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Autores se lavaron la sangre con licor luego del crimen

Autores se lavaron la sangre con licor luego del crimen
07 de marzo de 2013 - 00:00

Una botella de licor les habría servido para lavarse las manos ensangrentadas a Geovany P. y Manuel S., luego de haber asesinado a Karina Del Pozo, de 20 años, la madrugada del pasado 20 de febrero. Este detalle se conoció durante la versión ampliada de tres de los cinco detenidos.

Según el relato de José S., aquella madrugada al salir del domicilio en el sector de la Granda Centeno, donde los jóvenes ingirieron licor y consumieron drogas, Karina se  subió al asiento posterior de la camioneta y se durmió, mientras a su lado se sentó Geovany P.

Luego de que Cecilia R. y Nicolás L. fueron dejados en sus casas, Geovany P. comenzó a tocar a Karina; la joven al darse cuenta gritó que paren el carro y se bajó; Geovany P. la siguió y fue ahí cuando se presume que la violó, mientras Manuel P. y José S. permanecían en el interior del vehículo escuchando los gritos de auxilio de la joven.

Posteriormente, Geovany P. obligó a Karina a subirse nuevamente a la camioneta y se dirigeron al mirador ubicado cerca a la quebrada de Llano Chico. Geovany comentó “conozco un lugar al que la Policía nunca va”. Durante el trayecto, la joven habría rogado que no la maten y que no avisaría a nadie sobre lo sucedido.

Ya en el sitio, Karina se bajó de la camioneta y corrió, lo que molestó a Geovany P., quien se acercó a Manuel S. y le dijo “quieres ver cómo se mata a una prostituta”. En su defensa, Manuel S. declaró que cuando Karina fue arrojada al suelo, él se arrodilló  a su lado y le dijo al oído “hazte la muerta para que Geovany no te haga nada”.

Pero, según José S., Manuel se arrodilló para estrangularla y al ver que la joven se resistía, Geovany comenzó a golpearla con una piedra en la cabeza. Ya muerta, su cuerpo fue subido al balde de la camioneta y arrojado a la quebrada, entre los arbustos. Luego el vehículo retrocedió y recogió a José S., quien se había quedado mirando lo ocurrido.    

En un primer momento los jóvenes pensaron en huir de la ciudad, pero finalmente resolvieron volver a sus casas para al siguiente día armar la coartada que luego se difundió en la prensa: que Karina se subió a un taxi en la calle Brasil, en el norte de Quito.

Tras receptar esos testimonios, la acusación en contra de José S. sería como autor por omisión, al no haber participado en el crimen, pero tampoco haber prestado auxilio. La Fiscalía también espera los resultados de los análisis de ADN para identificar quien agredió sexualmente a la joven de 20 años.

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