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El Telégrafo
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Los guionistas consultados opinan que la clave fue combinar humor universal con el drama de la marginación

Yo soy Betty, la fea estuvo archivada durante 5 años antes de su estreno

Ana María Orozco interpretó a Beatriz Pinzón Solano, una mujer poco agraciada que mostró su inteligencia y nobleza. Luego se embelleció físicamente.
Ana María Orozco interpretó a Beatriz Pinzón Solano, una mujer poco agraciada que mostró su inteligencia y nobleza. Luego se embelleció físicamente.
25 de octubre de 2015 - 00:00 - Redacción/ Telemix

Aunque ‘Yo soy Betty, la fea’ se estrenó un 25 de octubre hace 16 años y con un rating superior a los 30 puntos, no siempre estuvo en los planes de RCN, la cadena colombiana que la emitió por primera vez.

De hecho, la historia que escribió el bogotano Fernando Gaitán permaneció congelada durante 5 años, tal como ocurrió con su anterior éxito ‘Café con aroma de mujer’ (1993).

“Cuando uno escribe una historia, sueña con que llegue lejos y triunfe, pero no siempre uno lo ambiciona. Y eso me pasó con ‘Betty’. En lo personal tengo mal agüero de las ambiciones porque dañan, pudren. Uno dice: esta novela va a llegar a todos los países del mundo y será celebrada internacionalmente... y seguro no sale nunca”, recuerda Gaitán.

Y es que el relato de ‘Yo soy Betty, la fea’, que protagonizó Ana María Orozco y que actualmente se ve en la televisión ecuatoriana, consta en el libro de Guinness como la telenovela más exitosa de la historia (quizás comparable con el éxito que en 1979 consiguió la mexicana ‘Los ricos también lloran’) porque llegó a 180 países y se tradujo en 25 idiomas. La historia inspiró a casi 30 directores para contar su propia versión.

Existen adaptaciones libres en Brasil, Filipinas, Bélgica, Alemania, Francia, Holanda, Argentina, Croacia, Japón, Rusia, España, Inglaterra y más, pero entre las más conocidas constan ‘La fea más bella’, adaptación mexicana de 2006 con Angélica Vale como protagonista; y ‘Ugly Betty’, la versión estadounidense, con América Ferrara en el rol estelar, estrenada el mismo año, pero en formato de serie con apenas 85 capítulos (la original tuvo 338 episodios y la azteca 300).

Otra adaptación conocida es la española ‘Yo soy Bea’, interpretada por Ruth Núñez, quien tuvo como compañero de reparto al ecuatoriano Wills Cangá; mientras que la versión británica recién se estrenó en septiembre pasado. Recientemente en una entrevista con diario El Tiempo, de Bogotá, Gaitán analizó el éxito de ‘Betty’.

“La vanidad femenina es universal en cualquier cultura y eso hace que el televidente se identifique. Betty cuenta la historia de muchas mujeres, no solo por la fealdad, sino por la marginalidad. Su humor ha sido entendido en todas partes. Betty logró una universalidad y como personaje reconoce su tragedia con humor en un mundo de glamour como Ecomoda. La gente reconoce que no está inventado ni prefabricado para ella. Es más, es un contexto hecho contra ella”.

Fabrizio Aveiga, guionista de la serie ecuatoriana ‘Los hijos de Don Juan’, que transmite TC Mi Canal, coincide en la universalización del personaje, del humor y del tema que se trata.

“Fernando Gaitán tiene el mérito de haber construido esta historia de mujeres feas (incluido el cuartel) que están luchando contra la adversidad, el glamour que las rodeaba y el rechazo. Para mí, Gaitán creó una gran identificación con las mujeres en general. Todas son luchadoras y logran (cuando se lo proponen) lo que quieren, independientemente de cualquier obstáculo en el camino. ‘Betty’ fue eso. Otro mérito es la construcción de personajes que hizo Gaitán, tras un excelente casting. Esas fueron las claves, todas se unieron entre sí, un gran guionista, director y elenco”, opina Aveiga.

El también guionista ecuatoriano Cristian Cortez dice que “el éxito de ‘Betty se debe a su originalidad, su tratamiento como comedia y la química entre los actores. A eso se le añade la estructura del guión. Es un fenómeno difícil de igualar”.

Más allá del éxito inesperado para Gaitán, concebir ‘Yo soy Betty, la fea’ fue difícil partiendo del entorno violento en Colombia, a través del narcotráfico y las guerrillas. Según él, la idea era reivindicar al país con otro tipo de historias y a la mujer porque siempre se ha sentido “confidente de ellas”, además de “heredar el humor de su padre”.

No obstante, aquello de que una mujer fea sea el eje de una historia no era nuevo en Colombia en 1999. De hecho, dos años antes el canal RTI grababa ‘La mujer en el espejo’, donde una mujer fea (Marcela Benjumea) hizo pacto con el diablo para convertirse en una mujer hermosa (interpretada por Geraldine Zivic). Cuenta Gaitán que cuando propuso ‘Betty’, le dijeron que una historia sobre una mujer fea ya había sido contada. 

“Les expliqué que era distinta porque esta es una verdad psicológica, no del diablo. La guardé, y una noche, cinco años después, el presidente de RTI me preguntó: ¿Qué historia tiene ya? Necesito llevármela para México. Le conté la historia de Betty, se rió mucho y me dijo: Esa novela no me la llevo, se queda aquí y empiece a escribirla mañana mismo. Ahora el reto era transformar una mujer fea en una hermosa. A nivel actoral es más fácil que una mujer bella interprete a una fea”, relató Gaitán en otra entrevista a BBC Mundo en referencia a Orozco, quien ya tiene 42 años y hace un par de semanas fue noticia por haberse desnudado para la revista Soho.

Gaitán, quien escribió parte de la revista mientras se divorciaba, no tiene una versión favorita. “Cada una tiene una particularidad. Por ejemplo, la rusa está supremamente bien repisada y actuada. El papá de Betty es el mejor actor del cine de allá y la mamá es reconocida en el teatro. Ellos pertenecen a la parte soviética y Betty ya es rusa; hay una diferencia generacional interesante y utilizan la novela para mostrar aspectos de la historia reciente. La versión alemana es preciosa; es fría, pero está muy bien hecha. Betty trabaja en una cafetería. Jamás se menciona la palabra fea”, dice el autor de la novela.

Para él, las versiones de la India y la China son maravillosas. Cada una tiene un sabor, una transculturización importante y lo único que uno hace es disfrutarlas. Hacer un seguimiento de 150 horas de una novela en otro idioma es imposible”, revela acerca de la historia que dejó de emitirse en Colombia en mayo de 2001 y que ahora se transmite por segunda vez en Ecuador. (I)

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