para inventariar los demás bienes.

Al Centro de Rehabilitación Regional Guayas Nº 8, ubicado a pocos metros de la Penitenciaría, los internos se mudaron solo con la ropa que vestían, pero ahí los dotaron de uniformes e implementos de aseo. En el sitio, por el momento, solo podrán recibir visitas los viernes, sábados y domingos, por un lapso máximo de dos horas.

Para llegar a la Regional Guayas se movilizaron por una calle aledaña a los viejos pabellones y a las nuevas construcciones de la Penitenciaría; antes de que ingresaran pasaron por los filtros de seguridad.

Los movimientos, que hubo durante el traslado, fueron vigilados desde la sala de monitoreo que cuenta con más de 600 cámaras.

VERIFICACIÓN DE IDENTIDADES
El Registro Civil Nacional se encargará de identificar a los convictos, y comprobar la exactitud de los datos, con personal del Departamento de Criminalística.

Las autoridades explicaron que serán saneados los registros porque hay muchos internos que tienen identidades falsas o erróneas.

En el flamante reclusorio a las ppl se les entregó un colchón, un juego de sábanas y almohadas nuevos. Todos serán sometidos a diagnósticos personales, educativos, laboral, psicológicos, de conducta y de riesgo para facilitar el control y garantizar la permanencia ordenada dentro del centro carcelario.

DATOS

En el nuevo Centro de RehabilitaciónRegional del Guayas se estableció un régimen de visitas provisional hasta que sean categorizados los internos. Por ahora serán los días viernes, sábados y domingos.

Las personas privadas de libertadque estén asiladas en los pabellones de máxima seguridad solo pueden recibir una visita al mes, los de mediana seguridad dos y los de mínima cuatro.

Hasta el momento se ha establecido que cada reo reciba hasta dos familiares o allegados por el lapso no mayor a dos horas en los días de visita.

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