Jorge Luis V.F. está tras las rejas hace 4 años. Para él, no hay mejor enseñanza para los hijos que el ejemplo. Así que quiere reivindicarse y salir del Centro de Rehabilitación Social de Varones, Guayas N° 1, conocido como la Penitenciaría del Litoral, con un título universitario. Esta semana ya se inscribió para rendir el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES).

¿Nervios? “Por supuesto. Tengo una acumulación de emociones por retomar los estudios después de 10 años desde que me gradué de bachiller en informática. Quisiera estudiar ingeniería en sistemas o en programación”, resaltó el privado de la libertad, mientras que alrededor de 200 de sus compañeros también ingresaban su información en la base de datos de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).

José Luis contó que antes no inició sus estudios de tercer nivel porque la carrera tenía un precio que no podía pagar, mucho menos cuando tuvo a su hija.

“Este es un empuje para dejar el yo negativo, el equivocado o el confundido por la sociedad. No es difícil de proponérselo. Los planes de Dios son perfectos y ahora estando en una cárcel podré empezar la universidad”, expresó. El interno dijo que “al no hacer nada productivo se pueden pensar cosas malas”.

Fernando Jiménez, otro privado de la libertad que terminó el bachillerato en 2008, destacó que “muchos presos somos preparados, pero no habíamos tenido ayuda para estudiar. Esto es muy positivo para nosotros”. El interno, de 27 años, estudió mecánica industrial y aspira a especializarse en esa rama.

“Llevo un año aquí y estoy sentenciado a 5 años. Espero salir de aquí preparado, con mi título universitario, listo para trabajar por mi familia, por mi mujer y mis hijos. Yo quiero enseñarles que la delincuencia no lleva a nada bueno, no quisiera que nadie cercano a mí llegue a caer en la cárcel y eso se puede hacer con el estudio”, indicó.

David Muñiz, de 53 años, fue profesor en el campo, en el cantón Pedro Carbo, de la provincia del Guayas. “Voy a aprovechar al máximo esta oportunidad. Quiero ser profesional en jurisprudencia para ayudar a los privados de la libertad”. Para él, muchas personas están presas injustamente y no tienen una buena defensa sean pobres o ricas.

Ledy Zúñiga, ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, informó que esta es la primera vez que se realiza este proceso en la Penitenciaría del Litoral, que fue creada más de 50 años y “era el vivo ejemplo de lo que no se debía hacer en el sistema de rehabilitación, donde no había esperanzas de tener una vida mejor”.

El centro, donde habitan los privados de la libertad, está reconstruido cerca del 100% y en septiembre se tiene previsto que esté listo el último bloque de los 12 nuevos pabellones, indicó.

“Hemos diseñado lugares especiales donde recibirán su capacitación para que rindan el ENES y después acceder a la carrera universitaria. Una de las metodologías más importantes de la rehabilitación es la educación”, añadió.

En la Penitenciaría funciona una escuela, que está fuera de los pabellones, donde además se dictan clases de educación inicial, básica y bachillerato, manifestó.

En la antigua convocatoria que se realizó en los centros de rehabilitación regional de Guayas y Cotopaxi se inscribieron 600 personas, de quienes 300 cursan estudios de tercer nivel. “En la nueva convocatoria que se realiza también en la regional de Cuenca esperamos que se inscriban alrededor de 1.000 privados de la libertad”, sostuvo la funcionaria.

Zúñiga dijo que en 2014 el Ministerio de Justicia realizó un censo de la situación educativa de los privados de la libertad. “No se contaban registros, algunos internos tenían doble identidad. Ahí nos dimos cuenta que el 8% de la población que tiene entre 18 y 30 años, la mayoría, carece de educación. Ahora 6.000 privados de la libertad están en educación inicial, básica y bachillerato”. (I)