Cinco años tenía el ‘Barbón’ cuando vivió en el campo, en una finca que fue su hogar gracias al trabajo de su padre en un ingenio azucarero. A su memoria vienen las imágenes de las reuniones familiares que se realizaban en ese lugar: mucho ‘chin chin’ de copas, risas, algarabía y, por supuesto, música. 

Tiene en su mente los episodios en que su ‘viejo’ lo alzaba en brazos, lo paraba en una mesa y lo ponía a cantar mientras él musicalizaba su interpretación con guitarra de palo en mano. No era una cosa difícil. Para ese entonces era ya un melómano en miniatura que se desvivía por el tocadiscos de su casa y convulsionaba bailando ‘She loves you’, de Los Beatles.

“Es que jamás faltó la música en la casa”, justifica con algo de orgullo en una entrevista realizada días antes de que parta a Chile nuevamente, a su segunda gira de conciertos en menos de seis meses.

Se llama Ricardo Pita Rendón, y hace poco dio a conocer en medios el álbum ‘Las aventuras de ayer, hoy y siempre’, al que bautizó así por acumular canciones que ha escrito desde hace 10 años y algunas que recién compone y que ahora son su pasaporte seguro a importantes encuentros culturales que en esta ocasión también incluyen a Perú, Argentina y Uruguay entre sus destinos.

Está ya en miras de grabar un nuevo disco, al que bautizará ‘Amuleto’, para una vez concluido el proceso de producción echárselo bajo el brazo y emprender una nueva aventura. De ese trabajo solo adelanta que continuará en su línea folclórica, pero que también incluirá otros géneros.

Es probable también que grabe algo en su estadía en Chile, pero prefiere que esos detalles se queden para cuando empiece la preproducción de este material, para el que ya tiene escritas canciones.

Su historia
Aunque en su niñez recibió de sus padres el amor por la música latinoamericana que lo acompaña hasta ahora maquillada con fusiones que le otorgan a su propuesta un estilo único, Ricardo también tuvo una época de rockero que llegó en la adolescencia, cuando andaba de arriba para abajo con un inseparable tocadiscos digital, metido en su mundo, cantando en bandas colegiales y hasta en los sueños.

Su mamá, Anita Rendón, recuerda bien esa época. Y aunque enfatiza que al igual que sus hermanos, heredó esa esencia musical por sus progenitores, resalta que él siempre tuvo una sensibilidad distinta: “Miraba las cosas como ‘de otra manera’ desde que era niño, pues siempre fue muy tierno, preocupado y muy cercano a quienes quiere”.

El primer proyecto grupal de música inédita que pegó en el mundo under fue ‘Ave’, una onda muy Beatle, Charlie García y Soda Estéreo, que tomó forma en la playa, cuando se fue a vivir con la banda y se dedicó 100% a la música. Con ellos grabó cinco discos hasta que decidieron dejar el proyecto.
La última banda que tuvo fue Niñosaurios, un reconocido grupo guayaquileño de música fusión de la que se apartó de forma paulatina mientras se enrumbaba en su carrera en solitario. El proyecto vivía una pausa y Ricardo, que no entiende de vacaciones cuando de cantar se trata, empezó a probar suerte, al principio ‘solo por seguir cantando’.

Su éxito como solista es innegable. El escalón que ahora ocupa en su trayectoria lleva incluso a su madre a decir: “Él ya se tomó en serio como artista”. En esta etapa volvió a sus inicios. Su música es orgánica, pura. Prescinde de sintetizadores y lleva al oyente a envolverse en ‘trip’ playero, festivo, pero a la vez relajante. Ricardo ahora cumple su agenda en Chile. Prevé regresar a Ecuador en los meses siguientes, para una gira nacional.

Su propuesta
Las temáticas que aborda Ricardo en sus canciones son parte de la vida en general, quien se aproxima a su música, en lugar de encontrar un refugio romántico, se halla con leyendas, con personajes anónimos o con consejos que inspiran a seguir luchando por lo que se desea.

En su primer disco, de 13 temas, constan, entre otras, ‘La monedita’, ‘La negrita grita’, ‘Ojos de elefante’, ‘Despierta’ y ‘Canción para el resto de los días’, del que se desprende la ya famosa frase: “Ya no hay mal que pueda maltripearme”, y que, según él, constituye casi un himno en su vida.

‘Las aventuras de ayer, hoy y siempre’ fue grabado en dos estudios de Guayaquil y se masterizó y reprodujo en Colombia, musicalmente guarda la esencia de este talento: orgánica, es decir, lejos de valerse de instrumentos eléctricos el disco reproduce un sonido acústico en el que Ricardo imprime sus influencias de Los Beatles y del folclore latinoamericano.