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El Telégrafo
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En la vía al recinto Paraíso de Villao, según los moradores, los asaltos son frecuentes

Gaibor murió por un disparo en la cadera

Este es el lugar donde el carro, en el que iba el exsargento Gaibor, se detuvo por el “pinchazo” de sus llantas.
Este es el lugar donde el carro, en el que iba el exsargento Gaibor, se detuvo por el “pinchazo” de sus llantas.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
08 de agosto de 2016 - 00:00 - Redacción Justicia

El pasado 12 de julio (martes), alrededor de las 16:00, Liliana Elizabeth R. C. y Eduardo Saturnino Sánchez Alvarado, empleada administrativa y custodio de la empresa de seguridad CEIS CS, respectivamente, retiraron $ 45.000 del Banco Pichincha de Pedro Carbo, provincia de Guayas.

El dinero estaba destinado “para cancelar a los agricultores de la zona por la compra-venta de maíz”, señala la mujer en una denuncia ante el fiscal Walter Romero Jaen, quien tiene a cargo la jurisdicción desde hace un año cuatro meses.

La mujer narra que el dinero fue guardado en una mochila y casi de inmediato salió rumbo al recinto Paraíso de Villao, a 16 kilómetros de Pedro Carbo, bajo la custodia del guardia de seguridad Sánchez Alvarado. Ninguno de los dos notó nada extraño. Entonces, el automóvil Nissan Tiida negro, en el que se movilizaba la pareja de empleados, avanzó 6 km por la carretera principal e ingresó a una vía secundaria asfaltada. Al volante iba el celador y la mujer cuidaba la mochila.

La carretera está rodeada de espesa vegetación y árboles de mango y teca. Por falta de mantenimiento, su capa de asfalto presenta desniveles y baches que obligan a los conductores a rodar despacio y con precaución.

Bajo esas circunstancias, el carro en el que iban los empleados de la empresa de seguridad avanzó aproximadamente 2 kilómetros y las llantas traseras se “pincharon”.

De inmediato Liliana Elizabeth observó por el espejo retrovisor de su lado, que cinco hombres que cubrían sus rostros con pasamontañas se acercaban al vehículo. Portaban armas de asalto. Rápidamente, uno de los malhechores golpeó en la cabeza al guardia de seguridad y le disparó a la altura de la cadera. En simultáneo, otro de los atracadores encañonó a la mujer y la conminó a entregar el dinero que recién habían sacado de la entidad financiera.

Con el botín, los ladrones huyeron a pie. “Se fueron caminando”, expresa la denunciante en el escrito que forma parte del expediente 759-16-P de la Fiscalía. Luego, llamó al número de emergencias 115 para reportar el asalto y solicitar ayuda médica para el guardia herido. En el sitio, el sol “pega fuerte”, el aire que se respira seca la garganta y la tierra se parte donde no hay vegetación.

En la denuncia, la mujer detalla que 4 de los asaltantes eran de estatura baja y uno de estatura mediana. Advierte que no puede reconocerlos por la capucha o pasamontañas que llevaban y por los nervios que sintió ante el accionar violento de los individuos.

La testigo no detalla si la explosión de los neumáticos fue provocada o si los ladrones golpearon al guardia y para dispararle lo sacaron del automotor.

El fiscal Romero mencionó que tuvo conocimiento del atraco alrededor de las 17:30 y de inmediato se trasladó al sitio donde aún se encontraba el guardia de seguridad herido, el vehículo con las llantas bajas, producto de dos pinchazos, y la vaina de un proyectil calibre 9 milímetros que había impactado en el abdomen del celador.

La autoridad tampoco menciona si en la escena del delito se encontró algún tipo de clavo o metal que haya causado la explosión de los neumáticos.

Según el fiscal Romero, el impacto que recibió el custodio fue de entrada y salida. “En ese momento, la representante de la empresa que acompañaba al guardia de seguridad herido se dirigió a mi despacho a poner la denuncia e identificando a este como Eduardo Sánchez”.

Sin embargo, ahora sabemos que el celador usaba una cédula de identidad falsa y se trataba del exsargento de Policía, Sergio Wilfrido Gaibor Bosquez, quien estaba en la lista de los delincuentes más buscados del país por su implicación en la desaparición forzada de cuatro personas en el operativo Fybeca, donde murieron otras ocho el 19 de noviembre de 2003.

Romero sostuvo que hasta el momento no ha recibido ninguna disposición de la Fiscalía General respecto a la investigación previa que ya inició y que motivó a que la empleada asaltada rindiera su versión este jueves 4 de agosto en su despacho. “La Fiscalía comenzó investigando el delito de robo y luego al conocer que la persona herida murió, ahora se indaga el robo con muerte, tipificado en el artículo 189, numeral 5”.

En su testimonio, ante el fiscal general Galo Chiriboga (izq.), Vivar dijo que Gaibor era parte de la banda que asaltó la farmacia donde murieron otras 8 personas. Foto: Archivo / El Telégrafo

“Los asaltos frecuentes”

Moradores de la zona denunciaron que en la vía a Paraíso de Villao, los asaltos son frecuentes. “Los ladrones andan en motocicletas y aprovechan cerrarles el paso a los compradores de maíz por el mal estado de la carretera”, expresó un habitante del lugar.

Otro residente presume que los delincuentes que asaltaron y dispararon contra el sargento Gaibor no andaban a pie como dice la mujer que acompañaba a Gaibor. “Creo que se movilizaban en moto y huyeron por las trochas que existen entre la vegetación, donde predominan los árboles de teca. Ahí, en ese terreno es imposible que un carro les dé alcance”.

Sergio Gaibor, tras la reapertura del caso en el 2010 por parte del Ministerio del Interior, se mantuvo en la clandestinidad.

El proceso por las ejecuciones extrajudiciales de 8 personas tomó cuerpo en 2003 con la formulación de cargos que realizó contra 30 personas el fiscal general, Galo Chiriboga, por el delito de ejecución extrajudicial y que en 2014 concluyó con la sentencia a 16 años de prisión a cinco procesados. A los otros seis se los sentenció a dos años de prisión por encubridores, pero se les aplicó el principio de favorabilidad y salieron libres porque ese tipo penal ya no consta en nuestro marco legal.

Sin embargo, Gaibor se mantuvo oculto porque la Fiscalía lo incluyó también en la segunda parte del proceso que incluye una investigación por el delito de desaparición forzada de personas. Por este hecho, hasta el momento el conjuez Iván Saquicela dictó prisión preventiva contra 13 de 15 policías. Otros seis policías que participaron en el caso están prófugos, entre ellos el teniente coronel Eduardo González Flores, jefe del operativo. (I)

DATOS

El 19 de noviembre de 2003 Sergio Gaibor participó en el operativo en la farmacia Fybeca, donde murieron 8 personas y desaparecieron 4.

En febrero de 2005 el juez séptimo de lo Penal de Guayas, por falta de acusación fiscal, exculpó a  Gaibor y a Érick Salinas por el supuesto plagio de Johnny Gómez, César Mata y Erwin Vivar.

En junio de 2016 la Fiscalía trajo de Venezuela al supuesto desaparecido Erwin Vivar, quien asegura que Gaibor era parte de la banda que intentó asaltar la farmacia.

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Relato de Erwin Vivar

Fiscalía iniciará búsqueda de indicios en estero

La Fiscalía del Estado realizará dentro de las próximas dos semanas, la reconstrucción de los hechos narrados por Erwin Vivar Palma, uno de los cuatro supuestos desaparecidos tras un operativo policial en una farmacia de Guayaquil, el 19 de noviembre de 2003.

Dentro del caso, ahora denominado “González y otros”, se busca confirmar la versión de Vivar, quien por ahora está bajo amparo de la Unidad de Protección de Víctimas y Testigos de la Fiscalía. En la acción policial también murieron 6 presuntos delincuentes, un cliente y el mensajero del local. “En las próximas dos semanas se hará la reconstrucción de los hechos en el estero Salado, en Guayaquil”, manifestó Galo Chiriboga Zambrano, fiscal general del Estado.

Según el testigo protegido, fue parte de la banda de delincuentes que asaltó la botica y su función era de chofer de recambio. Reconoció que acudió al sitio en compañía de su sobrina Seydi Vélez Falcones, quien cumplía el papel de distracción. Narró que los miembros del grupo delictivo se reunían en una casa de Sauces 6 y que el exagente policial Érick Salinas y el entonces sargento Sergio Gaibor, ahora fallecido, formaban parte de la red de hampones y compartieron con ellos la planificación del atraco. Aseguró que le iban a pagar $ 10.000 a él y a su sobrina.

El día del asalto, dijo que observó cómo Salinas le disparó por la espalda al mensajero y luego salió corriendo, pero fue aprehendido por un policía que lo llevó a la camioneta donde luego subieron a un hombre que presume era Gómez. Posteriormente, sostuvo que él y Johnny Gómez Balda permanecieron detenidos por varios días en los calabozos de la Policía Judicial del Guayas, cuyas instalaciones colindan con el brazo de mar, donde existe un viejo muelle al que fueron llevados para ser asesinados. Erwin Vivar en su versión dada en la cámara de Gesell aseguró que los torturaron entre 8 y 10 días, no les daban agua ni alimentos y luego los lanzaron al estero y les dispararon.

Sin embargo, él logró cubrirse con el cuerpo de su acompañante de infortunio y evitó los proyectiles de arma de fuego. “Yo me protegí con el cuerpo de Gómez”, narró el testigo de la Fiscalía. Inmediatamente, los policías del desaparecido Grupo de Apoyo Operacional (GAO) de la Policía Judicial provincial se fueron del lugar creyéndolos muertos y Erwin Vivar nadó hasta la otra orilla del estero, donde recibió ayuda de moradores del sector y se dirigió a la casa de sus padres, ubicada en la zona del Suburbio oeste de la urbe porteña. Tiempo después, comentó Erwin Vivar, pudo salir del país con dirección a Venezuela gracias a la ayuda de su madre, hasta que fue localizado por la Fiscalía.

En este caso, Chiriboga insistió que el extinto policía Gaibor estaba llamado a juicio y que con una identidad falsa se desempeñaba como guardia de seguridad en una compañía privada. (I)

Falsa identidad. El exsargento de Policía, Sergio Borbor, trabajó como guardia con el nombre de Eduardo Sánchez.

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