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La la land rescata la esencia del cine musical clásico

Anita Page (i) y Charles King encarnaron a Queenie Mahoney y Eddie Kearns, en The Broadway Melody (1929), el primer musical que ganó un Óscar a mejor película.
Anita Page (i) y Charles King encarnaron a Queenie Mahoney y Eddie Kearns, en The Broadway Melody (1929), el primer musical que ganó un Óscar a mejor película.
Foto: Internet
05 de febrero de 2017 - 00:00 - Redacción Telemix

Sebastián toca en un bar de Los Ángeles, pero no está satisfecho. Él cree en el jazz de la década del 30 y el dueño le exige otro tipo de canciones. Sebastián desobedece a su jefe y pierde el trabajo. Su anhelo es abrir un sitio donde pueda interpretar el jazz que le gusta.

Antes de que el propietario lo despida, Sebastián conoce a Mía durante una presentación, en vísperas de Navidad. Ella sirve café en los estudios Warner Bros., donde aguarda que algún director de cine la descubra como actriz, aunque nunca le va bien en las audiciones.

Ryan Gosling y Emma Stone son los personajes que interpretan a Sebastián y Mía en la película La la land, que el pasado 24 de enero obtuvo 14 nominaciones para la gala de los premios Óscar, que se realizará el 26 de febrero próximo en el Dolby Theatre.

La la land, que igualó la marca de All about Eve (1950) y Titanic (1997), ganó los siete galardones a los que aspiraba en la velada de los Globos de Oro, el pasado 8 de enero.

Damien Chazelle, el director y guionista de la película, rescata la esencia de los musicales clásicos de las décadas del 40 y 50. El cineasta, quien logró tres estatuillas doradas en 2014 con el filme Wiplash, fusiona lo mejor de los musicales estadounidenses y franceses.

Por su origen galo, Chazelle es un admirador de Jacques Demy, quien homenajeó a Hollyood con los filmes Los paraguas de Cherburgo (Les parapluies de Cherbourg, 1964) y Las chicas de Rochefort (Les demoiselles de Rochefor, 1967).

La la land tomó más referencias de esta última cinta, que Catherine Deneuve protagonizó hace medio siglo.

La obra de Chazelle lleva como arquetipo el romance entre Sebastián y Mía como un tributo al que estelarizaban Fred Astaire con Ginger Rogers o Gene Kelly y Debbie Reynolds, quien falleció el 28 de diciembre pasado, a través de coreografías con faroles como parte de la escenografía.

Las escenas de baile entre Sebastián (Gosling) y Mía (Stone) tienen marcada influencia en la coreografía de la canción ‘Dancing in the dark’ que aparece en el filme The Band Wagon (1953) con Astairey y Cyd Charise como protagonistas de la película.

Historia del género

Antes del cine, el género musical surgió en el teatro. Su origen en las tablas data del siglo XIX con espectáculos de vodevil (entiéndase como teatro de variedades) y luego saltó al cine en plena transición de las películas silentes a sonoras.

La primera referencia se remonta a 1927 con The jazz singer (El cantante de jazz), que protagonizó Al Jolson y relataba la historia de Jakie Ravinovich, un judío que abandona las costumbres religiosas de su familia por el canto de jazz donde adopta el nombre de Jack Robin.

Aquel filme fue un experimento del cineasta Alan Crosland en el final de la era silente. Por eso la película es parcialmente sonora.

The jazz singer dura 88 minutos y solo en dos existe un diálogo con sonido. El resto de la cinta transcurre con los intertítulos característicos de las películas mudas.

Esta obra del pionero Crosland es considerada como la primera de sonido sincronizado, a través de un vitáfono. Consistía en un proyector de cine que tenía conectado a un reproductor. El sonido provenía de un disco que el proyeccionista montaba en la película.

Más allá de la primitiva técnica que hace 80 años mostró The jazz singer, la historia sobre Ravinovich tuvo dos versiones posteriores. La primera fue del húngaro Michael Curtiz en 1953, con el actor Danny Thomas, y la segunda del director Richard Fleischer en 1980, con el septuagenario cantante de folk, Neil Diamond.

Aunque The jazz singer es la cinta pionera del género musical, The Broadway Melody (La melodía de Broadway, 1929), del director Harry Beaumont, se convirtió en la primera que obtuvo un premio Óscar en la categoría de mejor película.

The Broadway Melody, escrita por Norman Houston y James Gleason, es considerada como el primer musical íntegramente hablado y relata la historia de las hermanas Harriet ‘Hank’ (interpretada por Bessie Love) y Queenie Mahoney (Anita Page), quienes sueñan con actuar en actos de vodevil, en Broadway.

Eddie (Charles King) es novio de Hank, pero cuando conoce a Queenie se enamora de ella, lo que crea un triángulo amoroso.

Esta película inspiró a los cineastas para producir otras con títulos homónimos en 1936, 1938 y 1940, aunque no se trata de adaptaciones. No obstante, contiene el arquetipo de personajes soñadores, vinculados a los espectáculos.

El crítico Jorge Suárez, quien acude anualmente a las ceremonias de los premios Óscar, explica que el mayor apogeo del género musical ocurrió en las décadas del 30 y 40. En esta última se acentuó con el estallido de la II Guerra Mundial en 1939.

“Cuando empezó el conflicto bélico, Hollywood recurrió a las historias con fantasía e ilusiones. Allí encajaban perfectamente las comedias y los musicales. Este último género servía para distraer un poco al espectador de lo que realmente estaba ocurriendo en el mundo. Incluso los actores visitaban a las tropas para divertirlos, en medio del estrés propio del combate”.

Agrega que “irónicamente el género tuvo altibajos cuando terminó la guerra porque los soldados volvieron a casa devastados, sin sueños”.

En aquella época dorada sobresalieron filmes como 42nd Street (La calle 42, 1933); Top hat (Sombrero de copa, 1935); Swing time (Ritmo loco, 1936), Sigamos la flota (Follow the fleet, 1936); You were never lovelier (Bailando nace el amor, 1942); On the town (Un día en Nueva York, 1949) y otras.

Gene Kelly apareció en la década del 40 como referente, pero llegó al pico más alto con Singin’ in the rain (Cantando bajo la lluvia, 1952).

Suárez considera que para entender el cine musical se requiere conocimientos de baile, música y coreografía.

Miguel Salem, director de Danzas Jazz, coincide con ese criterio. “Las producciones de antaño eran mejor elaboradas porque sus protagonistas eran bailarines, tanto que terminaban encasillados en películas del género musical”.

Kelly era actor, director, productor y, por encima de todo, bailarín, mientras que fue el primer referente en cuanto a coreografías, que se basaban en ejecuciones de figuras geométricas. La década del 60 se caracterizó por musicales que se alejaron de las historias en Broadway y recurrieron a historias de fantasía como Mary Poppins (1964) o The sound of music (La novicia rebelde, 1965) con Julie Andrews como protagonista; y West side story (1961), que tenía que ver más con la rebeldía de la década.

El declive empezó en la década siguiente. Entre los títulos rescatables constan: Cabaret (1972), que consiguió ocho premios Óscar, entre ellos el de Liza Minelli como mejor actriz por su personaje de Sally Bowles; Jesucristo Superstar (1973), que presenta una versión del Mesías en la época del movimiento hippie; y Grease (1978), que rescata la rebeldía de la década del 50 con John Travolta y Olivia Newton-John.

La década del 80 fue más decadente y apenas se cita la película Annie (1982), basada en la obra teatral que se estrenó cinco años antes, y La tiendita de los horrores (1986). En 1996 se estrenó Evita, que protagonizó Madonna; mientras que Chicago (2002) le significó un Óscar a Catherine Zeta-Jones, y un año antes destacó Moulin Rouge.

En el actual milenio los musicales tomaron un giro hacia el público adolescente con la trilogía de High School Musical (2006-2008). También sobresalieron Across the universe (2007) y Mamma Mía! (2008), basadas en las canciones de The Beatles y ABBA.  

Las nominaciones de La la land suponen un rescate y homenaje al cine musical clásico. (I)

DATOS

Una de las escenas más célebres del cine musical consta en ‘Singing in the rain’ (1952) donde Gene Kelly baila y chapotea sobre charcos.

En esa escena Kelly tenía fiebre de 40 grados. La secuencia no estaba en el guion original, pero el director Stanley Donen y el mismo Kelly la filmaron para que el título de la película tuviera sentido.

Gene Kelly sostenía que Debbie Reynolds, su compañera de reparto en la cinta, no tenía talento para bailar tap.  

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