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El Telégrafo
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Una mirada sarcástica a la falsa perfección de algunos barrios “gringos”

Una mirada sarcástica  a la falsa perfección de  algunos barrios “gringos”
24 de enero de 2012 - 00:00

Tessa Altman (Jane Levy) es una adolescente de 15 años que se siente fuera de lugar en medio de la ficticia Chatwsin, un barrio residencial -quizás ideal para la muñeca Barbie y su Ken-, según la trama de Suburgatory, la serie que ABC estrenó el 28 de septiembre y que para Latinoamérica la transmite Warner Channel   los lunes desde las 20:30.

A Tessa le choca ese ambiente “pelucón” porque está acostumbrada al mundanal ruido de Manhattan donde pasó su niñez y de donde  George (Jeremy Sisto), su padre, la sacó cuando descubrió una caja de condones en la gaveta donde se supone que guarda su ropa interior.

George es un arquitecto casi cuarentón y soltero desde que Tessa nació. Por eso la sobreprotege, según la historia que concibe Emily Kapnek, creadora y productora ejecutiva de Suburgatory, que en su estreno tuvo 9,8 millones de televidentes en Estados Unidos, según la ABC.

Y aunque no lo reconoce, él tampoco se adapta a las parrilladas entre vecinos -de hecho, en el segundo episodio llamado The barbecue- está obligado a preparar el mejor asado de “Barbilandia” o más bien el barrio “The stepford wives” (por relacionarlo con la novela que publicó Ira Levin en 1972, subtitulada para Latinoamérica como “las mujeres perfectas” y luego que se convirtió en dos filmes 1975 y 2004).

Quizás ese proceso de adaptación y la ausencia materna  permiten  que Tessa y George desarrollen una relación que va más allá de la de un padre con su hija adolescente. Más    bien se percibe una relación, hasta cierto punto, cómplice, de amigos.

De hecho, George luce aún joven y establece una química con Dallas Royce (Cheryl Hines), una mujer casi cuarentona que no padece preocupaciones económicas porque su esposo, casi siempre ausente por sus viajes de negocios, la mantiene. A Dallas solo le interesan los clubes “pelucones” y las obras benéficas para figurar.

De paso, luce como la Barbie, con su cabellera rubia,  dientes notoriamente postizos, siliconas y vestidos cortos que, a ratos, la convierten en una especie de hermana mayor de Dalia (Carly Chaikin), su adolescente hija.

Dalia es la típica aniñada y popular del colegio, que viste de fucsia o de faldas con moteados de leopardo, y que se topa con Tessa, quien prefiere botas, jeans, camisetas y abrigos, a veces tipo “post grunge”.
Como Dalia hay muchas en los pasillos del colegio, casi todas con un parchecito en la nariz que denotan la rinoplastia para estar “in”.

Aunque Tessa considera a Chatwsin como el sitio en el purga la condena solo por descuidarse de la caja de condones (ella es quien bautiza al barrio como “suburgatory”, uniendo suburbio con purgatorio), encuentra un aliciente del que ni ella misma se explica, a través de la atracción por Ryan Shy (Parker Young), su atlético vecino, quien -para variar- también es burlón.

Él es hermano de Lisa (Allie Grant), la única que parece encajar en el mundo de Tessa. Lisa es desaliñada para vestirse y por eso es víctima de las mofas que provienen de las  “barbies” colegiales, encabezadas por Dalia.

Suburgatory lleva 12 capítulos al aire en ABC, mientras que en Warner van por el noveno (The Nutcracker), que debía estrenarse anoche con la misma mirada sarcástica a la falsa perfección de algunos barrios estadounidenses.

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