Hace 18 años a Leonela Quezada la conocían en los escenarios como la ‘Thalía ecuatoriana’. Las canciones que le gustaban eran las de la intérprete mexicana y otras de género pop propias de una entonces veinteañera.

Pero un viaje breve a España y el nacimiento de su hijo Dylan, producto de una relación con un hombre llamado José Buenaventura, la obligaron a dejar los escenarios. Ella esperaba que de una u otra forma el pequeño Dylan siguiera sus pasos, pero durante la niñez de él lo que le atraía más era escribir.

“Mis padres creían que yo me convertiría en un escritor. Siempre me inventaba historias que plasmaba en cuadernos, en lo que sea. Creo que tengo mucha imaginación y esa es la forma en que siempre me ha gustado expresarme”, dice Dylan Buenaventura Quezada, quien a sus 17 años ya tiene un par de canciones de género urbano con ascendente acogida.

La más reciente se llama ‘Que no pare la fiesta’, que pese a ser urbana, tiene estructura tropical. De hecho, su intérprete la describe más como un pop latino. Dylan no habla mucho cuando conoce a alguien, más bien solo lo necesario. Poco a poco va soltándose luego de ganar confianza. Dice que es análitico, aunque reconoce que su carácter es tímido.

Su actitud en el escenario es muy opuesta a la vida cotidiana. Ahí se puede percibir a un Dylan muy desenvuelto. Ese dominio escénico se evidencia en el video de ‘Que no pare la fiesta’, que tiene algo de reggaetón, pero también deja entrever influencias de intérpretes como los venezolanos Chino & Nacho, a quienes reconoce como referentes. Es más evidente aún ese estilo en el video, porque su director es también venezolano: Luis González, fundador de LG Producciones.

Según Dylan, la historia que relata el clip de 3 minutos con 54 segundos y que tiene cerca de 15 mil reproducciones es acerca de un adolescente que durante una fiesta se siente atraído por una chica. Ella le corresponde, pero a su manera, y como parte de su coqueteo le huye. Su idea es ver hasta qué punto él está interesado en ella y luego ir cediendo poco a poco.

Su protagonista la busca en todos lados, en una piscina, en una sala, pero ella se aleja y trata de ocultarse. Pero como la historia se desarrolla en una fiesta, el bullicio es tal que los vecinos llaman a la Policía.

Los gendarmes llegan justo cuando Dylan encuentra a la chica que le atrae. “Parecería que la fiesta terminaría con la presencia de los policías, pero ocurre todo lo contrario. Ellos se unen a la fiesta. Eso encaja con el título de la canción”, revela Dylan, quien se confiesa como fan de Enrique Iglesias y Reik.

‘Que no pare la fiesta’ nació hace nueve meses. Dylan, quien aprendió a tocar guitarra en el colegio, la escribió y compuso las notas de la canción para entregárselas al productor Gonzalo Navarrete, de EGD Producciones, con quien la grabó en Santo Domingo de los Tsáchilas, la ciudad natal del intérprete.

La grabación de ‘Que no pare la fiesta’ fue hace siete meses en su ciudad y en Bogotá, Colombia. La masterización se realizó en Miami, Estados Unidos, y estuvo a cargo de Boy Wonder. Anteriormente Dylan había promocionado ‘Mi vida junto a ti’ (2015), mientras que su debut fue con ‘Enamorado de ti’ (2014).

Aunque inicialmente solo escribía, Dylan descubrió su pasión por el canto cuando tenía 11 años y estudiaba en el colegio Julio Moreno Espinoza. Ahí conoció a un maestro que le propuso formar una banda con canciones de Leo Dan y otros.

Con Music Sound perdió el miedo escénico y tocó en el coliseo del colegio ante 2 mil personas. Luego estuvo en Bajo Cero, un grupo de rock latino, hasta que se independizó e inició su actual carrera de solista. (I)