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Freddie Mercury, la voz irreemplazable de Queen

Freddie Mercury, la voz irreemplazable de Queen
01 de diciembre de 2013 - 00:00

Los medios presionaban a Queen en los últimos meses de 1991. Eran rumores acerca de la salud de su vocalista Freddie Mercury debido a que en sus últimas apariciones públicas lucía muy demacrado. Varios de sus amigos cercanos y amantes habían fallecido por sida.

“Ha llegado el momento de que todo el mundo sepa la verdad”, sentenció Mercury, quien el 23 de noviembre de aquel año confirmó lo que muchos creían durante meses, su padecimiento de sida, luego de discutirlo horas antes con su representante Jim Beach.

“He procurado mantener oculta esta situación para proteger mi vida privada y la de quienes me rodean, pero ha llegado el momento de que mis amigos y fans de todo el mundo conozcan la verdad. Espero que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos cuantos luchan por combatir esta terrible enfermedad, para luchar contra ella”, dijo aquella vez un endeble Mercury, quien falleció al día siguiente.

Durante sus últimas horas, Jim Hutton, su última pareja, llamó al médico de Mercury. Habían pasado una noche convulsionada. La idea de Hutton era que el galeno le inyectara morfina al eterno ‘frontman’ de Queen. Según este último, Mercury, quien era incapaz de mantenerse en pie, no aguantaría más de un par de días con vida.

Por la mañana el cantante permanecía inconsciente. De hecho, ni siquiera supo de la visita que le hicieron Dave Clark y Elton John, dos de sus mejores amigos. Mercury ya no respondía a ningún estímulo. Era cuestión de esperar minutos u horas para que se consumara un anunciado deceso, uno que él mismo sabía desde 1987 en que despejó sus dudas -o más bien sus temores- y convirtió su residencia de Londres en una clínica donde también compuso sus últimas canciones, que evidentemente reflejaban su depresión.

Mientras tuvo fuerzas hizo los trámites legales necesarios para distribuir su fortuna. Regaló sus automóviles, residencias a sus amigos cercanos. Su herencia, calculada entonces en más de 40 millones de dólares, fue asignada a fundaciones y entidades médicas para la lucha contra el sida.

Uno de sus últimos deseos fue que durante su funeral se escucharan sus canciones más emblemáticas. El impacto mediático por su muerte fue tal que opacó el deceso de otro grande del rock: Eric Carr, el segundo baterista de la legendaria banda KISS por un tumor en el corazón que le ocasionó un derrame cerebral.

Leyendas.- Junto con Michael Jackson cuando todavía lucía piel negra natural.

Han pasado 22 años y una semana de aquel momento histórico. El líder y vocalista de Queen aún es recordado. Su vida está a punto de retratrarse en una película, aunque todavía no empieza el rodaje porque hubo cambios en el reparto.

Inicialmente el actor británico Sasha Baron Cohen iba a interpretarlo. Para muchos es físicamente muy parecido al cantante nacido en Zanzíbar, Tanzania, el 5 de septiembre de 1946 como Farookh Bulsara.

No obstante, los miembros sobrevivientes de Queen, encabezados por el guitarrista Brian May, no estuvieron de acuerdo con que Cohen encarnara a su fallecido compañero y amigo. “En un ‘biopic’ el espectador tiene que creérselo. Tienes que creer que el actor que interpreta a Freddie es realmente Freddie. Y eso no iba a pasar con Sasha porque sus últimas películas han sido a su estilo”, explicó hace poco May.

Roger Taylor, el baterista, comparte ese criterio y anunció a Ben Whishaw (el mismo que en la última entrega de James Bond hace Q) como el hombre que encabeza las preferencias de la banda para personificar a Mercury.

Los fans del buen rock siempre recordarán los registros de Mercury, a través de los vinilos, de los CD, mp3 y los videos en YouTube. Eran registros de barítono y tenor ligero. Es decir una voz grave caracterizada por ser potente en los agudos, y, por comparación, muy débil en los propios graves.

A eso se añadía una imagen inconfundible de cabello corto con un prominente bigote que disimulaba un poco sus grandes dientes, más ropa ajustada -habitualmente mallas- y camisetas sin mangas que dejaban a la vista un torso velludo. El vestuario clásico, al menos en el escenario, se completaba con una capa. Esa apariencia durante la década del 80 de Queen, la anterior era de un hombre muy delgado, cabello abultado y sin sus característicos mostachos. Las poses también forman parte de su identidad histriónica durante sus conciertos.

Más allá de Queen, Mercury -o mejor dicho, Farookh- era un niño agraciado, pero curiosamente tímido, muy apegado a su madre y a su hermana pequeña Kashmira, que había nacido en 1952. Sus padres, Jer y Bomi Bulsara, formaban un matrimonio de origen persa devoto del profeta Zoroastro y decidieron enviar al niño a la India para que se educara ahí. Fue matriculado en la St. Peter’s School, institución de enseñanza británica situada en Panchgani, a unas cincuenta millas de Bombay.

Algo que pocos saben es que antes de la música, Mercury incursionó fugazmente en los deportes. Practicó boxeo, pero su madre se lo impidió porque consideraba que era una actividad violenta y más bien pasó del tinglado al piano por sugerencia de uno de sus profesores en el St. Peter’s School y con eso creó su primera banda: The Hectics que tocaba rock and roll en bailes colegiales, pero con influencias hindúes.

Llegó a Inglaterra en 1962 y quería convertirse en diseñador gráfico. De hecho, cuatro años después estudió en el Ealing Art School.

Por esos días conoció a Tim Staffell, cantante y bajista que formaba parte de un grupo llamado Smile y en el que tocaban Brian May y Roger Taylor. Freddie era fan de la banda sin imaginarse que muy pronto tocaría con ellos. Era el germen de Queen.

Ya en 1969 dejó la Ealing Art School y compartió departamento con Taylor. Y casi de inmediato Staffell dejó Smile lo que abrió una puerta para Mercury. Con la salida de Staffell también quedaron sin bajista. La vacante fue cubierta por John Deacon con lo que se completó Queen. El resto es una historia que hace más de 40 años la han escrito los cuatro y aunque Freddie Mercury no está físicamente, su esencia se percibirá siempre en sus grabaciones y pronto se apreciará en el cine. Lo de Queen es otra historia.

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