Un cariñoso Luis Miguel llenó el coliseo Rumiñahui
La noche del martes, durante su presentación en el coliseo Rumiñahui de Quito, Luis Miguel demostró que no es como todos lo pintan, cuando lo llaman intocable. Al contrario, mostró a un artista más cercano y cariñoso que durante quince minutos agarró las manos de las fanáticas ubicadas en la primera fila, muy cerca del escenario.
Aquel gesto dejó sorprendidos a muchos de los presentes, en su mayoría mujeres, que acudieron a ver al intérprete -con su “Tour Mundial 2012”-, que regresaba a Ecuador después de ocho años, en medio de la celebración de otro aniversario de su carrera.
Eso mismo lo llevó a dirigirse al público para decirle: “Me siento muy contento de compartir con ustedes 30 años de música y seguir haciendo de los shows una fiesta”. Y eso fue lo que, precisamente, armó cuando después de la presentación del cantante quiteño Daniel Páez, “El Sol de México” apareció en el escenario vestido con un elegante traje, corbata y camisa de color negro, y empezara el recorrido por su repertorio.
Inició con el tema Suave, que cantó apoyándose en su orquesta, integrada por 12 músicos. Después continúo con Decídete, Isabel y la famosísima Cuando calienta el sol.
Ya a mitad del concierto, que duró aproximadamente hora y media, Luis Miguel dejó la formalidad al sacarse la corbata y abrirse la camisa para interpretar su música más antigua. Esa que lo dio a conocer cuando apenas tenía 15 años.
Entre las canciones que también sonaron en su recital estuvieron Con lo bien que te ves, Yo te necesito y Labios de miel, de su último disco, con las que cerró su presentación, que esta noche, desde las 21:00, se vivirá en el estadio Alberto Spencer de Guayaquil.