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El testigo protegido en el caso ‘González y otros’ rindió su versión mediante videoconferencia ante la Corte Nacional de Justicia

2 policías eran parte de la banda delictiva que pretendía asaltar la farmacia, según testigo

Galo Chiriboga, fiscal general del Estado, escuchó la versión de Erwin Vivar, quien afirmó que se realizaron 10 reuniones antes del asalto a la farmacia.
Galo Chiriboga, fiscal general del Estado, escuchó la versión de Erwin Vivar, quien afirmó que se realizaron 10 reuniones antes del asalto a la farmacia.
Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
08 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Justicia

La recepción del testimonio anticipado a Erwin V., en el caso ‘González y Otros’, se realizó ayer mediante videoconferencia ante la Corte Nacional de Justicia (CNJ).
Erwin V. reveló que se realizaron 10 reuniones para planificar el asalto a la farmacia  de la ciudadela La Alborada, al norte de Guayaquil, el 19 de noviembre de 2003.

Otra de las revelaciones del testigo protegido, localizado por la Fiscalía en Venezuela, es que el policía Sergio G. y el expolicía Erick S. eran parte de la banda que pretendía asaltar la farmacia mencionada.

En su testimonio, el testigo manifestó que la declaración de que dos policías eran parte de la banda no la realizó en su primera versión porque temía por su vida.

En esta, cuya duración fue de más de una hora,  el testigo protegido detalló que se involucró en el plan porque desde septiembre de ese año estaba desempleado. Por ello pidió disculpas a su familia y aseguró estar arrepentido por haber participado en el intento de asalto.

Dijo que Jhonny G., uno de los presuntos cabecillas de la banda, le indicó que si cumplía con el trabajo como chofer podría ganar $ 10 mil y otros $ 10 mil a cambio de llevar a una mujer para que sirva como distracción en el asalto.   

Relató que cuando detuvieron a Jhonny G. fue puesto en la cajuela de un carro, color concho de vino, donde presuntamente lo metieron con el rostro cubierto con su propia camiseta.   

La diligencia se realizó en presencia del conjuez nacional, Iván Saquicela; del fiscal general del Estado, Galo Chiriboga, y de los abogados de los procesados en este caso. Para los próximos días se prevé la reconstrucción de los hechos a fin de confirmar la versión del testigo.

Ratifica su testimonio

Durante su comparecencia, Vivar ratificó lo dicho anteriormente a la Fiscalía del Estado. Él como parte de la banda, estuvo en la farmacia la fecha del asalto. Por ello presenció el operativo policial, ya que unos 5 minutos después de haber llegado al lugar arribó la Policía y empezó a disparar.

Luego de haber controlado la situación, observó que los policías dispararon a varias personas, entre ellas al mensajero de ese local. Luego escuchó el nombre de Erick S., quien habría dicho al policía Segundo Wilfrido G. que no dijera su nombre sino la contraseña previamente pactada entre la Policía y él.    

Erwin V. fue detenido por un policía vestido de civil, luego esposado y posteriormente puesto en una camioneta cerrada. Después llegó otro detenido que fue fotografiado por la prensa, pero en corto tiempo dejó de escuchar su voz.  

En la Policía Judicial de Guayas confesó que lo torturaron con electricidad, perdió el conocimiento y que luego vibró su teléfono y era su esposa. Esa versión coincide con lo dicho por Mireya Vélez Falcones, de que ella lo llamó y él le dijo que estaba preso y lo iban a matar...  

El testigo recordó que su esposa pidió por teléfono a los policías que lo liberaran, pero los gendarmes lo insultaban y torturaban y uno de ellos llegó a decirle: “no te preocupes porque igual vas a morir”.

Tanto el testigo como Jhonny G. permanecieron detenidos por varios días en la Policía Judicial y luego llevados al estero Salado, contiguo al lugar. En ese sitio les dispararon, pero él logró salir con vida.

“Allí nos lanzaron al agua y los policías empezaron a dispararnos. Yo me protegí con el cuerpo de Jhonny G.”, relató. Una vez que logró huir, se trasladó hasta la casa de su familia, en el suburbio de Guayaquil y tiempo después pudo salir del país con dirección a Venezuela, en donde fue hallado por la Fiscalía.   

Sobre esta versión, Juan Pablo Albán, abogado de las víctimas, dijo que “esto es nuevo para nosotros, de todos modos si se logra determinar que Johnny G. fue ejecutado por la Policía, sus restos no fueron localizados y su paradero no fue determinado, y sigue siendo un caso de desaparición forzada”.  

Luigi García, abogado del teniente coronel Eduardo G. y Felipe M., aseguró que “este es un relato medio novelesco, hasta cierto punto, porque Vivar tendrá que explicar los detalles de aquella narrativa. El jurista expresó su preocupación por la manera en que se maneja este tema. A su criterio “es una persona que participó en un delito y luego se fue del país”.

La Fiscalía aduce plagio

Chiriboga explicó que esa institución cumple con su tarea investigativa para develar lo ocurrido sobre la desaparición forzada de 4 personas.

El funcionario sostiene que existen elementos de convicción suficientes sobre el cometimiento de un delito de acción pública, como el plagio cometido bajo la modalidad de desaparición forzada de personas, un hecho constitutivo de grave violación de los derechos humanos  contemplado en el artículo 188 del Código Penal de aquella época.

En el expediente consta la reconstrucción de los hechos, donde se demuestra la participación de Eduardo G. como jefe del operativo y la intervención de los miembros del grupo de Inteligencia, incluido Erick S., que controlaba el sector; además se comprueba la manipulación de la escena del crimen por parte de las personas que estuvieron en el lugar.

La presencia de Erwin V. reforza la posición de la Fiscalía de que no hubo ejecución extrajudicial, sino desaparición de personas. Con ello coincide el abogado de las víctimas. (I)

DATOS

La Fiscalía obtuvo información sobre el paradero de Erwin V. en mayo de 2015, cuando se constató que se había acercado a sufragar para las elecciones de un año antes.

Un año después, el supuesto desaparecido llegó a Ecuador y confesó que se mantuvo oculto por temor a ser asesinado por los policías que participaron de la matanza en la farmacia.

La esposa y otros familiares cercanos a Erwin V. continúan con protección policial en Guayaquil. La primera semana, tras la reaparición del testigo protegido, su esposa permaneció en un hotel con resguardo.

El policía Sergio G., al año siguiente de su participación en el operativo en la farmacia, sufrió un atentado contra su vida mientras manejaba su auto, lo cual provocó la fractura de sus dos piernas y lo postró en una silla de ruedas por varios meses.

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