A La Naranja Mecánica (A Clockwork Orange) se la recuerda, aún después de 40 años,  por las atrocidades que protagonizaba su personaje Álex DeLarge (interpretado por el ahora sexagenario Malcolm McDowell) y sus “drugos”: Pete, Georgie y Dim. Lo que pocos saben es que en la cinta que Stanley Kubrick adaptó del libro homónimo, escrito por Anthony Burgess en 1962,  estuvieron involucradas tres bandas británicas en pleno auge.

Hace pocos días las agencias revelaban (o más bien recordaban) la intención que tenía The Rolling Stones de participar en el controversial filme, cuyas escenas de violencia sexual, torturas e incitación al libertinaje y drogadicción obligaron la censura de su exhibición en algunos países.

No obstante, The Beatles y Pink Floyd también estuvieron involucradas, antes de su rodaje.
La primera de estas bandas se interesó en la novela de Burgess para su musicalización. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr quisieron aportar con la banda sonora cuando se enteraron de que John Schlesinger era candidato para adaptar la novela de Burgess al cine, pero ninguna de esas opciones se concretó y The Beatles se disolvió en 1970, un año antes de que se estrenara la película.

Una carta que Si Litvinoff, un director teatral, envió a Schlesinger reveló que en el proyecto no se iba a utilizar la música de Beethoven (que sí tomó Kubrick), sino la que proponía The Beatles.

Cuando Kubrick fue confirmado como el director de la cinta, quiso que Pink Floyd les cediera los derechos de su disco Atom Heart Mother (1970), que marcaba la nueva dirección de la banda británica tras la separación de Syd Barrett.

Pink Floyd había pasado de lo psicodélico a lo sinfónico y eso fue lo que le atrajo a Kubrick. No obstante, la banda, que entonces integraban Roger Waters, David Gilmour, Nick Mason y David Wright, se negó al pedido del cineasta.

En 1962, cuando Burgess publicó su controversial obra, llamó la atención de Mick Jagger, quien desde abril de ese año ya integraba The Rolling Stones con Geoff Bradford,  Dick Taylor, Tony Chapman, Brian Jones y Keith Richards.

Con la banda consolidada a mediados de la década del 60 con Jones y Richards, a la que se unieron Charlie Watts y Bill Wyman, Jagger adquirió los derechos de la obra para ser el protagonista de su versión fílmica.

El interés de Jagger fue aún más evidente cuando supo que Schlesinger, autor de películas como Midnight Cowboy o Marathon Man, formaba parte del proyecto. Y eso suponía un empujón para el vocalista de los Stones como actor. De hecho, Jagger ya había participado en otras cintas que habían sido un fracaso: Performance (1968) y Ned Kelly (1970).

La idea de Jagger era encarnar a DeLarge y que los miembros de la banda sean sus “drugos”, que bebían leche con drecomina; pero con la creciente fama de los Stones se multiplicaron sus giras y conciertos.

Jagger y el grupo cedieron sus derechos porque su agenda de presentaciones les impedía rodar.
Aunque físicamente el “frontman” de los Stones encajaba con Álex DeLarge, Kubrick reveló que Malcolm McDowell era perfecto para su película. “En 1968 vi la sonrisa malévola de Malcolm en la película If, de Lindsay Anderson. Me dije: hemos encontrado a nuestro Álex”, contó Kubrick en varias entrevistas antes de morir en 1999.

El descubrimiento fue en su sala de proyecciones privada en la que hizo repetir el carrete de cinta en algunas ocasiones para ver la sonrisa de McDowell, quien luego reconoció que sí sufrió durante la escena en que su personaje es sometido al tratamiento de Ludovico (una terapia ficticia usada en la historia en la que el paciente es obligado a ver escenas violentas con los ojos abiertos por ganchos metálicos).

Según McDowell, fue torturado con los ganchos por pedido de Kubrick y terminó con lesiones en las córneas, pero eso es solo una de las tantas historias detrás del filme La Naranja Mecánica.