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La Oreja de Van Gogh suena más synth pop

La Oreja de Van Gogh suena más synth pop
21 de septiembre de 2011 - 00:00

Durante 15 años el grupo español La Oreja de Van Gogh  se ha caracterizado por sus canciones dulzonas, que antiguamente tenían la voz de la ahora solista Amaia Montero.

Ahora, casi cuatro años después de la salida de ella, la banda oriunda de Donostia-San Sebastián muestra su perfil más synth pop, uno que conduce  a una onda  electrónica, a través de los samplers que utiliza el tecladista Xabi San Martín,  en Cometas por el cielo, su sexto disco, que salió hace un par de días a la venta.

El nuevo disco, el segundo con Leire Martínez, la ojiazul cantante que ocupó la vacante de Amaía Montero, es menos baladista y más energético, con un sonido más bien anglosajón y líricas que abordan con sutileza temas como la homosexualidad.

Precisamente aquello ocurre con la canción Esta vez no digas nada, en la que la voz de Leire invita a un personaje anónimo, y a la vez global, a que libere la carga de su identidad sexual. No obstante, pese a que el mensaje es obvio acerca de este problema social, existen versos ambiguos, que permiten una libre interpretación a los seguidores del quinteto donostiarra.

Lo electrónico se evidencia más en La niña que llora en tus fiestas, el primer ‘track’ promocional del disco. Es una canción que se estrenó en julio pasado con una letra que refleja las confusiones, a ratos depresiones y cambios de estado del personaje que Leira interpreta.

Al escucharla queda nuevamente la sensación de una libre interpretación para el receptor, pues puede tratarse de una decepción sentimental o de  la simple despedida de una pareja tras compartir varias horas juntos.

El sonido menos baladista y más electrónico tiene que ver con el cambio de productor. Nigel Walker dejó de supervisar a la banda y en su lugar trabajó el sueco Simon Nordberg, responsable de trabajos para Britney Spears y otros artistas.

Incluso, la combinación instrumental y vocal conduce  a ratos  también hacia el estilo de los solistas y grupos estadounidenses que forman parte de las factorías de Disney o Nickelodeon. La Oreja de Van Gogh tiene,  quizás, la intención de  atrapar a un público más juvenil.

Aunque el disco se grabó en Recording Studios, de la localidad catalana de Gerona, la masterización estuvo a cargo de otro sueco: Björn Engelman, en Estocolmo. 

Nordberg y Engelman le dan también un toque más rockero al disco, que con Amaia era más balada pop. También fue clave la  colaboración de Xabi San Martín en la composición de los temas con los teclados, Pablo Benegas con su guitarra, el bajista Álvaro Fuentes, y el baterista Haritz Garde. De hecho, este último lleva el peso en canciones como Mi calle es Nueva York, especialmente en su introducción.

El disco, pese a su concepto energético, sí tiene baladas al estilo clásico de la banda donostiarra. Una muestra de eso es la canción Mientras quede por decir una palabra.

Las demás canciones que contiene la versión sencilla del sexto trabajo de La Oreja de Van Gogh son: Días cero, Paloma blanca, Las noches que no mueren, Un minuto más, Promesas de primavera, y El tiempo a solas, mientras que la edición especial del disco contiene tres ‘tracks’ más: Epifanía, Me falta el aire, y Copos de nieve.

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