Aunque su vida está estrechamente vinculada con la música, la inclinación que tiene Ricky Martin por la actuación siempre ha sido algo que estuvo presente. Cuando era un adolescente y no conocía de la fama, que hoy tiene como cantante pop, el boricua solía participar en obras teatrales de su colegio. Y cuando  alcanzó su mayoría de edad fue parte del elenco de las piezas Las Zapatillas Rojas Mamá ama el rock, así como de algunas telenovelas y series de televisión.

En 1995, su interpretación en la obra Jesús, pasión y muerte se convirtió en su pasaporte para realizar en ese mismo año su debut en Broadway con el papel de Mario en el musical Los Miserables. Desde entonces el ex Menudo no volvió a pisar las tablas.

Algo que ha cambiado con el estreno de la obra musical Evita, en la que encarna al personaje del “Che”. Un papel que no tiene nada que ver con el Che Guevara y que simplemente es testigo, de principio a fin, de los pasos de la protagonista Evita –interpretada por la actriz argentina Elena Roger-, cuya historia está basada en la vida de María Eva Duarte de Perón, esposa del ex presidente argentino Juan Domingo Perón.    

Una especie de conciencia, de visión crítica, de objetividad, que humaniza y pone en balanza la figura de una mujer tan amada y repudiada como Eva.

Es un personaje que no se le ha permitido regresar a Broadway, sino a empezar a labrar su camino como actor de tablas. De hecho, el propio artista se atrevió a decir que espera “que este sea solo el comienzo de una vida en las tablas de Broadway. Las dos experiencias que he tenido han sido fascinantes”.

Pero sobre todo ha sido una interpretación que le valió buenas críticas que elogian su trabajo y que lo ponen como la máxima estrella, por encima de la protagonista Elena Roger.

Entre ellas la de la cantante mexicana Thalía, que acudió al estreno y quien definió la actuación de Ricky como algo espectacular “Broadway está a sus pies”.

La agencia El Universal asegura que en Evita, Ricky se mete de lleno en la piel de este personaje. “Una misión titánica al tratarse de una estrella del pop que con su sola presencia acapara todas las miradas y expectativas. Sin embargo, se nota, desde el primer momento, el trabajo escénico, vocal y corporal de Martin que solo se consigue a golpe de esfuerzos y desvelos acompañados, por supuesto, de un gran talento. La actuación de Ricky sobre las tablas del teatro Marquis es emotiva, sobrecogedora, pulida de principio a fin”.