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El Telégrafo
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En guayaquil el año pasado fueron evacuados los habitantes de 4 viviendas

Bomberos, listos para rescates por desplomes

En la Academia de Bomberos, ubicada en la Escuela Superior Politécnica del Litoral, fue dictada la capacitación para los estudiantes extranjeros. Las simulaciones estuvieron enfocadas en el rescate de víctimas atrapadas en escombros.
En la Academia de Bomberos, ubicada en la Escuela Superior Politécnica del Litoral, fue dictada la capacitación para los estudiantes extranjeros. Las simulaciones estuvieron enfocadas en el rescate de víctimas atrapadas en escombros.
08 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Justicia

Las edificaciones vetustas, con vigas apolilladas, ubicadas en el centro y suroeste de Guayaquil, son un peligro, sobre todo en etapa invernal, pues suelen debilitarse y desplomarse. También en sectores como el noroeste de la urbe hay casas mal construidas y sobre cerros que ceden cuando hay aguaceros.

Esa es la opinión de Jorge Montero, jefe de la Unidad de Rescate del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG), quien recuerda que el año pasado el equipo que comanda tuvo que actuar en cuatro emergencias de este tipo, evacuando y socorriendo víctimas. En lo que va de este año no se han registrado eventos de este tipo.

La semana anterior, 30 elementos del Cuerpo de Bomberos de Maranhao, estado de Brasil, llegaron a Guayaquil para capacitarse en el Curso de Operaciones de Rescate en Estructuras Colapsadas (Corec), dictado por cinco voluntarios locales.

La preparación incluyó teoría y práctica de 11 tópicos como organización de grupo, seguridad del personal y del escenario, tipos de edificaciones; triaje, que significa la evaluación de los riesgos y materiales que existen dentro de una edificación desplomada. “Debemos conocer si hay fugas de gas o materiales peligrosos, o verificar si la estructura no está por ceder más”, explica Montero.

No siempre es posible usar aparatos eléctricos para salvar vidas, pues podrían causar incendios.El entrenamiento se dio igualmente en marcaciones, búsqueda y localización de víctimas, estrategias para penetración, levantamiento de rodamientos y estabilización de placas, primeros auxilios y atención prehospitalaria, apuntalamiento (para sostener y asegurar techos o ventanas), y equipos, herramientas y accesorios. El capitán Carlos Flores, bombero voluntario y coordinador del curso, destaca que para ingresar a cualquier estructura, sea de madera, ladrillo, metal, bloque, entre otros, primero se realiza un orificio de exploración con de 3 a 5 centímetros.

“Si alguien me escucha del otro lado, golpee de 2 a 3 veces o grite”, exclamó el uniformado, simulando que se encontraba en el proceso de rescate. En caso de que le respondan exactamente como lo pidió, confirma que hay una persona viva en el lugar; si escucha más golpes, puede significar que continúa la caída de escombros. También pregunta si está herida, si hay alguien más, si hay personas muertas, y cuál es su ubicación exacta para evitar lastimarla en caso de tumbar la pared.

Para romper la estructura se dibuja un triángulo cuyos lados midan 75 centímetros, con el fin de que los rescatistas puedan meter y sacar a la víctima en una camilla Férula Espinal Larga (FEL).

Además, se pinta la consonante V para que cualquier socorrista que llegue sepa que hay un damnificado. Si la víctima ya fue extraída del sitio, se encierra la V en un círculo. En caso de que se compruebe que hay un fallecido, se pinta la D; asimismo, se le coloca una circunferencia cuando el cuerpo ha sido retirado.

Dependiendo del material de construcción y de las circunstancias, se pueden emplear herramientas (fuerza del operador) y equipos (fuerza de la energía) complementadas con accesorios como brocas, discos, etc. Estos últimos no se pueden utilizar en caso de que exista alguna fuga de gas o agua, pues podrían provocar incendios. “Al sacar a la víctima, le protegemos el rostro, porque puede caer algún escombro. Según normas internacionales, si una persona está viva, se saca primero la cabeza, caso contrario, los pies”.

Wendesley Pereira, primer jefe del Cuerpo de Bomberos de Maranhao (Brasil), que cuenta con 1.400 elementos, cuenta que en su localidad no existe historia de derrumbes en los que se haya necesitado aplicar los conocimientos que ahora están adquiriendo, pero se están preparando para emergencias futuras.

Foto: Carina Acosta│El Telégrafo

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