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Mano dura a la oposición, mano blanda al empresario

EN UN MITIN POLÍTICO en Latacunga interviene el Ing. León Febres-Cordero para pedir el respaldo ciudadano en las urnas.
EN UN MITIN POLÍTICO en Latacunga interviene el Ing. León Febres-Cordero para pedir el respaldo ciudadano en las urnas.
Foto: Archivo / El Telégrafo
24 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Política

En los primeros 4 años de la era democrática, bajo la presidencia de Jaime Roldós y luego de Osvaldo Hurtado, a pesar de la trágica muerte del primero y del gobierno accidentado del segundo, Ecuador registró avances políticos, económicos y sociales, pero quedaban rezagos de la era dictatorial.

En general, el respeto y la ampliación de los derechos se evidenciaron tras la culminación de ambos gobiernos, y se esperaba una mejoría -su continuidad al menos- en el próximo régimen constitucional.

Los partidos políticos, poco a poco, fortalecían sus estructuras, regía un modelo desarrollista con intervención estatal en la economía y el país avanzaba en su proceso de reinserción en el contexto internacional. Pero muchas cosas iban cambiar.

“Con el gobierno de León Febres-Cordero hubo un giro total a las políticas implementadas por su antecesor”, anota el historiador Juan Paz y Miño. Y subraya que lo primero que se hizo fue reemplazar el modelo económico desarrollista por un modelo empresarial de crecimiento. Bajo el nuevo concepto, el Estado se convirtió en garante de la empresa privada, del mercado libre y se dio paso a la política de privatizaciones del patrimonio estatal.

A contramano, explica el historiador consultado, no hubo una visión social prolaboral ni en favor de la comunidad ciudadana. Simplemente se dio paso a la flexibilización laboral y se desatendió el clamor popular. Un detalle evidencia la realidad de aquellos tiempos: Febres-Cordero nunca recibió a ningún dirigente de la mayor organización obrera del país, el Frente Unitario de los Trabajadores (FUT).

“Con Febres-Cordero se comenzó a derrumbar la política social que Ecuador había construido desde la Revolución Juliana de 1925”, afirma Paz y Miño. En lo político -añade- se trató de un gobierno de empresarios que se caracterizó por el verticalismo y autoritarismo del Ejecutivo. “Se aplicó una constante violación de los derechos humanos y ciudadanos, con el pretexto de combatir a la guerrilla”.

La política de confrontación con la izquierda, y contra las organizaciones sociales y populares, definió el carácter represivo del régimen de León Febres-Cordero. A la vez que, por su origen económico y por las políticas aplicadas, le convirtieron en un gobierno de y para los empresarios. (I)

El hecho relevante

El Presidente número  35 de Ecuador surgió desde las entrañas de las  cámaras de producción

León Febres-Cordero nació en familia acomodada. Empezó su carrera profesional como ingeniero mecánico (luego de graduarse en EE.UU.), en la Compañía Cervecera Nacional. Luego trabajó en la Empresa Eléctrica de Guayaquil y más tarde ocupó cargos importantes en Industrial Molinera y en otras empresas del agroexportador más grande e influyente del país en esos años, el magnate de origen ambateño Luis Noboa Naranjo.

En la actividad gremial incursionó desde la Cámara de Industriales de Guayaquil y de la Federación Nacional de Cámaras de Industrias. En la década del 60, como dirigente, inició una fuerte campaña contra la política de sustitución de importaciones.

Su tendencia siempre fue de derecha, y gracias al padrinazgo de las cámaras de industrias del Litoral, a los 35 años, en noviembre de 1966, Febres-Cordero llegó a la Asamblea Constituyente convocada por el presidente interino, Clemente Yerovi, para redactar la Constitución de la República número 17 (aprobada el 25 de mayo de 1967).

Un año después se instaló en el Congreso como Senador Funcional, en representación de los sectores productivos, hasta que Velasco Ibarra se declaró dictador en 1970 y disolvió el Parlamento.

En 1973, mientras trabajaba para las empresas de Noboa Naranjo, tío político de su primera esposa, María Eugenia Cordovez, combatió la dictadura de gobierno de Guillermo Rodríguez Lara.

Aunque ganó un juicio al régimen por un impuesto de importación de trigo que le quiso cobrar la administración, fue a prisión por supuesta evasión de impuestos, junto a Enrique Ponce Luque, en calidad de administradores de las empresas de Noboa. Estuvo preso 93 días (en 1973) en la celda N° 1921 de la Penitenciaría de Guayaquil.

En 1978 se afilió al Partido Social Cristiano (PSC) y fue electo diputado para el período 1979-1983. Su carrera legislativa se caracterizó por la interpelación a funcionarios. Obtuvo notoriedad en 1981 al encabezar un juicio político contra Carlos Feraud, entonces ministro de Gobierno, a quien acusó de anomalías en la importación de juguetes para la tropa de la Policía Nacional. Aquel juicio se conoció como el de las ‘Muñecas de Trapo’. En el Congreso Nacional entabló estrecha amistad con quien sería su binomio presidencial, Blasco Peñaherrera, del Partido Liberal. Se constituyó en el Presidente Constitucional número 35 de Ecuador. (I)

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