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El pasillo ecuatoriano, un género de identidad nacional que despierta pasiones y controversia

El pasillo ecuatoriano, un género de identidad nacional que despierta pasiones y controversia
01 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción Telemix

Los orígenes exactos del pasillo siguen siendo objeto de discusión y debate en foros, charlas y encuentro culturales. Hay quienes aseguran que es una derivación del valse austriaco que llegó a los Andes tiempo antes de la independencia y se consolidó conforme avanzaban las campañas libertarias de los pueblos latinoamericanos.

De Colombia a Ecuador, o viceversa, no está muy claro en qué momento preciso de la historia llegó a estas tierras, pero lo que sí se sabe es que los ecuatorianos tenemos al pasillo como uno de los géneros musicales emblemas de la región.

Al guayaquileño Julio Jaramillo se lo tiene como uno de sus máximos exponentes por haberlo internacionalizado y es por eso que, en el gobierno de Sixto Durán-Ballén (1993) se decretó el 1 de octubre como su día clásico en honor al ‘Ruiseñor de América’, quien nació en esa fecha, pero en 1935. 

Todo esto a pesar de que JJ fue más conocido por cantar boleros en el continente, como  ‘Nuestro Juramento’, su canción más popular en el país.

Sin embargo, el pasillo ‘Sombras’, que el guayaquileño grabó y cantó por toda Hispanoamérica, es la canción ecuatoriana más universal en la industria, inclusive años más tarde fue grabada por artistas como Raphael, Alberto Cortez, Olga Guillot, Julio Iglesias, Concha Buika, entre otros artistas. ‘Sombras’ es un poema de la mexicana Rosario Sansores que el ecuatoriano  Carlos Brito musicalizó.

Esta canción fue interpretada por Julio Jaramillo en la película mexicana Fiebre de Juventud: Romance en Ecuador, que se grabó en Guayaquil y Santa Elena con la participación de Enrique Guzmán y Fernando Luján.

Antes y después de Jaramillo, el pasillo se ha mantenido en el tiempo, con años de esplendor y decadencia. En la actualidad hay varios artistas que se resisten a verlo fenecer a causa de la popularidad de otros ritmos de moda. Sin embargo, el pasillo es un género tan particular que no todos los intérpretes han sabido cantarlo con el rigor que su poesía y música requieren.

Técnicas interpretativas

Aunque existan diversas teorías sobre el origen del pasillo, lo cierto es que desde la época colonial se empezó a consumir como música instrumental, ambientando los bailes de salón. La connotación de su nombre lo señala al entenderse como danza de pasos cortos.

El músico y docente, Luis Antonio Gálvez, cuenta que el género le debe sus letras a los más grandes bardos ecuatorianos, sobre todo, a la generación de los poetas decapitados que dejaron un bagaje de pasillos musicalizados para la historia.

En la parte técnica explica que el pasillo se lo toca al compás de ¾ (tres cuartos), similar al ritmo del vals, pero con acentos distintos. “En el caso del pasillo tiene los 3 golpes, de los cuales los 2 primeros serán tocados por los bajos y el último va a tener la fuerza; si fuese el compás en una palabra, el último sería la sílaba tónica”, detalla el docente de la Escuela Politécnica del Litoral, en la rama de Música Popular Contemporánea.

La interpretación es lo que marca la forma de cantarlo, asegura el hijo y productor de la intérprete vocal, Juanita Córdova. “La interpretación del pasillo es muy sencilla y alarga las notas finales, eso es quizás un poco más lo que define el pasillo. Es romántico y descriptivo”.

En cuanto a los sonidos que conforman su estructura, Gálvez sostiene que los instrumentos de cuerdas son los idóneos para darle vida a su armonía. “El conjunto típico guayaquileño de pasillos debe tener dos guitarras, una que haga el marcado de los bajos que se llama bordoneo (sonido ronco de la guitarra) y la otra que haga el repique; también está el requinto, que hace los punteos”.  

Asegura que el pasillo no lleva percusión, sin embargo, y de acuerdo a las versiones contemporáneas donde los arreglos se ven matizados por la percusión, plantea que el ritmo, sea este de un bombo o una batería eléctrica, debe seguir al bajo sin dañar la métrica.

Tonos y evolución

El licenciado en pedagogía musical, José Luis Pombo, establece las diferencias entre el pasillo costeño y el serrano a partir de sus tonalidades.

  “El 90%, sobre todo de la Costa, son pasillos con una armonía mucho más triste que los de la Sierra (…) porque están en modo menor, aunque tienen su estribillo alegre sí, porque empieza la dominante en un acorde mayor, pero su tonalidad es menor”, argumenta el docente de música del colegio Logos Academy.

Manifiesta que ‘Guayaquil de mis amores’ fue creada en tono menor, sin embargo, el tema ‘Manabí’, aunque tenga una tonalidad menor, es alegre y festivo. Sobre la forma de cantarlo parte de diversos factores, como la idiosincrasia del pueblo y el sentimiento evocado en la forma de enamorar, conquistar, de dirigirse al público, con toda una cultura de rasgos y modos vivendi.

Pombo sugiere que el pasillo debe evolucionar primero desde una letra que identifique la nueva forma de vida que existe.

“Habría que crear nuevos pasillos con nuevas letras que se adapten a una realidad urbana, porque ya no se puede evocar poesías como ‘yo en el jardín’, si los chicos solo ven uno cuando van al Jardín Botánico de Guayaquil”, sugiere el graduado en el Conservatorio Antonio Neumane.

A esta sugerencia se suma Gálvez, quien considera que las nuevas generaciones deben aportar a una transformación, pero sin que se le quite el alma al género. “Debemos pensar en embellecer al pasillo porque da para colores distintos en su armonización, más que poner letras y acordes, que por lo general lleva tres o cuatro; si hablamos de esta cantidad en la música moderna, el productor de Calle 13 o de Shakira o Juanes dirá que está de moda, porque los temas de estos exponentes se tocan en 4 acordes”, concluye.

Al César, lo del César 

No todos los artistas están de acuerdo con la propuesta de Gálvez. El cantante Néstor Sellán defiende la pureza del género y se opone a que el pasillo sea interpretado de forma diferente al que fue concebido. 

“Pepe Jaramillo fue mi maestro y para mí es el mejor intérprete de pasillo porque tenía dicción, vocalización y temple para cantar. Él me decía que el pasillo debe cantarse como hombre y no con lloriqueos”.

Es por eso que critica a los artistas de otros estilos musicales que se adentran en el pasillo por curiosidad. “He escuchado cantar pasillo a Aladino. ¡Por favor! Una cosa es ser cantor de música rocolera, chichera o merenguetera y otra cosa es cantar pasillo”.

Dice que se sorprendió cuando Héctor Jaramillo, “siendo un excelente cantante de nuestra música”, se puso a rapear los albazos. “Para mí eso es una vergüenza. Eso ya es antinatural. (...) Es ridículo cambiar la estructura musical de algo que está institucionalizado. Mucha gente dirá que soy un fanático del pasillo, pero yo defiendo nuestra música”.

Sellán, quien ha incursionado en varios estilos musicales, asegura que la música ecuatoriana se vino a “degenerar” desde el siglo pasado.

“Pepe y Julio Jaramillo grabaron en bolero el pasillo ‘Rosario de besos’... ¡Cómo pudieron hacer esas cojudeces!”.

Agrega que va a trabajar para que se institucionalicen las canciones ecuatorianas emblemáticas para que “sean cantadas como deben. No son versiones modernas ni nada por el estilo”.

Época de oro

El cantante orense Carlos Segarra asegura que antes de Jaramillo, el pasillo vivió una época dorada en las voces de Carlota Jaramillo o el dúo Benítez y Valencia, integrado por Gonzalo Benítez y Luis Alberto Valencia.

“Antes de que Julio cantara pasillos, esta música ya se escuchaba en otras voces y era muy reconocido. No todo el mérito del pasillo es de Jaramillo. No dejo de reconocer que él lo llevó a otros países en donde muchos de nosotros no podíamos ir”, señala el cantante.

“Carlota ya cantaba pasillos en la década del 20 (1920) y JJ lo hizo desde el 60 o 70. Creo que la fecha debió ser por Carlota”, agregó.

Eduardo ‘Chocolate’ Morales, del grupo Yavirac, cuenta que durante los primeros años de la carrera de Carlota Jaramillo aún no se usaba el requinto.

“Guillermo Rodríguez, del Trío Los Embajadores, viajó a México en la década del 50 y trajo la idea del requinto a Ecuador. Desde entonces se convirtió en un instrumento muy querido para nuestra música, pero es por la influencia de los tríos mexicanos, como Los Reyes o Los Panchos”, explica Mora.

Pasillo de Costa y Sierra

Para el musicólogo Juan Mullo, el pasillo ecuatoriano parte de identidades locales, y de las diferentes cosmovisiones de una sociedad, por lo que “no hay un pasillo a secas”.   

Detalló que el pasillo lojano tiene su propia alma, que básicamente se relaciona con los textos literarios y la poesía.

“Tienes esas características, y se convierte en un canto poético, como ‘Alma lojana’”.

En el caso del pasillo quiteño, Mullo menciona que comenzó como una danza aristocrática en el país, pero con el tiempo adopta características más andinas porque es su mayor influencia. “La gente piensa que es triste, pero no lo es, es parte de su esencia”.

En cambio, sostiene que el pasillo costeño posee un toque de contradanza propio de la zona afrocaribeña, marcando una diferencia. “Tiene un matiz distinto, es un pasillo ligero y alegre”. Señala que en las décadas del 30, 40 y 50 se consolida el género en Ecuador, como una música para entender la vida a través de un canto.

El musicólogo afirma que ahora también vienen nuevas tendencias, las que son marcadas por los nuevos rumbos en la postmodernidad. Hay que entender el contexto social en que JJ vivió para entender su música en la actualidad.

Observó que el pasillo también ha sufrido un proceso de ‘poperización’,  como el caso del trabajo discográfico que ha realizado el cantautor quiteño Juan Fernando Velasco.

“Creo que son propuestas muy válidas”.

 Programa sobre el género

Juan José Jaramillo, hijo de Pepe Jaramillo, es el mentor y fundador del programa radial La Casa Jaramillo, que se transmite por Antena3 (dial 91.7) todos los sábados, de 16:00 a 18:00.

Es uno de los pocos espacios que promueve el género. En este caso, la finalidad de crearlo fue mantener la memoria viva, tanto de su tío Julio como de su padre, sin dejar a un lado los nuevos talentos que asisten a uno de sus espacios para debatir sobre el legado musical del género y de otros nacionales.  

“Siempre les digo a mis invitados que así canten tropical o algo urbano, a mí me interpreten un pasillo y les pongo la guitarra que tengo en el programa, aunque canten una sola estrofa”, expresa el locutor de este espacio que se estrenó el 13 de junio de 2015.

Durante dos horas se escuchan canciones poco promovidas de los Jaramillo y se informa sobre la historia, canciones y exponentes del pasillo.

“Hay mucho repertorio grabado y trato de promover temas que no se conocen, en todos los géneros, porque Julio Jaramillo grabó boleros, rock y hasta mambo. Pepe Jaramillo ha grabado valses, boleros, albazos y más, entonces trato de poner esa música para que la gente la conozca”, reseña el también intérprete vocal. Cuenta que corrige a los cantantes invitados que interpretan mal el pasillo o  desafinan. Y enfatiza que, aunque muchos artistas quieran crear versiones originales, deben estar estructuradas sin cambiarles la armonía.

La Casa Jaramillo se retransmite los domingos a las 12:00 y desde su estreno ha promovido a un estimado de 200 artistas nacionales. El perfil de este radioyente lo conforman mujeres y hombres, de entre 13 y 80 años, quienes gustan de la programación e intervienen en el espacio de llamadas.

Identidad nacional

Para el dúo capitalino de las Hermanas Mendoza Núñez, con 45 años de trayectoria interpretando música nacional, el pasillo es un símbolo definido como “el ritmo bandera de identidad por excelencia”.

Nancy Mendoza, primera voz del dúo, afirma que su gusto por el género creció desde su niñez, inculcado por sus padres. Las Hermanas Mendoza Núñez cuentan con 8 producciones discográficas a su haber en varios géneros, pero aseguran que es con el pasillo que el público ecuatoriano mantiene esa relación de identidad. 

Y es una característica que han podido palpar en sus presentaciones, tanto en el país como en el exterior. “Lo que sucede con los pasillo es algo único, el ecuatoriano  (en Estados Unidos) se levanta de inmediato y se pone a cantar”, recuerdan. Con ella coincide su hermana Rosita, quien se integró a la agrupación hace 12 años. En opinión de la cantante quiteña Karina Santiana, el pasillo también representa parte de su herencia familiar puesto que lo cultivó desde su niñez.

Observa que en los diferentes eventos donde participa, la música nacional, y especialmente el pasillo, siempre sobresale entre los otros géneros. “La gente siempre pide temas como ‘Ángel de luz’, o ‘El aguacate’”.  

Santiana ha grabado 4 discos como solista, y el pasillo también ha predominado en sus producciones cuando interpreta ‘Como si fuera un niño’, o ‘Interrogación’. (I)   

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