Los Centros de Investigación de Ciencias Forenses (CICF) de la Fiscalía General del Estado trabajan en la identificación de cadáveres que no fueron retirados de los anfiteatros para disminuir la lista de personas reportadas como desaparecidas.

Ibis Orejuela, jefe nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la institución, explicó que los trabajos ya se realizan en los laboratorios de Manta, Santo Domingo de los Tsáchilas y Ambato, a donde trasladan los cuerpos almacenados en anfiteatros que no cuentan con la tecnología requerida.

Agregó que hace poco descubrieron la identidad de un hombre fallecido hace varios meses y que constaba en la lista de ausentes, eso permitió que los familiares retiren sus restos.

Orejuela explicó que cuando se determina quién es un occiso, revisan las listas, comparan los datos, contactan a los investigadores a cargo de los casos de desapariciones y cruzan información para localizar a los parientes.

El primer método al que acuden es la necrodactilia, es decir, la técnica que define las impresiones digitales de los cadáveres.
Después de ello se solicita información al Registro Civil, institución que tiene la base de datos de huellas digitales de todas las personas ceduladas.

Orejuela mencionó que actualmente gestionan la elaboración de un banco de necrodactilias que forme parte de una red que una al Registro Civil y la Policía Nacional.

Por el momento, cuando obtienen los resultados de los análisis se comunican con el Registro Civil para compararlos en su base de datos, explicó la directora del CICF.

Otras técnicas
Juan Montenegro, especialista en Medicina Legal y en Psiquiatría Forense, indicó que no siempre es posible identificar cuerpos a través de huellas digitales, pues eso depende del estado de putrefacción en que se encuentren.

Cuando el cadáver pasa por esqueletización se aplica la Antropoligía Forense, es decir, el reconocimiento a través de los huesos; el ADN, que es la comparación de las muestras genéticas; o el Odontograma, esto es la historia odontológica del individuo.

No tener un banco de datos para comparar resultados no es obstáculo, dijo Montenegro, pues se crea una ficha con las características del occiso y su historial, esto incluye datos sobre el lugar donde lo encontraron, la fecha y los objetos que poseía, así se puede contrastar con las referencias de las denuncias.

Susana Mejía, coordinadora de la Asociación Nacional de Desaparecidos del Ecuador (Anadea), expresó que espera que el plan a más de aportar a encontrar cuerpos, ayude a determinar las causas de la muerte e identificar a los responsables.

También declaró que están pendientes de que se optimicen los recursos del Estado para dar soluciones a los familiares que no encuentran a sus seres queridos.

Orejuela detalló que para este año está previsto inaugurar 5 CICF en Cuenca, Loja, Lago Agrio, Esmeraldas y Sucumbíos.

“Queremos ir cubriendo la mayor extensión del territorio nacional; a largo plazo se tiene una planificación para que funcionen 60 Centros de Investigación de Ciencias Forenses”, afirmó.