Una vez más la leyenda de Drácula es llevada al cine y esta vez bajo el nombre de ‘La historia jamás contada’. Hasta aquí el director Gary Shore tiene razón. Pocos conocen la verdadera historia de Vlad Tepes, el hombre que inspiró al escritor irlandés Bram Stoker a crear al ‘chupasangre’ más famoso de la literatura (Drácula, 1897).

La propuesta de Shore hace énfasis en que Tepes es considerado un ‘héroe’ nacional en Rumania. Y aunque parezca difícil de creer, lo fue, pero no por los motivos “casi mitológicos” que plantea el filme que ayer se estrenó en las salas de cine del país.

Según la película de Shore, Tepes (Luke Evans) es un buen hombre, padre de familia protector y amoroso. Lucha para evitar la invasión otomana (imperio turco) y vendió su alma al diablo para conseguir poderes sobrenaturales que lo convirtieron en un líder sanguinario. Este personaje mantiene una lucha interna entre su bondad y crueldad, entre la compasión y la frivolidad.

Esa propuesta dista mucho del Tepes real. Fue un guerrero y en 1456 era considerado el más duro de todos los gobernantes de la Europa Oriental. Su infancia fue marcada por el cruel asesinato de sus padres y los 17 años que pasó cautivo en manos otomanas.

Retomó el principado de Valaquia tras su escape y emprendió una campaña sanguinaria contra quienes intentaban invadir su comarca.

Odiaba a los ladrones, traidores y adúlteros. Fue muy radical con sus enemigos, a quienes asesinaba a través del empalamiento. Consistía en introducir un palo (3,50 m) por el recto y dejar que su víctima muera desangrada.

Según relatos históricos rumanos, Tepes era temido también por otras diferentes torturas como la amputación de ojos, nariz, orejas, genitales y pechos, más estrangulamiento y hoguera.

Varios escritores del siglo XVI reseñan episodios tan crueles como la purga de pobres, prostitutas y cristianos en Transilvania (pueblo en donde vivió). El príncipe rumano los reunió a todos y les ofreció un banquete y bebidas. Cuando todos dormían los incendió. Con esto se libró de los pobres de la comarca.

Otros de los episodios más atroces que atribuyen al ‘empalador’ -como le decían- es el haber abierto el vientre de una de sus amantes cuando ella le aseguró que estaba embarazada porque quería ver cómo era el fruto de sus entrañas.

Aún así con toda la barbarie, Tepes es considerado un héroe rumano, incluso un santo por haber impedido la invasión turca. De hecho, en el retablo mayor de la iglesia de Santa María en Viena (Austria)  hay una pintura que recrea un episodio de su vida y es venerada por muchos.

Todas las leyendas que se le atribuyen, ciertas o no, inspiraron al irlandés Bram Stoker para escribir Drácula, de manera epistolar. El nombre de Drácula proviene de Vlad Draculea  o ‘Vlad, el Hijo del Demonio/Dragón’ que era el que Tepes poseía en la corte militar.

Desde la publicación del texto se han editado cerca de 300 obras inspiradas en el personaje y en cada una de estas se le ha agregado poderes como el control mental, transmutaciones a murciélago, el esfumarse entre la niebla, retroceder el tiempo y más. Otras características es que no puede reflejarse en un espejo.

Las formas de contrarrestar sus poderes también son diversas. Por ejemplo puede morir con una estaca clavada en el corazón, decapitado, quedarse inmóvil frente a la luz del día o ante una cruz. El Drácula de Stoker es relacionado con Tepes porque este último bebía la sangre de sus víctimas empaladas.

Todas estas características han variado en sus 170 adaptaciones cinematográficas. La primera fue ‘Nosferatu, el vampiro’ (1922), bajo la dirección de F. W. Murnau y en pleno apogeo del cine mudo.

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Otro grupo de películas sobre este conde ficticio son ‘Drácula’ (1931), que dirigió Tod Browning y protagonizó Béla Lugosi. De hecho, la biblioteca del Congreso de Estados Unidos incluyó esta película en el registro oficial de filmes históricos en el año 2000.

Otras adaptaciones son ‘La zíngara y los monstruos’ con John Carradine (1944), ‘Drácula: Príncipe de las tinieblas’ con Christopher Lee (1958), ‘Drácula’ con Frank Langella (1970), ‘Nosferatu, el vampiro de la noche’ con Klaus Kinski (1972), ‘Drácula de Bram Stoker’ con Gary Oldman (1992), ‘Entrevista con el vampiro’ con Brad Pitt y Tom Cruise (1994) y ‘La sombra del vampiro’ con Willem Dafoe (2000).

Los colmillos del hombre vampiro captaron la atención de los niños en 1972 cuando la serie Plaza Sésamo incluyó al ‘Conde Contar’, mientras que los adultos rieron con Leslie Nielsen (1995) en ‘Drácula, un muerto muy contento’ bajo la mirada de Mel Brooks o el Abuelo de la serie Los Munsters (1964-1966).

Desde 1997 ‘Buffy, la cazavampiros’ con Sarah Michelle Gellar (derivada de la película homónima de 1992 con Kristy Swanson) invadió la televisión. Esta serie marcó una generación de actores y rompió récords de audiencia en el mundo.

En 2008 apareció ‘True Blood’ y al año siguiente ‘Vampire Diaries’, series que se contagiaron de la ola de vampiros contemporáneos que se adueñaron de la industria cinematográfica tras la adaptación de la novela ‘Crepúsculo’ (Twilight) de la escritora  Stephenie Meyer (2005).  

Y si bien es cierto, esta saga no mostró al ‘Conde Drácula’, tomó aspecto de él para “refrescar” la imagen del hombre vampiro. Lo mostró cotidiano, humanizado, romántico y hasta cursi, para muchos de sus detractores.

Shore es uno de ellos. Según él, su película busca reivindicar a este personaje. En una entrevista con el magazine Movieviral, el cineasta expresó su malestar por el sentido que la saga juvenil le ha dado a Drácula y considera que estas historias “estarán presentes 20 años después y poco a poco se olvidarán de Bram Stoker”.

“Quise mostrar al Drácula histórico con algo de ficción. Mostrar sus orígenes y la sicología oscura que lleva en su interior, esa criatura que todos llevamos debajo de la piel”, finaliza el cineasta que ‘resucitó’ a un siempre vigente Drácula.

Sin embargo, la producción de Shore ha recibido críticas desfavorables como la de Frank Scheck de Hollywood Reporter. “Haciendo su debut, el director Gary Shore muestra poco estilo para las secuencias de acción. El guión de Matt Sazama y Burk Sharpless parece decidido a proporcionar una Maléfica y dar un giro revisionista que es difícil de creer para esta figura heroica y simpática”.