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La también docente estuvo acompañada por una banda de 13 músicos

Dañino evidencia la madurez musical de Jenny Villafuerte

La banda de Jenny Villafuerte  tuvo 4 guitarristas, 3 músicos de vientos, bajista, baterista y 2 coristas.
La banda de Jenny Villafuerte tuvo 4 guitarristas, 3 músicos de vientos, bajista, baterista y 2 coristas.
Eduardo Escobar / El Telégrafo
19 de mayo de 2016 - 00:00 - Rafael Veintimilla Aragundi

Es difícil saber quién disfrutó más del concierto, si el público, Jenny Villafuerte o los músicos que la acompañaron en el escenario. Hubo conexión entre las tres partes y eso era fácil de percibir. Y era la conexión propia de un concierto íntimo, en una sala que albergaba a unas 150 personas, la Zaruma del Teatro Sánchez Aguilar.

Sobre la tarima no era la ‘Miss Jenny’, como la conocen muchos de sus alumnos en la Universidad Católica, donde es docente musical. Muchos de ellos eran sus invitados al show, que empezó a las ocho de la noche con la intervención de dos de sus estudiantes, que luego fueron sus coristas: Diego Chiang y Cristina Alcívar. Acompañados por el percusionista Javier León, solo necesitaron de una guitarra, egg shakers (huevitos) y sus voces que se fusionaban en canciones como ‘Después de ti’ o ‘Así será’.

Jenny apareció 15 minutos después. Sin mayor preámbulo su espectáculo empezó con ‘Tu luz’, una canción que no consta entre las nueve del disco Dañino, que presentó la noche del martes pasado.

Es una canción que a ella le gusta porque le permite expresar su lado espiritual. “No soy religiosa; espiritual, sí. Más que una canción es una plegaria”, aclara a sus seguidores, muchos de ellos desde hace 15 años. Su paso por bandas como Fábrika Jazz, Vam Quartet Jazz y otros proyectos le han permitido ganar dominio escénico, sin perder su esencia, con o sin su guitarra electroacústica.

Aunque el pop predomina en su disco Dañino se identifican sutilmente algunas de sus influencias, como jazz, blues, funk y hasta algo de bossa nova. Las ejecuciones de bajo que tocaba Javier Jeldes sonaban muy funk en ocasiones, mientras que Carlos Bravo tenía destellos de jazz detrás de la batería (con el estilo tradicional de empuñar la baqueta izquierda), más guiños, a ratos, bluseros de guitarras.

Dependía de cada canción que ella cantaba. Había espacio hasta para baladas ‘power’ y hasta con coros gospel, como en ‘Dame paz’, una canción muy especial que se la dedica a su fallecida abuela. “Tenía vocecitas en mi cabeza que no me dejaban tranquila, pues pensaba mucho en que pude haber disfrutado más cosas con mi abuela, pues murió cuando yo vivía en Quito”, le contaba a su público. Por eso fue evidente el desarrollo vocal in crescendo de Jenny en ‘Dame paz’.

En el concierto hubo espacio para lo más íntimo con solo la voz de Jenny y el piano de Francisco Echeverría, uno de sus invitados que solo en una canción desplazó al tecladista Ricky Chica. Otro momento parecido fue cuando ella tocó ‘Mírame’, que tampoco está en el disco y que ha tenido versiones de funk y balada. La del martes fue acústica, con punteo de guitarra y voz.

Hubo tiempo hasta para hip hop con Guillermo el ‘Cholo’ Ríos, quien rapeó con Jenny en la canción ‘Volar’. ‘No vuelvo a decirte que sí’, ‘Dañino’, con la que amagó cerrar el show, e ‘Invierno’ también constaron en el repertorio, que en las dos últimas canciones incluyó la trompeta de Pablo Chérrez, el saxofón de su hermano Fernando y el trombón de Antonio Villafruela. Fue un show que evidencia la madurez musical de Jenny Villafuerte. (I)

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