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El Telégrafo
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Un líder de la congregación habría adoptado una identidad falsa para ‘ac0nsejar’ a joven

Familiares de Juliana acusan a religiosos por su desaparición

La familia de Juliana participa cada miércoles en los plantones de Anadea para que su caso no sea olvidado. Foto: Miguel Jiménez.
La familia de Juliana participa cada miércoles en los plantones de Anadea para que su caso no sea olvidado. Foto: Miguel Jiménez.
15 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción Justicia

El 7 de julio de 2012, como era habitual, Juliana Campoverde caminaba con su madre Elizabeth Rodríguez hasta las calles Ajaví y Mariscal Sucre, en el sur de Quito, donde se separaban para dirigirse a sus respectivos trabajos. Ese día, la joven no llegó al centro naturista donde laboraba, en el trayecto, misteriosamente, desapareció sin dejar rastro.

Un año y 11 meses han pasado de la desaparición de Juliana. Su familia emprendió una búsqueda por el país, sin resultados.

Juliana Lisbeth Campoverde Rodríguez, tenía 19 años cuando desapareció, estaba inscrita en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica. Vivía con su madre y su hermano Ronny en el barrio Terrazas del Pichincha, en el sur de la capital.

La vocación religiosa de la joven y su progenitora las llevó a asistir a una iglesia evangélica en Biloxi, en el sur de Quito. Después de cerca de 10 años dejaron la congregación por las presiones que ejercían los pastores para que Juliana se comprometiera en matrimonio con uno de los miembros de la comunidad.

“Al mes y medio que salimos de esa iglesia, ella desaparece”, afirma la madre de la joven, que el miércoles pasado participó de los plantones en la Plaza Grande, organizados por la Asociación de desaparecidos y asesinados ‘Anadea’.

La extraña coincidencia es lo que la familia Campoverde Rodríguez exige que se tome en cuenta en la investigación del caso.

Manipulación religiosa

Juliana amaba el arte, por eso en 2011 le comunicó a su madre que deseaba estudiar música en Argentina. Su progenitora aceptó y comenzó a gestionar la documentación para que viajara a ese país. La decisión fue anunciada a los pastores que demostraron su desagrado.

En diciembre de 2011, sospechosamente apareció un hombre llamado 'Juan Solano', quien, a través de la red social Facebook, le envió una solicitud de amistad a Juliana.

Ella lo aceptó como ‘contacto’ porque se identificó como un sicólogo que brindaba consejos a los jóvenes. Comenzaron a chatear y a inicios de 2012, Juliana repentinamente desistió de estudiar en Argentina por recomendación de Solano y se inscribió en la Universidad Católica.

Meses después, la influencia de Solano trató de ir más lejos, convencerla del matrimonio.

“Él le dijo que tenía que casarse con su hermano de la congregación evangélica, porque ‘Dios se lo había revelado’. Lo que le escribía no eran consejos, sino manipulaciones”, manifiesta su madre.

Las indagaciones determinaron que 'Juan Solano' era un nombre falso y era realmente, Jonathan C, miembro de la iglesia evangélica 'Oasis Esperanza',  a la que ellas asistían.

Ronny, hermano menor de la joven, recuerda que días antes de la desaparición, su hermana no quería saber nada del “sicólogo”impostor. Solano la amenazó con versículos de la Biblia, que en el libro de Proverbios 1:28 cita: “Entonces me llamarán, y yo no responderé, me buscarán ansiosamente, y no me encontrarán”.

Elizabeth Rodríguez recuerda que el día que desapareció su hija, hallaron a Solano cerca de su casa. Además, denunció que cuando colocan afiches con su foto, miembros de esa iglesia los retiran.

La indagación del caso está abierta y en ella han intervenido 8 fiscales.

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