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Uno de los chicos reveló días atrás que compraba sobres con el producto a $ 2

A sus 16 años, ‘Javier’ levantó de la calle a sus hermanos consumidores de ‘H’

2 menores de edad fueron rescatados la tarde del viernes en las calles Décima y 10 de Agosto, en el sur de Guayaquil. Ambos dormían en la calle. Foto: William Orellana / El Telégrafo
2 menores de edad fueron rescatados la tarde del viernes en las calles Décima y 10 de Agosto, en el sur de Guayaquil. Ambos dormían en la calle. Foto: William Orellana / El Telégrafo
13 de septiembre de 2015 - 00:00 - Karla Naranjo Álvarez

‘Javier’ ve a uno de sus hermanos dormido en una vereda y baja violentamente de la patrulla policial sin dejar que el conductor se detenga bien.  A paso rápido llega a él y le toca su cabello. “Todo va a estar bien”, le dice tratando de recuperar el aliento tras la impresión.

‘Adán’, el pequeño niño consumidor de la droga ‘H’, se esfuerza para abrir los ojos y al ver a ‘Javier’ se emociona, pero a la vez evidencia confusión, pues hay más personas a su alrededor que no conoce.

El niño, de 12 años, estaba solo en la esquina de las calles Alcedo y Eugenio Garzón, en el sur de Guayaquil, a pocas cuadras del estero Salado y del sector conocido como ‘La calle de los zombie’: el callejón Décima y 10 de Agosto. Este sitio es constantemente nombrado en operativos contra el microtráfico de sustancias estupefacientes. Es más, pocas horas antes un hombre había sido asesinado a puñaladas, porque supuestamente no pagó 15 centavos a un hombre que le vendió un paquete de ‘polvo’.

‘Javier’, de 16 años, lo acompaña unos pocos segundos, sabe que aún falta encontrar a otro más de sus hermanos que no regresa a casa hace 4 días: ‘Abel’, de 14 años.

Ellos son 2 de los 5 chicos, de entre 8 y 20 años que consumen droga y cuyo padre se suicidó el pasado 6 de septiembre. El muchacho corre a buscarlo por los callejones peligrosos, llenos de individuos desconocidos que no se pueden mantener en pie en las esquinas o que se gritan tras fumar o inhalar alguna sustancia.

Cualquiera podía acobardarse, pero él no. Él quiere rescatar a sus ‘ñaños’, a pesar de que los que deambulan le doblan en edad, sobrepasan considerablemente su metro y medio de estatura y que por la droga pueden ser muy agresivos.

Su otro hermano no reacciona

‘Javier’ corre en dirección hacia el estero, pero a los pocos segundos una fuerza extraña lo hace regresar. ‘Abel’ estaba a unos 5 metros de ‘Adán’, pero en un estado más desconcertante.

Su cuerpo pequeño y extremadamente delgado, vestido solo con una pantaloneta de jean, estaba tan sucio como si se hubiera acostado en carbón. Su cabeza reposaba sobre una camiseta vieja y desgarrada del Barcelona. ‘Javier’ se acerca y aunque le habla, él no abre los ojos, ni siquiera se mueve.

“Yo cargo a mi hermano”, expresa ‘Javier’ al personal de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), del  Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) y del Ministerio de Salud Pública (MSP), que participaron en el operativo de rescate realizado la tarde del viernes en Guayaquil.

El adolescente levanta a su frágil hermano y camina despacio de regreso a la patrulla, estacionada en la esquina. El cuerpo de ‘Abel’ parece desarmarse en sus brazos. ‘Javier’ le mira la cara con nostalgia como preguntándose ¿por qué tuvieron que llegar a esto. A dormir en la calle exponiéndose a tantos peligros, en lugar de estar jugando y sonriendo como los niños que son?

Wilson Tapia, cabo de la Dinapen, enciende la camioneta para evadir el tráfico y llegar pronto al Hospital del Niño  Francisco de Ycaza Bustamante, en el sur de Guayaquil.

Atrás, en otro vehículo, va el personal del Consep y del MSP con ‘Adán’, quien ya no está asustado. El niño pide que le compren unas galletas, porque tiene mucha hambre. Quizá no prueba alimento desde la última vez que salió de su casa, ubicada en el bloque 1 de la cooperativa San Francisco, cerca de laPenitenciaría del Litoral, en el norte de la urbe, a más de una hora en bus del lugar donde fue hallado junto a su hermano ‘Abel’.

Los 5 chicos son desintoxicados

‘Javier’, ‘Adán’ y ‘Abel’, son 3 de los 15 hijos de Geoconda. Ella cree que los pequeños que estaban en la calle ya estaban consumiendo otras drogas, como la cocaína. Pero agradeció a Dios la ayuda para encontrarlos y rehabilitarlos.

En el hospital esperan los otros 2 niños de la familia, ‘Juan’, de 8 años y ‘Luis’, de 13. ‘José’, de 20 años, es el mayor de los 5 hermanos que tienen problemas de consumo de estupefacientes; está internado en el Hospital Universitario y no sabe del rescate. Un día antes él los vio en el mismo sector, pero ambos se rehusaron a regresar a casa.

Los 5 muchachos están en un proceso de desintoxicación. Javier Chacón, gerente del hospital Francisco de Ycaza Bustamante, en el Cuarto Clínico donde son ingresados los menores, indica que ‘Juan’, el más pequeño, consume drogas hace 6 meses y ‘Luis’ hace 1 año.

“Los niños pasaban en la calle, vendían caramelos y obviamente droga, según la parte social que cuentan. En este caso ingresaron por emergencia y se les ha hecho diagnósticos y radiografías de sus pulmones”, explica.

La ‘H’ lo vuelve agresivo

‘Luis’ sonreía. Su semblante y su actitud eran completamente diferentes cuando salió de casa, a eso de las 11:00. Estaba muy enojado, no quería responder las preguntas de los especialistas, pero accedió al tratamiento por las oraciones insistentes de su mamá. “Esto es para valientes”, le comentaba un funcionario del Consep con ánimo de convencerlo. ¿Tú eres valiente?, le preguntó. El niño frunció el ceño, lo miró y le exclamó ¡No!, y siguió comiendo los pedazos de leche congelada que tenía en una bandeja.

“Él es risueño cuando no ha consumido, pero cambia totalmente con la ‘H’. Por eso lo veían enojado”, cuenta ‘Javier’, quien al parecer asumió el lugar de ‘hombre de la casa’.

Su postura es serena ante la dura situación que vive a su edad. Le habla a sus hermanos convencido de que todo saldrá bien. “No llores ‘Chicho’ (así le dicen cariñosamente a su hermano menor), mamá los quiere ver bien y por eso estamos aquí. Vamos a estar juntos, nadie los va a abandonar”, le dice mientras le acaricia el cabello.

Chacón explica que en la casa de salud hay un área de toxicología donde especialistas trabajan durante las 24 horas. “Ellos miden el nivel de intoxicación. Se les dará todo el tratamiento de hidratación, analgesia.

También son intervenidos por psicólogos pediatras. Luego se determina si necesitan tratamiento ambulatorio o residencial (internamiento)”. Además, revela que ambos niños, los que fueron llevados desde la casa, tenían menos de 24 horas del último consumo. “En este caso el tipo de intoxicación que ellos tienen es manejable. Otras veces hemos recibido chicos que han tenido que entrar a terapia intensiva con ventilación mecánica”, agrega.

Paola Tama, funcionaria del Consep, explica que regularmente la desintoxicación puede tomar de 10 a 15 días, dependiendo del grado de consumo. (I)

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