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Jairo Varela, el temperamental y eterno líder del Grupo Niche

Jairo Varela, el temperamental y eterno líder del Grupo Niche
27 de agosto de 2012 - 00:00

De Jairo Varela Martínez siempre se ha dicho de todo un poco, tanto por su música y, claro, por el presunto enriquecimiento ilícito que hace 17 años llevó a la cárcel al autor de ‘Cali pachanguero’, ese himno de la salsa colombiana que surgió en 1987, mientras la nostalgia lo invadía en Nueva York, según contaba él.

Con su contagiante corito: “Cali pachanguero/ Cali, luz de nuevo cielo...” o los estribillos “que todo el mundo te cante/ que todo el mundo te mime/ celoso estoy pa’ que mires/ no me voy más ni por miles...”, la canción fue apenas un pequeño homenaje a la ciudad que acogió a Varela y la misma que vio nacer al Grupo Niche en 1978, aunque él decía que el verdadero despunte ocurrió tres años después.

Pero si de su personalidad se trata, el líder vitalicio del Grupo Niche que murió el pasado 8 de agosto por un infarto que le causó una caída en el baño de su hogar -irónicamente- en Cali, tenía fama de mal genio.

Durante los 32 años que dirigió a la orquesta que internacionalizó la salsa colombiana tanto como el también extinto Joe Arroyo y el aún sobreviviente Fruko -con sus Tesos-, siempre se caracterizó por su temperamento fuerte que generó fricciones con músicos, cantantes y hasta la propia industria musical, quienes en su momento lo acusaron muchas veces de déspota y prepotente.

El cantante caleño Virgilio Hurtado justifica a Varela. Según él, solo ese temperamento le permitió al Grupo Niche convertirse en la leyenda que ahora es.

Incluso, el mismo Fruko (Julio Ernesto Estrada) coincide con el criterio de Hurtado. “En Barranquilla se baila, en Medellín se baila… ‘Cali pachanguero’ es un tributo a una ciudad linda, llena de cariño, de imaginación. Jairo Varela le ponía música a los colores y fue un hidalgo intérprete de nuestra música. Él fue un gran compañero y colega”, expresó Fruko durante el sepelio de Varela.

Ocurrió que en 1987, en plena Feria de Cali y con la orquesta en la cúspide, los integrantes le renunciaron al unísono tras reclamos laborales y diferencias por su férreo y hasta polémico estilo de dirección.

Varela llamó a nuevos músicos y prosiguió con su historia artística  con el disco ‘Tapando el hueco’.

Otro de los rasgos en la personalidad de Varela, quien nació el 9 de diciembre de 1949 en Quibdó (departamento de Chocó), fue su tenacidad para reponerse en momentos difíciles como en esa feria caucana.

Con Varela como timonel, ese barco llamado Grupo Niche -nombre tomado por el tono de piel propio de los afrodescendientes- siempre se mantuvo a flote, pese a la salida de músicos y cantantes.

A finales de 1990 se retiró Tito Gómez, el cantante puertorriqueño que marcó una época exitosa en la orquesta. Con él también partió el pianista Álvaro Cabarcas, el popular ‘Pelusa’, otro ‘histórico’ miembro del Grupo Niche. Varela no se hizo mayor drama y fichó a una joven voz bogotana, integrante de los Alfa Ocho: Carlos Alberto Cardona.

Los resultados confirmaron el buen oído del exigente Varela y Charly Cardona triunfó con su estilo romántico a través de las ahora clásicas ‘Por retenerte’ o ‘Una aventura’.

En la última década sucedió lo mismo con la exitosa dupla de Javier Vásquez y Willie García, quienes se retiraron con varios músicos para conformar Son de Cali. Una vez más el director reclutó a nuevos músicos y voces como Mauricio Castillo (ahora solista), Elvis Magno, Eddie Saa y Julio López, los más contemporáneos.

Aunque el artista chocoano era temperamental y demasiado exigente, curiosamente no tuvo formación musical académica porque no sabía leer partituras ni componía los arreglos de su orquesta.

Su talento para tocar instrumentos era natural. Pero aún así, con esta falencia -que muchos le criticaron-, logró convertirse en uno de los pocos directores que siendo empírico pudo liderar y mantener vigente durante más de tres décadas a su orquesta y posicionarla como una de las más importantes de Colombia.

Su primer contacto con la música se produce a los ocho años de edad en su natal Quibdó. Heredero del talento de su abuelo materno Eladio Martínez Vélez, un conocido comerciante antioqueño. De él aprendió a entonar la guitarra, el bongó, las maracas y un güiro, suficiente para formar su primera agrupación: La Timba, que participaba en comparsas, en el barrio Roma.

Con don Eladio tuvo una relación muy estrecha porque de él también conoció la ebanistería y mecánica. Su lazo fue tan fuerte al punto de que Varela sentía su presencia espiritual durante sus presentaciones o en la intimidad de los hoteles cuando estaba de gira.

De su madre, Teresa Martínez, sacó la habilidad para escribir. Ella se dedicó a la literatura, convirtiéndose en poetisa. Para Varela fue un soporte porque desde su niñez siempre sintió su respaldo para desarrollar su vocación.

Muchos decían que él también era un poeta, pero respondía: “Si ser poeta es tratar de darle verbo a la frase, o de pronto, adornar una metáfora, a lo mejor lo soy. Mi madre sí lo era porque conocía de mitología griega y otros temas”.

En una de sus múltiples entrevistas en vida, el exlíder del Grupo Niche, decía: a los 8 años me regaló una guitarra con el poco dinero que había. Imagínense hizo el esfuerzo de su vida para darme ese regalo”.

Como antecedente a la creación del Grupo Niche, el conocido miembro de ese tridente -según los expertos- de la salsa colombiana (con Arroyo y Fruko), abandona Quibdó en 1970 y con su familia se traslada hacia Bogotá. Para entonces componía sus primeras canciones: ‘Díficil’ y ‘Atrato viajero’.

Ocho años después surgió la orquesta que prácticamente ‘inmortalizó’ su nombre con músicos caleños y chocoanos. Desde entonces, Varela figuraba como director.

Durante sus primeros seis discos también fue cantante. Aquello quedó registrado en trabajos como ‘Al pasito’, ‘Triunfo’, ‘Me huele a matrimonio’, ‘Niche con cuerdas’, ‘Niche historia musical’ y ‘Sutil y contundente’.

Como Varela había heredado el talento para negociar que tenía su abuelo Eladio, en 1981 logró un contrato con la disquera Codiscos que los afianzó en los escenarios cafetaleros e incluso a convertirse en la primera orquesta de Colombia que tocaba en el Madison Square Garden de Nueva York, cinco años después.

Se venía Europa. Una gira por el Viejo Continente, a través de países como Francia, Reino Unido, Suiza, España, fue su cúspide con gran aceptación de los latinos residentes en tierras europeas.

Aunque en los escenarios obtenía reconocimiento, muchos no se convencían de que un hombre de raza negra tuviera tanta plata en Colombia, a menos que esté involucrado en algo ilegal.

Por eso en 1995 fue detenido en el aeropuerto Alfredo Bonilla Aragón, de Cali, y luego condenado a 66 meses de prisión por supuesto enriquecimiento ilícito.

Tras componer 35 canciones durante su cautiverio, Varela fue liberado en 1999 y dos años después trasladó a Los Niches a Miami.

“En los 352 días que estuve en la cárcel los dediqué a estudiar la historia del negro en América, y de ahí surgió el tema ‘Cimarrón”, relataba.

El trajín de vivir de gira en gira y su adicción al cigarrillo mermaron su salud, eso se reflejó en una dolencia cardiaca que le detectaron en 2007. Al final fue eso lo que silenció al exlíder del Grupo Niche de quien sobran las historias

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