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En 10 minutos, los pillos cometen hasta 3 robos

En 10 minutos, los pillos cometen hasta 3 robos
10 de febrero de 2013 - 00:00

Vestidos como vendedores de helados y periódicos, con atuendos de mendigos o de  simples transeúntes, cinco equipos formados por 36 policías de la Brigada de  Delitos contra la Propiedad, de la Policía Judicial de Pichincha (PJ-P), iniciaron hace cuatro meses las investigaciones que terminaron con la desarticulación de cinco bandas delictivas, integradas por 19 personas, entre hombres, mujeres y menores de edad.

Los detenidos realizaban un recorrido en bus o a pie robando a los ciudadanos en los sectores de La Marín, Mercado Central, San Blas, Alameda y Puente del Guambra, para luego concentrarse nuevamente en el Playón de La Marín e inmediatamente ofrecer en venta lo robado, tanto en “cachinerías” como a transeúntes, para luego repartirse el dinero. Las principales víctimas de esas bandas eran mujeres, estudiantes, extranjeros y adultos mayores en lugares de mayor aglomeración.  

En el operativo denominado “Relámpago” se asignaron grupos de vigilancia en puntos fijos y móviles, con el objetivo de observar qué hacían los pillos antes y después de cometer el delito.    

Así lo informó el capitán Rolando Jácome, jefe de la brigada, quien indicó que en octubre de 2012 se realizó un análisis documental que consistió en el  levantamiento previo de información, en el que se identificó a varios de los involucrados, quienes poseían antecedentes penales por robo y hurto.

Jácome explicó que a través del modo de operar de los sospechosos,  denunciados por las víctimas, más un análisis del nivel de peligrosidad y conflicto que presentan los lugares mencionados, sumado a la georreferenciación del delito, se estableció un diagnóstico conocido como “noticia criminal”. Así se hallaron  evidencias suficientes para diseñar una estrategia de investigación.

El 17 de octubre de 2012, con la autorización de un juez, los uniformados se apostaron en terrazas de casas, mercados e inclusive desde el mismo Regimiento Quito Nº 2 y demás lugares altos, desde donde realizaron grabaciones de las fechorías que se cometían y constataron las reuniones de las bandas, con lo que los agentes lograron configurar el delito de asociación ilícita.

Las organizaciones están conformadas por un promedio de 5 personas que mantenían una estructura jerarquizada y en la que cada miembro tenía una responsabilidad específica, comentó el oficial que estuvo a cargo del operativo.

A pesar de que las bandas trabajaban independientemente entre ellas, la Policía logró establecer una relación, al identificar que si una persona de uno de los grupos faltaba, un miembro de otra banda la suplía para delinquir. En algunos casos, los menores de edad eran  los responsables de sustraer los objetos, como celulares, joyas, carteras, etc., mientras que los líderes de las bandas les brindaban protección, el resto hacía de “campanero”. Los oficiales detectaron que, en otras estrategias, los más veloces cometían el delito, para luego entregar los objetos sustraídos a los niños, quienes los guardaban en su boca cuando se trataba de joyas.

El ruido de los buses y vehículos que transitan por el sector de La Marín apaga los gritos de los transeúntes que  piden ayuda al ser víctimas de robos y agresiones.  
Luis A., quien vende zapatos en la zona desde hace algunos años, señaló que es común ver cómo los transeúntes corren detrás de los ladrones para intentar recuperar lo robado. El comerciante recordó cómo hace unas semanas un hombre corrió tras un joven que le quitó la billetera; cuando lo alcanzó, el muchacho le lanzó los papeles de identidad y lo amenazó con matarlo si seguía persiguiéndolo. Luis indicó que los asaltos ocurren en la mañana y tarde, cuando se registra mayor afluencia de personas que llegan para abordar las diferentes líneas de buses urbanos e intercantonales que parten desde allí.

El tráfico y los espacios cortos entre los vehículos facilitan la huida de los delincuentes, quienes se suben y bajan de varios buses hasta despistar a las víctimas. Luis comentó que los moradores del sector de La Marín tienen bien identificados a quienes delinquen, sin embargo, son víctimas igualmente de amenazas cuando alguien intenta denunciarlos.

Las bandas están conformadas por personas con lazos de consanguinidad y en cada grupo existen al menos 2 menores. Según el reporte y los videos entregados como prueba a las autoridades, un delito se comete entre 5 y 10 segundos. El Observatorio ha establecido un promedio de 4 hasta 13 incidentes por hora.

Añadió que, en un seguimiento desde la Plaza Grande hasta El Tejar, se comprobó que en un lapso de 10 minutos los antisociales cometieron hasta 3 robos. Jácome explicó que la distribución de recursos y personal  tiene como objetivo desarticular una banda en determinada zona, y así no poner en riesgo la investigación al tratar de ampliar el área de trabajo.  

Según los agentes, hay personas que no denuncian los delitos por considerar que las sanciones para los delincuentes son determinadas solo como contravenciones.

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