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El Telégrafo
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Fiscalía exhuma los restos de ex líder de Alfaro Vive

Fiscalía exhuma los restos de ex líder de Alfaro Vive
25 de octubre de 2012 - 00:00

Una tenue lluvia cobijó a quienes se reunieron alrededor de la tumba Nº 420. Pañuelos rojos los distinguían del resto de presentes. Sus miradas estaban dirigidas casi siempre a una lápida un tanto amarillenta, por los años, en la que estaba escrito Arturo Jarrín, nacido en 1957 y muerto en 1986. Unas cuantas rosas rojas semimarchitas estaban colocadas en un angosto florero de metal.

Tres hombres fueron los encargados de remover la pesada tierra que, hace 26 años, cubría la tumba ubicada en el cementerio “Parque de los Recuerdos”, al norte de Quito.

El trabajo demoró menos de una hora. Mientras los minutos transcurrían, la espera inquietaba a todos. El sonido de  palas y picos  indicaba que cada vez se acercaban más al lugar en el que reposaba el féretro.  

Al mismo tiempo, familiares y amigos recordaban su vida, así como la noche del 26 de octubre de 1986, cuando los medios anunciaron la muerte del líder del grupo revolucionario Alfaro Vive Carajo (AVC). La noticia relataba que, según los partes policiales, Jarrín perdió la vida durante un enfrentamiento armado con la Policía en el sector de Carcelén, al norte de Quito.

Un día después, el cuerpo fue entregado a la familia, sus padres y ocho hermanos, que lo reconocieron. Tenía varios disparos en el cuerpo y señas de que había sido torturado antes de morir. Sin descansar, los sepultureros sacaban la tierra de la tumba, apiñándola a un lado, mientras que por momentos llovía fuerte.

Quienes fueron sus compañeros de batalla recuerdan como Arturo, nombre falso de Milton Cervantes, y otros miembros de la agrupación salieron de Quito, a finales de septiembre de 1986, rumbo a Colombia. Luego de un recorrido por tierra y mar él llegó a Panamá, en donde fue ayudado y protegido por el Grupo Subversivo M-19 que operaba en ese país. El destino final sería Europa. Sin embargo, el 24 de octubre, Arturo salió solo de la vivienda en la que se hospedaba, de lo siguiente que se enteraron es que había muerto en Ecuador.

Dos placas de cemento eran la última barrera para llegar al ataúd, con ayuda de sogas las levantaron, los lazos que hace 26 años amarraron las flores que lanzaron sobre el féretro como un último adiós, aún se encontraban ahí. Antes de ser sacado, los ex AVC formaron una fila y corearon el Himno Nacional.

Cuando el ataúd fue sacado a la superficie, silenciosas lágrimas rodaron por el rostro de varios de los presentes. Aún creían escuchar el sonido de las balas que lo mataron con apenas 29 años.

Peritos explicaron que el procedimiento legal de la exhumación  será   un análisis, que estará liderado por el  antropológico forense peruano José Baraybay.  Según el estado de los restos, se estudiarán las huellas de los  impactos de bala que recibió, así como las  fracturas por torturas de las cuales aún puede haber evidencia en los fragmentos óseos.

Fidel Jaramillo, fiscal de la Comisión de la Verdad y Derechos Humanos, indicó que la diligencia corresponde a una pericia suplementaria, con respecto a los casos de crímenes de Estado que son investigados.

Allegados a Arturo siempre mantuvieron la tesis de que su muerte se trató de una ejecución extrajudicial. En los próximos días se espera tener el primer informe, que podría sustentar una posible instrucción fiscal en contra de varios miembros policiales que estuvieron involucrados.

La lluvia no cesó y silenciosamente se confundió con las lágrimas que rodaron en algunos rostros, al igual que hace 26 años, el día en que lo despidieron.

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