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El Telégrafo
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Caen ocho requeridos en el extranjero

Caen ocho requeridos en el extranjero
22 de agosto de 2012 - 00:00

Asesinatos múltiples, estafa, narcotráfico, violación, entre otros delitos son los prontuarios de los ocho extranjeros -todos europeos- que han sido detenidos en el país durante el 2012 y sobre los cuales pesaba una difusión o alerta roja por la Interpol (Policía Internacional, por sus siglas en inglés).

Tres rusos, dos rumanos, un bielorruso, un alemán y un italiano son los extranjeros que los agentes de la Oficina Central Nacional (OCN) de la Interpol en Ecuador han capturado en el territorio ecuatoriano, tras haber sido notificados sobre la difusión roja emitida por sus similares en los respectivos países. 

Así lo informó Fabián Solano de la Sala, director nacional de la Policía Judicial e Investigaciones, quien agregó que la última de las detenciones fue la del ciudadano ruso Grigory Basalygin, quien tenía una orden de extradición emitida por la Interpol en agosto de 2010.

El detenido, de 28 años, está acusado de formar parte de una organización criminal dedicada a la venta ilegal de narcóticos y robo agravado con penetración ilegal de vivienda y locales comerciales.

El viceministro del Interior, Javier Córdova, informó el pasado 31 de julio, tras la detención en Guayaquil del foráneo, que, según las investigaciones, el detenido vivía en el Ecuador desde hace cinco años, ingresó por primera vez al país en enero de 2006, en octubre de 2007 salió con rumbo a Italia y regresó en noviembre del mismo año.

El presidente de la Corte Nacional de Justicia, Carlos Ramírez, puso en conocimiento de la situación a la Policía mediante un aviso de captura emitido el pasado 2 de julio.

Los agentes de la Unidad de Lucha Contra el Crimen Organizado ( ULCO) relataron que otra de las últimas detenciones se registró el pasado 26 de marzo en el Puyo, Pastaza, y se dio de manera fortuita.

Según el parte policial, Dorel Villamarín fue detenido tras una denuncia de violencia intrafamiliar. Su caso hubiese pasado inadvertido si los agentes no comparaban sus huellas dactilares con las de las personas requeridas por Interpol.

El cotejamiento permitió a los agentes certificar que en realidad se llamaba Flonta Popa Valeriu Dorel y que era de nacionalidad rumana, aunque disponía de una cédula de ciudadanía ecuatoriana.

Entre 1997 y 2001, en el Condado de Bihor (Rumania) Popa, en calidad de administrador de una fábrica dedicada al procesamiento de madera, sustrajo unos 20 metros cúbicos de madera que previamente las autoridades habían confiscado a distintas personas. El 18 de julio de 2002, Popa cometió una violación, tras llevar a su víctima a un bosque donde con uso de la fuerza mantuvo relaciones sexuales.

En el período de 1999 y 2001, Popa formó parte de una red de narcotráfico. Desde Ecuador y valiéndose de diversas personas (ciudadanos rumanos que habían viajado a Ecuador) envió a su madre, Flonta Florea, varios paquetes con drogas de alto riesgo.

Las capturas muchas veces se complican cuando los sospechosos se cambian de identidad, como sucedió con el ciudadano rumano, por lo que es menester tomar las huellas dactilares de los detenidos para así hacer una real comprobación decadactilar de la identidad, indicó un perito que no reveló su nombre.

La Fiscalía ha anunciado que investigará los otorgamientos fraudulentos de cédulas de ciudadanía a los extranjeros que no cumplan los requisitos estipulados en la ley.

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